jueves, 31 de octubre de 2013

DOS RATONES.


Gordon Allport escribió que tener un prejuicio es estar «absolutamente seguro de una cosa que no se sabe».

No sólo sucede con los prejuicios, los celos también tienen algo de eso.
Seleccionamos la información de tal manera que sólo percibimos aquellos datos que corroboran nuestro prejuicio, por lo que se vuelven crónicos. La obstinación en el error es su marca de fábrica.

Un ejemplo: dos ratones contemplan desde la encimera de una cocina un objeto que hay encima de la mesa. «Es jabón», dice Tomás , ratón de biblioteca, especialista en  Tratamiento y Gestión de Basuras Documentales, emprendedor, práctico, realista y, sobre todo normal. «Es queso», responde el otro. «¡Es jabón!». «¡Es queso!». Hartos de la disputa deciden bajar a comprobar de qué se trata. Tomás le da un bocado a la materia de la discordia y sentencia: «Sabe a queso, pero es jabón».
Pues eso, que no hay nada que hacer.

miércoles, 30 de octubre de 2013

MOTIVADOS


Estar motivado significa «tener ganas de hacer algo».
El problema es conocer el secreto de la motivación, porque no a todos nos mueve lo mismo...
- ¿Rezamos una parte? 
- ¡¡¡Sííííí!!! 

Ahí tenemos un tío motivado. 

Tuve un jefe recién nombrado que a los dos días nos escribió un mail a la peña...
Mañana tengo reunión con el comité directivo, tenéis alguna idea que pensáis puede ser interesante aportar para mejorar el equipo?”.
Me reenvió ese mail un compañero “¿tenéis alguna idea, chicos?...¡típico de nuevo!:no se entera”.
Claramente desmotivado.
Las personas apáticas que no se interesan por nada, esas que no reaccionan ni al premio ni al castigo, son todo un reto. Con frecuencia decimos: «Es un vago» o “es un vago de cojones”, pero esto es utilizar el descabello como diagnóstico descabellado. 
Una persona normal no es vaga. Influencias temperamentales, problemas de salud —asma—, dificultades de encaje con otros , asuntos familiares, y otras muchas cosas, están en el origen de esa pasividad. 
Muchos no están donde deberían estar. 
En Peñalba, un colegio, conocí un profesor que daba clases de inglés, de religión y de lengua en 2º de bachillerato, en la Eso, y en 3º de primaria. Verle andar era un poema: el profe de la triste figura. Parecía un maula...¿pero quién es capaz de pasar mentalmente de una clase de bachillerato a una en primaria en un minuto?. 
Claro, estaba jodido, y con razón. 
Hace años, Erich Fromm publicó un curioso artículo titulado «¿Es el hombre perezoso por naturaleza?». Respondía tajantemente que no. El hombre disfruta con la acción. 
Sin embargo, hay gente que le han enseñado a ser un holgazán, por ejemplo, cuando se reciben premios sin necesidad de esforzarse. Coincide,además, son personas que no saben hacer nada. 
Yo lo he vivido con gente que resulta muy atractivas a los demás y no se sabe por qué. 
Son esos que reciben atención y alabanzas continuamente con independencia de cualquier esfuerzo que puedan poner de su parte. Siempre caen de pie. Siempre caen bien. Siempre se les perdona todo. Si una persona muy atractiva percibe que el refuerzo no depende de su conducta, entonces piensa ¿por qué esforzase para obtener la atención de los demás? ¿Por qué esforzarse por ser aceptado? A pesar de lo que puedan hacer, siempre caerán bien a los demás y siempre obtendrán recompensa de ellos. 
Es injusto, pero es a así.

martes, 29 de octubre de 2013

TEST DE INTELIGENCIA


En el colegio de los jesuitas donde estudié apareció un psicólogo que se empeñó en hacernos unos test para demostrarme, una y otra vez, que yo era idiota.
Después he vivido con unos cuantos de estos y descubrí que les gustan mucho hacer baterías de test porque los idiotas eran ellos. Recuerdo en especial un psicópata de nombre Víctor, más raro que andar con xanclas patrás, y tonto seriote de esos que van paseando su cráneo con la barbilla por encima de la frente.
Los test me angustiaban terriblemente. El solo hecho de ver al padre Emiliano en el aula para pasar un test me producía un ataque de pánico. Para mí, el juego de los test estaba terminado antes de empezar. No daba una respuesta válida. Me ponían nervioso las series, el cronómetro... Y la peña emocionada con los resultados, y yo mirando la primera casilla a ver qué cojones de figura le tocaba a la serie.
A los pocos días te llegaba a casa un informe absolutamente impersonal donde daba unas indicaciones a las familias que producían gran cague.
Nadie espera demasiado de un imbécil. No cabe duda de que mis profesores no esperaron mucho de mí. Y yo me hice a la idea de que era tonto. Así que repetí tercero, y sexto, que es lo que hacen los tontos de verdad.
Con los años descubrí que los test no son útiles para evaluar las capacidades de la inteligencia en la vida real.
O sea: supongamos que un muchacho tiene una alta puntuación en los test de inteligencia, pero es influenciable o perezoso o egocéntrico, asuntos que no son relevantes para el test. Imaginemos que utiliza su inteligencia para meterse en problemas. Descubre que puede engañar con facilidad. Falsifica las notas introduciéndose en el ordenador de la escuela. Es expulsado. Se une con una pandilla de peña nada recommendable poco inteligentes, a los que puede manejar con facilidad. A los veinticinco años está con el barco en las piedras.

¿Qué debemos pensar de su inteligencia?
¿O nos hemos olvidado de una generación de jóvenes muy brillantes que acabaron destrozados por la droga, a la que se habían acercado como a un mito cultural. ¿Qué relación había entre los resultados en los test de inteligencia y su recorrido biográfico?
Pues bien, supongamos que ese niño tan inteligente soy yo, sólo que en los tests no daba una...pero era influenciable y perezoso y egocéntrico, utilicé mi escasa inteligencia para meterme en problemas. Descubrí que podía engañar con facilidad. Falsifiqué las notas . Fui expulsado.
Me salvó que en un cruce de caminos, a los 16 años, y gracias a la expulsión del colegio, a la que me referí hace unos días, me encontré con una pandilla de buena gente. Eso me salvó.
Esto de la inteligencia es un camelo. Un individuo muy inteligente puede tener, al mismo tiempo, una personalidad estúpida, criminal, inhumana... parece más importante hablar de «personalidades inteligentes», es decir, de las que se comportan inteligentemente.

Para eso no hace falta ser inteligente, basta que tengas buenos modelos que valga la pena seguir.

lunes, 28 de octubre de 2013

EL GATO.



Termino de leer “El gato” de Simenon y no puedo menos que aconsejaros su lectura. 

De lo mejor que he leído.

La verdad es que Simenon escribía con una sencillez que admira. Presumía de no emplear más que dos mil palabras en sus novelas , las dos mil palabras que usamos en una conversación informal. 

Simenon declaró en una entrevista que si en su historia estaba lloviendo él escribía “llovía”, simplemente, y no “las gotas de agua repiqueteaban en los cristales de la ventana”. Describe los objetos con palabras del lenguaje corriente. 

Probablemente el tubo de una estufa de hierro tiene un nombre, pero a Simenon no le interesa demostrar al lector que lo conoce. Es cierto que se permite decir que la estufa ‘ronca’, pero el resto del mundo se comporta con perfecta normalidad: el reloj marca la hora, la chaqueta cuelga de un gancho y el carbón se echa a paletadas. Sin embargo, mediante la acumulación de sencillas descripciones y de frases cortas con verbos que todo el mundo usa, es capaz de crear ambientes y atmósferas envolventes, como reconocen sus críticos y disfrutan sus lectores.

En “El gato” la atmósfera se hace irrespirable por momentos. 

Simenon se esfuerza en la tarea de desaparecer de sus novelas adjetivos, adverbios y “cualquier otra palabra que esté allí para causar un efecto”. 

Escribía cada novela en unos diez días, un capítulo por jornada, y después dedicaba otros tres días a revisar, a cortar, a descubrir cualquier belleza literaria para eliminarla sin piedad: “ya sabes, si descubro una frase hermosa la quito”. Tal vez ese sea el secreto que explique por qué al leer ciertas novelas de Simenon sentimos que hemos entrado en un mundo ajeno pero no somos capaces de descubrir en qué momento o de qué manera se ha producido este pequeño milagro.

Lo que sobrecoge de “El Gato” es que detrás del señor Bouin y Margarite aparece Simenon. No está describiendo dos seres patéticos. Son él, su madre, o esa Nelly, su ideal de mujer : la puta de buen corazón que no hace preguntas. 

Hace unos años se publicaron las obras completas del Comisario Maigret, que se comercializaron los fines de semana en un coleccionable de un semanario dominical.

Los compré todos. Y desde entonces soy muy de Maigret. Hoy descubrí a Simenon, el de las novelas que él llamaba “duras”. 

“El gato” no es una novela negra. Es un novelón que te atrapa, con una intriga que no sabes cómo va terminar.

¿De qué trata?: del amor, del desamor, de la rutinas compartidas, del odio, de la crueldad, de las parejas de conveniencia, del miedo, de la fragilidad, de la fe sin amor, del sexo sin preguntas, de un gato, y de un loro.... 

De ti y de mi.

domingo, 27 de octubre de 2013

EL PROFE CABRÓN.


Hablo con un antiguo alumno y me echa en cara que en su formación hubo mucho de ideales, de valores, de religión, de ser “un buen chico”, de normas morales, y muy poco de eso que llaman “hacer hacer”, o “hacer que hagas”.
- Gran parte de los esfuerzos en vuestra formación eran sobre teorías, mucho rollo, y mucho elitismo moral...luego llegabas a la universidad y comprobabas que el tío de al lado, que vivía con la novia y pasaba de tu historia, como amigo, era cojonudo. Te daba mil vueltas.
No le falta razón: las soluciones más inteligentes son las más costosas. Adelgazar es una solución óptima para un obeso. Y estudiar lo es para un estudiante. Sin embargo, lo agradable es comer y jugar al fútbol. Entrenar es arduo, pero jugar bien es maravilloso. Esquizofrenia normal en la naturaleza humana: a un lado la cabeza y al otro el corazón.
Muchos de mis antiguos alumnos tenían mucho corazón pero ,¡ay!, daban poco el callo.
Hay comportamientos que sabemos con seguridad que son los más inteligentes, los que nos convienen más, y que, por desgracia, nos resultan desagradables. Rezar, confesarse, ir a charlas, atender una catequesis, son cosas muy bonitas, pero se chapa poco. Eso lo hace cualquiera.
La clave son los hábitos.
Los hábitos vienen en nuestra ayuda. Nos permiten realizar con facilidad —o al menos con más soltura— lo que sin ellos sería un costoso empeño. Yo tengo pocos hábitos arraigados, y bastantes me vienen de casa, por ejemplo, no me cuesta nada madrugar, tampoco leer, y escribir: no me suponen ningún esfuerzo. No tengo el hábito del orden, y eso me lleva de culo.
Y si tengo el hábito de cumplir la palabra dada al final las cosas van mejor (pienso en críos que dejan de asistir a los entrenamientos de fulbito “porque el entrenador no me saca a jugar”, y deja colgado a su equipo... Tradicionalmente se han llamado virtudes a los hábitos que facilitan la puesta en práctica de las soluciones más inteligentes para nuestros problemas.
En los colegios donde estuve  quizás el mayor fallo a nivel global era la falta de exigencia a la hora de hacer cumplir los deberes, y la excesiva condescendencia con la debilidad de los alumnos.
El profe cabrón no estaba bien visto.

sábado, 26 de octubre de 2013

LOS APEGOS


Ayer dejé pendiente los apegos.
Los entiendo, ¡son tan humanos!, ¡pero pueden ser tan mentirosos.!
Son relaciones psicológicas que nos enlazan, o imantan, profundamente con otra persona o con determinado tipo de experiencias o de objetos.
Los he conocido en mi enfermizos, sobre todo en la adolescencia y primera juventud. Nunca en la niñez, jamás en la familia. En eso somos unos “despegados”.
Los descubrí en mi al verlos en otros. Y esa comparación me hizo ver lo ridículo de algunas relaciones que yo tenía.
Por ejemplo, comprobar una especie de “enamoramientos” que hacían que un sujeto se viese obligado a estudiar al lado de otro, de rezar a la misma hora, de comer y cenar a su lado, de acompañarle a comprar, de jugar su deporte, en fin...una cosa muy rara. El apego era sentimental, obsesivo, muy fuerte.
En la ascética se le llama “amistad particular”...pero se podría llamar de otra manera, menos fina...era una frontera muy difusa, y que más de uno cruzó. Y no digo más.
A veces son difíciles de explicar estos apegos.
Conocí de cerca dos casos de matrimonios mal avenidos, muy desdichados- sobre todo ellas, que recibían unas broncas humillantes y profundamente hirientes de sus esposos. Auténticos maltratadores. Se podría esperar que la muerte de uno de ellos sería vivida por la otra como una liberación, pero ocurría con frecuencia lo contrario: el superviviente humillado se sentía acometido por una gran tristeza y desconcierto.
Lo que se rompió fue una relación de apego —que no tiene nada que ver ni con el amor ni con la felicidad—, una dependencia para vivir. Después de recibir durante años broncas, y tratarla a coces, y de malos modos, ahora que la fiera no está, lo echa en falta. ¡Tendríais que ver cómo le lloraban años después del fallecimiento!...
- ¡Ay, mi Alfredico!- lloraba desconsolada X mirando una foto de Alfredico y besándola con pasión (que en vida fue un maltratador y un putero impenitente)...¡me dejaste cuando mejor íbamos a estar!, ¡Alfredicoooo!
Alfredico cascó de un infarto a los 64 años, a un año de su jubilación, dejando a la señora bien puesta.
Pero X había perdido, además de su dignidad y otras cosas, el sentido de su vida que era, precisamente, sobrevivir en una situación hostil. Estaba apegada a su hijo de puta particular.

viernes, 25 de octubre de 2013

TRES FUERZAS.


Siento en mi tres fuerzas que distingo muy bien y que tiran de mi ,a veces, en distintas direcciones: los impulsos, los sentimientos y los apegos.
Por ejemplo, el amor muchas veces me asaltó como un deseo. Bastaba un vistazo para encender una primera pasión con un fuego que me devoraba. Era un impulso, que en ocasiones se convertía en un apego y que iba acompañado de sentimientos variados, unos agradables y otros desagradables.
Con frecuencia esa pasión se sexualizaba con una rapidez que me asustaba. Siempre he tenido un interior atormentado moralmente en estas cuestiones.
Si esa locura iba acompañada de sentimientos negativos — inquietud, miedo, irritación, remordimientos - lo normal es que esa pasión desapareciera.
Si por la parte contraria se daban celos y/o posesiones extrañas, aquello saltaba por los aires.
En todo caso, en ocasiones, se mantenían las ligaduras del apego por no querer dar pena. O por costumbres pactadas sin compromisos.
Pero todo eso era “impulso”: La sed, el hambre, el deseo sexual, el afán de poder, la necesidad de ser amado, pertenecen a este nivel. Al menos para mi.
La otra fuerza era la “ sentimental”. Surgía cuando hacía balance consciente de la situación en que me encontraba, del modo como estaban funcionando mis deseos o proyectos en contacto con la realidad. Entonces, si lo que sentía era satisfacción, calma, alegría , algo me decía que iba bien.
Manu fue la primera mujer con la que sentí, casi por primera vez, esos sentimientos.
Y lo supe porque no hubo pasión , ni sexo desbocado. Hablábamos, y hablábamos, y tomábamos cerveza, y hablábamos durante meses hasta que amanecía en Valladolid.
Manuela fue otra cosa.
Mañana, los "apegos".
 



miércoles, 23 de octubre de 2013

TRES ENTRADAS, TRES VECINOS (Y FIN)


Me gustó mucho la película Billy Elliot, donde cuenta el caso de un niño que tiene una gran sensibilidad y talento para la danza (le dieron esas cartas al nacer), y desea ser bailarín (para ello esa personalidad debe aprender). Pero vive en un poblado minero del norte de Inglaterra, donde la danza parece una ocupación de niñas y, por lo tanto, Billy, en ese mundo de machos es un maricón si quiere dedicarse a eso.
Hay circunstancias en la vida que influyen mucho en algunas personas. Tanto, que la capan de por vida...o no, son capaces de superarlas.
Me vienen a la cabeza algunos lectores que , estoy convencido, de ser ellos padres de Billy Eliot, el crío , o se queda de “nenaza” de por vida, o los manda a la mierda y se echa el mundo por montera.
También conozco algún Billy que , por no contristar a sus padres,o por el “qué dirán”, en fin, por las circunstancias que se dieron en sus vidas, se han quedado en tierra de nadie.
Hay personas con un carácter dominante- las hay más agresivas, pesimistas, generosas...- pero sabemos que el modo de comportarse depende en parte de las circunstancias. Es decir, la personalidad hace que en unas situaciones nos comportemos de una manera y en otras de otra.
En unas circunstancias somos audaces y en otras tímidos. Si te mueves en entornos muy competitivos, es fácil que acabes asimilando esos modos. Tú , con esas cartitas que te han dado, jugarás a ser tan hijo de puta como el que más.
El tema tiene miga.
Por ejemplo, los toxicómanos. ¿Hay personalidades más vulnerables que otras? ¿O es la situación la que determina las adicciones?. Yo, lo tengo claro, si en vez de “pitar” de numerario a los dieciséis años hubiese vivido de un modo distinto, en ambientes más liberales,hubiese sido pasto de muchas adicciones y de historias muy feas. Porque a mi el entorno sí me influía.
Hasta que un día, después de años, y con más conocimiento de uno mismo, tu personalidad ya no depende del ambiente. Eres tú el que puedes vivir en cualquier ambiente que decidas libremente. Eres capaz de adaptarte a las circunstancias.
Pero en mi caso, tuvo que pasar mucho tiempo para que la nave despegara de ese planeta, de esa atmósfera, de esa ley de la gravedad.
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"Está lloviendo mucho". (Respuesta de Rajoy a la pregunta sobre la sentencia de Estrasburgo). A éste hijo de la gran puta las circunstancias le importan una mierda.
¡Te vas a enterar la que te va a llover en "usties".  




martes, 22 de octubre de 2013

TRES ENTRADAS, TRES VECINOS (II)


Yo no tengo hijos, pero observar los de los demás me parece algo entre maravilloso y misterioso. Gerardo,Paula, Diego, mis vecinos recién venidos al mundo...
¿Yo he sido así?”- me pregunto viendo a esos enanos. Los tres se parecen, pero basta que haya pasado un año, y las diferencias son notables.
Cuando nacemos encontramos que hay una personalidad que nos ha sido dada. Es la matriz personal, genéticamente condicionada. Es el juego de cartas que la vida ha repartido. Nos han tocado ésas. ¿Son buenas?, ¿son malas?...son esas.
Quizás la peor carta es que el niño tenga unos padres así, o una madre asá, o un padre no sé cómo. A lo mejor no.
Pienso en un señor como Tomás López Pizpireta que, visto lo visto aquí, después de años comentando a diario su peculiar y estúpida manera de ver la vida, tan infantil, con cincuenta añazos el hombre, tiene que ser, como padre y esposo, insoportable. No hay día que no siga eliminando sus comentarios (que no se le lea no significa que el enfermo siga erre que erre).
Eso se comprueba con un poco más de tiempo. Cuando se forma la “personalidad aprendida”. El carácter. Sobre esa base que nos ha sido dada aprendemos y desarrollamos una forma de ser: afectos, virtudes, miedos, creencias...Sin duda son muy estables, pero son aprendidos.
Y con más tiempo aún, parece que podemos alcanzar una personalidad elegida: es el modo como una persona concreta en una situación concreta se enfrenta o acepta su carácter y juega sus cartas. Ésas que te repartieron al nacer.
Incluye el proyecto vital, el sistema de valores, el modo de desarrollar ese proyecto en esa circunstancia.
En esa “personalidad elegida” estamos todos, y depende de ti en qué proyecto vital estés embarcado. Hay mucha gente que aún no ha elegido qué viaje, y en qué compañía, debe realizarlo. No se ha cuestionado absolutamente ninguna de sus creencias y valores.
Por eso me gusta tanto escribir que “hoy, en algún lugar de este mundo, alguien está quemando las naves”.

lunes, 21 de octubre de 2013

TRES ENTRADAS, TRES VECINOS (I)


Cerca de casa hay tres niños que acaban de empezar a ir a la guardería.
¡El cambio es increíble!
Por primera vez las criaturas sienten que hay alguien más que ellos en la vida. Hasta un día antes, eran los reyes de la casa: lloraban, y se les atendía inmediatamente, reían, y todos, alborozados, les hacían monerías acompañando sus gracias, señalaban un objeto, y se les entregaba sin dilación...¡los amos!
De repente, descubren de una manera violenta que los demás también experimentan deseos y sentimientos distintos a los suyos. ¡Ya no eres el puto amo, ni la más guapa de la casa! Por todas partes se les imponen distinciones: lo que creo yo y lo que creen los otros, lo que quiero y lo que sucede realmente, lo mío y lo de los demás, los deseos y la acción, la apariencia y la realidad.
Que la mayoría mantenga una cierta estabilidad mental y cordial en este mundo complicado demuestra una vez más su genialidad. Hay que saber perder. La inteligencia comienza a socializarse.
Aparece un mundo nuevo, que te va acompañar el resto de tus días. Son “los otros”, con los que tienen que establecer intercambios continuos, reglas de juego, modos de diálogo y convivencia, o, por el contrario, de enfrentamiento y dominio.
Aparecen los chulos, las más guapas, los más listos, las más pijillas, los vagos, las tímidas, los anárquicos, las de papás preocupados por la formación de sus hijos, o los que se la suda todo...
Aparece un niño feo y cabezón que le empuja y echa de la silla y le grita «¡¡¡Esto es mío!!!» Y nuestro vecinito, acojonado, no dice nada, y le queda claro que ese sitio “no es suyo”..
Pero poco a poco va adquiriendo una idea de sí mismo, en la que se mezclan muchas cosas, pero algunas muy importantes para el resto de sus vidas: la capacidad de decisión y acción, y el modo en que se juzga a sí mismo, lo que suele llamarse autoestima.
¡Ay, qué dura es la vida de mis vecinitos!

domingo, 20 de octubre de 2013

UNA ORACIÓN.


El deseo de cambiar es prácticamente universal.
A todos nos gustaría eliminar o, al menos, encauzar cosas de nuestra forma de ser que no van, que nos mortifican: ser más valientes, o más alegres, o más sociables, o más ordenados, menos despistados; disfrutar más de las cosas buenas que tenemos; saber comunicarnos mejor, alegrarnos de las cosas buenas de los demás, tener paciencia...
Sucede que a veces nos empeñamos en cambiar cosas que no se pueden cambiar, o renunciamos a cambiar cosas que sería importante que cambiáramos.
Tengo para mi que la mayoría de nuestras parejas pretenden que cambiemos esa parte que, se pongan como se pongan, no van a poder cambiar. Y visectriz: nosotros pretendemos que cambien su núcleo duro. Y no señor.
Como mucho, podemos mejorar o empeorar, pero un rato, que luego , ya se sabe, la cabra tira al monte: somos máquinas diseñadas para tener muchas averías viajando en libertad.
A eso se refiere una antigua oración, que deberíamos rezar a diario.:
Dame, Señor,
resignación para aceptar
lo que no puedo cambiar;
valor para cambiar
lo que debo cambiar,
y sabiduría para distinguir
una cosa de otra.

sábado, 19 de octubre de 2013

LA MALDICIÓN DEL ALACRÁN.


Progresamos en ciencia, en tecnología, en economía, pero en cuanto a eso de convivir no parece que mejoremos mucho. Estamos donde solíamos.
Basta leer los periódicos para contemplar los incesantes casos de comportamientos primitivos y bestiales: guerras, violaciones, malentendidos, crueldades, esclavismo, padres que asesinan sus hijos, genocidios, idioteces que salen a la luz, barbaridades...ricos y pobres, listos y tontos, todos en el mismo fango desde hace miles de años.
Una y otra vez constatamos lo mismo: la gente vive y se lía la vida por tonterías.
Hoy la popular Sánchez Camacho estará más que arrepentida de haberle pedido el favor a Pimentel. ¡Ay, Pimentel!...después de siete años quiere ahora que se le reconozca la paternidad de una pajilla. La vida se complica...
Somos finitos y vulnerables y, por eso, no podemos librarnos radicalmente del dolor, la desdicha y la muerte, pero lo escandaloso es que sufrimos no sólo por lo irremediable, sino también por causas que podrían haberse evitado.
Unas veces, los responsables de nuestras desdichas son los otros- Pimentel-, pero en ocasiones somos nosotros mismos los que nos convertimos en nuestros peores enemigos (Sánchez Camacho). Los dos por tontos.
¿Qué nos pasa? ¿Por qué nos cuesta tanto aprender? A veces nos comportamos como el alacrán del cuento....Ya conocéis la historia: «Es mi carácter. No puedo evitarlo».
¿Después de tantos años estamos aún bajo la maldición del alacrán?

viernes, 18 de octubre de 2013

NO SE PUEDE POR LA FUERZA, TE PONGAS COMO TE PONGAS.


Dijo el maestro: Las mejores cosas de la vida no pueden lograrse por la fuerza:

Puedes obligar a comer, pero no puedes obligar a sentir hambre.

Puedes obligar a alguien a acostarse, pero no puedes obligarle a dormir.

Puedes obligar a que te oigan, pero no puedes obligar a que te escuchen.

Puedes obligar a aplaudir, pero no puedes obligar a que se emocionen y entusiasmen.

Puedes obligar a que te besen, pero no puedes obligar a que te deseen.

Puedes obligar a que fuercen un gesto de sonrisa, pero no puedes obligar a reír.

Puedes obligar a que te elogien, pero no puedes obligar a despertar admiración.

Puedes obligar a que te cuenten un secreto, pero no puedes obligar a inspirar confianza.

Puedes obligar a que te sirvan, pero no puedes obligar a que te amen.

Sentir hambre, dormir, escuchar, emocionarnos, entusiasmarnos, desear, reír, sentir admiración, sentir confianza, amar... son acciones que no admiten la fuerza, la obligación.

Son acciones maravillosamente inconscientes, espontáneas , y libres.

miércoles, 16 de octubre de 2013

UN RECUERDO DE LOS JESUÍTAS.


En el colegio del Salvador, jesuitas de Zaragoza, estudié desde los seis años hasta 6º de bachiller. Allí fui expulsado. A cambio de esa expulsión me aprobaron las 5 asignaturas que me quedaron pendientes en junio y fui matriculado en Montearagón en el primer COU de la historia.

La razón que me aprobaran fue, además de la alegría de no verme más el pelo, que mi madre era de Sangüesa, pueblo del padre Rector, que se apellidaba Vidaurreta.

Vidaurreta siempre que me veía saludaba con una sonrisita que, ahora que lo pienso, podía interpretarse de muchas maneras...”¿qué tal está su madre, Zabaldica?”.Entonces era un zagal, pero me lo pregunta ahora con ese tonito y le meto un guantazo que lo pongo de monaguillo en el Giesú.

Me supo mal el cambio. Tenía cariño a esas aulas, pasillos , y compañeros, y se iba al garete poder coincidir en COU con Matilde, una chica del Sagrado Corazón, que por primera vez se unían los dos colegios en un curso mixto.

Yo amaba a Matilde como un perro.

Recuerdo un profe de literatura que se llamaba padre Gálvez. El tío se emocionaba tanto hablando de Galdós que lloraba al contar la suerte de Marianela. Y nosotros abandonábamos los pupitres y nos acercábamos a él para consolarle.

Por supuesto, de cachondeo, pues ya éramos unos mozos. Pero nos hacía gracia darle unas palmaditas en la espalda , y algunos, como yo, de natural más espontáneo, unos pellizquitos en las mejillas.

Y el hombre decía entre pucheritos “gracias, gracias”.

Era un santo varón. Y nosotros unos cabroncetes de aúpa.

Un día, no sé por qué historia,se emocionó tanto, que nos arrancamos entusiasmados a la palestra, lo subimos a hombros, y lo paseamos por el pasillo , fuera del aula , al grito de “¡¡¡GÁLVEZ, GÁLVEZ, GÁLVEZ!!!.

Y el hombre, llorando de emoción, saludó al padre Irisarri, que andaba pasilleando rezando su rosario, y le decía “¡cómo me quieren , Irisarri!, ¡cómo me quieren!”.

Irisarri, vasco, enjuto, seco, alto como un ciprés, con unas manos callosas de pelotari (deporte que se jugaba mucho con los curas en ese colegio), viendo el cachondeo que nos llevábamos a cuenta del cura, se arremangó la manga de la sotana, y se lió a voleas, medias voleas, rasos cortos, ganchos, bote prontos, y usties en general, que tiramos al suelo a Gálvez, y salimos zingando a clase...

Lo de sacarlo en hombros al pasillo lo abandonamos como costumbre.

SI ESTO PASA EN EL ÁRBOL VERDE...


Hace unos días fui a un colegio a echar la red. Es de una congregación religiosa femenina de mujeres ellas. El dato es importante. Porque no es lo mismo un colegio de congregación religiosa masculina que uno de féminas.

Hablo con la directora que, me aclara durante la conversación, es “directora general” (la directora del colegio es otra). Empezamos mal, pienso. Si en un colegio ya andamos con distingos de directoras generalas, directoras, directora gerente, adjunta a la dirección, aceitera, aceitera, ¡malo. 

Me da datos para hacer una oferta.

- Muy bien, pues en cuanto pueda le traigo la oferta.

- Un momento, también hay en el colegio una comunidad de hermanas, y también comemos...

- ¡Perfecto!- sonrío con ojos de coyote salivando al contemplar en lontananza un rebañito de corderitas que amplían la cuenta de resultados.

- A ver...hay tres pisos.

- Tres pisos- repito apuntando el dato en mi superagenda.

- En el primero residen seis hermanas mayores, la mayoría enfermas. Mucha dieta, ya sabes...

- Seis hermanas...dietas...

- En el segundo, normal, son siete hermanas.

- Sieeeete heeeermanas...normal.

- Y en el tercero hay cuatro , normal.

- Cuaaaatroooo, noooormal....Oiga, ¿y no podrían bajar las cuatro del tercero al segundo?, si son todas normales...

- Es que las del segundo y las del tercero no se acaban de llevar bien.

- Ajá, comprendo...se llevan...

- Mal. No se llevan, vamos.

Iba a preguntarle en qué piso vivía ella, pero preferí callar.

- Muy bien, pues vamos a por ello, en cuanto pueda le traigo...

- ¡Un momento!- interrumpió la directora general... En cada uno de los pisos hay una cocinera que hace el servicio de, digamos, la pequeña comunidad.

- ¿Estamos hablando de que tienen tres cocineras para la comunidad?

- Ajá.

- ¿Fuera parte de las dos cocineras del colegio?

- Ajá.

- ¿Y no podríamos utilizar las dos cocineras del colegio para dar el servicio de alguna de las plantas para ahorrar costes?.

- Nein.

- ¿Y por qué nein, si se puede saber?

- No se llevan.

- ¿No se llevan quienes?

- ¡Uf!,¡es muy complicado!...no se llevan entre algunas de las cocineras, y algunas hermanas con las cocineras del colegio.

Estuve a punto de preguntar “¿pero esto que es, una congregación religiosa o el Gimnasio de Lucha Libre Catch a 4 “La patada giratoria”?.

- Otra cosa...

“OTRAAAAAA”, pensé. “Seguramente hay que dar de comer a los tres perros lobos que custodian cada planta”.

- En la planta segunda cenan tres hermanas más. Viven un un piso aquí cerca, y cenan en comunidad.

“¿En comunidad?...¡qué cojones de comunidad son esas tres que seguramente vienen para repartirse unas cuantas bofetadas con las del tercero, o con las del segundo...¡o con las del primero que se dejen!.

Salí a la calle pensando “¡Dios mío!, si esto pasa en el árbol verde, en el seco...¿qué se hará?”.

martes, 15 de octubre de 2013

LA VIDA ES ASÍ.


Me dedico a una tarea donde ser mala persona es un poco difícil. Tengo capacidad de ser sobornado,¿pero quién soborna a un comercial?. Podría machacar a una pobre pareja y mentirles para que inviertan en preferentes, pero no estoy en esa órbita de “obedientes” a la dirección. Gracias a Dios.

No soy un abogado que lidera ingenierías legales para joder al prójimo.

Al final, toda esa gente tiene la escusa perfecta para acallar su conciencia “si no lo hago yo, alguien tendrá que hacerlo”. O esa más cínica, “la vida es así”.

Está claro que la vida es así pero, ¡hombre!, hay vidas y vidas.

Nadie quiere ser un Napoleón que, cuentan, paseando entre los muertos después de una batalla comentó “esto lo repone una noche en París”.

Nadie quiere serlo. Sin embargo, hay mucho napoleoncito que, en lo suyo, piensa igual. En lugar de muertos ponga usted “pitajes”, o “preferentistas”, o “deshaucios”, o lo que usted quiera.

¿Dónde estamos ahora?. Estamos a un nivel moral de mierda.

Kant decía, con razón, que el comportamiento del egoísta es malo porque no se puede universalizar. Pero el malo le responde “bueno, y qué, es bueno para mi y eso es lo único que me importa”. Es así con Bárcenas, con los ERES falsos, los desvíos de facturas millonarias de la UGT, los trincones del caso Palau, la delación a los extorsionistas en el caso Faisán, o el “¡ a la saca! de los Pujol.

Y junto a ellos una rémora de abogados, aseguradoras, alcaldes, concejales, directores generales, chóferes...¡mi hijo tiene dinero p'a asar una vaca!.

Hay ingenuos que apelan a la conciencia cuando se refieren a este tipo de gentes. “¡Son más desgraciados ellos que sus víctimas!”, proclaman. “Siempre llevarán la pena en sus conciencias”, afirman.

Ya. Mis cojones.

No es verdad que Menguele sufriera más que sus víctimas en tal campo de concentración, y que tuviera pesadillas donde se le aparecían pidiendo justicia y atormentándole noches enteras. Menguele dormía de puta madre.

Y Hitler. Y Franco. Y Stalin. Y Mao. Y Bárcenas. Y Pujol. Y Millet.Y el etarra Txupamelagorri que lleva en sus espaldas 150 muertos ("muertas y muertos" que diría Ibarretxe). Y el que tiene dinero p'a asar una vaca.

Carrillo se descojonaba, así, des co jo na ba, de los muertos de Paracuellos, por más que le ponían delante de sus narices las pruebas evidentísimas de su participación necesaria en esa masacre.

¿Y porqué eso?...¡pues porque alguien lo tenía que hacer!, ¡la vida es así!

domingo, 13 de octubre de 2013

SENTIDO DEL HUMOR.

Muchísima gente valora el sentido del humor como lo más de lo más. Incluso las actrices más mollares cuando son preguntadas por su hombre ideal contestan “que me hagan reír”, “que tengan sentido del humor” .

También muchísima gente tiene un sentido del humor muy externo, postizo, impostado. Cuentan chistes, anécdotas divertidas, o ponen verde al prójimo, que es algo muy divertido.

Pero eso no es tener sentido del humor. Es otra cosa.

El sentido del humor comienza riéndose de uno mismo. Ya nos conocemos, así que no nos importa vestir así, tener tal defecto, o no tener algunas habilidades sociales....¡ay, pero si no te conoces!: entonces la cosa cambia.

Viví con un cura que se llamaba Joaquín Monrós. Un cura eléctrico, sanguíneo, hiperactivo, y con un aparente buen humor que disfrazaba un carácter picajoso.

Una tarde le pregunté muy serio si tenía una hermana que se llamaba Marilyn.

- No tengo hermanas, ¿por qué lo preguntas?

- No, por nada, es que he leído algo por allí de una tal Marilyn Monrós, y pensé que era su hermana...

La bronca que me cayó fue la de Moisés cuando vio al pueblo judío adorando el becerro...”¡¡¡QUE UN RESPETO!!!...¡¡¡ QUE SOY COFUNDADOR, NIÑATOOO!!!...¡¡¡A MI NO TE ME SUBES A LAS BARBAS!!! ( lo de "cofundador" fue textual).

Este, por lo visto, no se reía de él.

(En el “ Pábilo” está la segunda parte)

EL PASADO : ALGO HE APRENDIDO


A veces me reprochan por qué hablo de mi pasado. 

No me refiero aquí, en el Barullo, sino en el trabajo, con clientes, compañeros. Les parece como algo impudoroso.

Puede ser. En esto cada uno es como es, y no creo que haya reglas universales. Cada uno hace y dice lo que quiere de su vida.

Yo la cuento porque, contándola, me explico y se me entiende muy bien.

¿Cuánta sabiduría, experiencia vital, esconde nuestro pasado? La respuesta más lógica sería que nuestro pasado atesora todo lo que ha aprendido en su vida. 

Hay personas que lo borran como si no hubiera existido nunca. ¿Cómo puedo olvidar 27 años donde uno hizo lo que hizo de buena fe, con unas experiencias enriquecedoras, unas amistades, bastantes, que valieron la pena, unas historias magníficas.

¿Que no todo fue bien?. ¡Pues claro!. Como a todos. O a ver si mi biografía es extraña al género humano.

De esa manera todo el mundo sabe a qué atenerse con uno. La gente entiende mejor  lo que pensamos de nuestras vidas.

Otros, que deciden borrar, olvidar, silenciar su pasado, parece que hubieran nacido ayer, y por ello se encuentran sin defensas ni recursos para enfrentarse a su vida actual.

Resulta comprensible que en un primer momento reneguemos de un pasado que nos ha resultado doloroso; pero si lo hacemos de forma permanente estaremos enfrentándonos a un presente con «las manos casi vacías», al menos vacías del aprendizaje que hubiéramos podido extraer de los acontecimientos que hemos vivido.

Y,¡hombre!, algo hemos aprendido.

Hay muchas personas que siguen cometiendo este error, y lo hacen casi sin darse cuenta, pensando que no quieren abrir viejas heridas; cuando la realidad es que éstas nunca dejaron de sangrar, porque nunca llegaron a cicatrizar. Ese silencio es nocivo y ponzoñoso. Es pan de rana.

Cuando han pasado años de un determinado hecho, y éste aún nos sigue doliendo, la causa no la debemos buscar en el hecho en sí, sino en las ideas que aún nos repetimos acerca de ese acontecimiento.

No se trata de un síndrome de Estocolmo, de decir que sí a todo, cuando hay cosas, muchas, que no tienen un pase. Se trata de no cortar esa raíces que llevamos en nuestros adentros y que explican muy bien quienes somos.

sábado, 12 de octubre de 2013

EL TONTO DE LA LINDE.


Ayer eliminé el comentario de un tipo, el de siempre, que no le hacía gracia que defendiese el amor como fuente de salvación.

“Amar, sí”- escribió- “pero sólo eso no basta”.

Lo eliminé porque me recuerda - ¡cada vez más!- al puto jefe de la sinagoga que se cabreó porque Jesús curaba en sábado. Y, además, a una pobre jorobada que llevaba 18 años encorvada.

Nuestro enano no comprende la grandeza de la misericordia divina (por eso se cuida muy mucho de añadir al amor “el que hay que trabajárselo”. Hay que currarse la gracia para este tío...esa grandeza de Jesús, digo, que libera a esta mujer postrada desde hacía tanto tiempo, le jode.

Celoso en apariencia de la observancia del sábado prescrita en la Ley, nuestro fariseo particular no sabe ver la alegría de Dios al contemplar a esta hija suya sana de alma y de cuerpo. Y que la cura porque sí, porque le sale de los Santos Cojones.

Su corazón, frío y embotado –falto de piedad y lleno de normas- , no sabe penetrar en la verdadera realidad de los hechos. Y , encima, le mete bronca a la peña: Seis días hay en los que es necesario trabajar; venid, pues, en ellos a ser curados y no en día de sábado.

¡Hala!, ¡que hay que obedecer la ley, coño!...¡ora et labora!  

Así es este pobre hombre. Le jode leer que Dios es misericordioso, y que la gracia es gracia porque es gratis. A Dios las normas, la verdad, como que no...

No seré yo quien le conteste...le responde Jesús que, como en otras ocasiones, no calla: le llama hipócrita, falso, y contesta –recogiendo la alusión al trabajo– explicando que, así como ellos se daban buena prisa en soltar del pesebre a su asno o a su buey para llevarlos a beber aunque fuera sábado, a ésta, que es hija de Abrahán, a la que Satanás ató hace ya dieciocho años, ¿no era conveniente soltarla de esta atadura aun en día de sábado?.

Yo creo que falta una apostilla final a la sentencia de Jesús...”, ¿no era conveniente soltarla de esta atadura aun en día de sábado, hein, fil de puta, cabroncete?.
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Ayer,a última hora, insistió nuestro tonto en su idea con un comentario más. Allá lo dejamos.

viernes, 11 de octubre de 2013

LO ESENCIAL


Hay algo del Papa Francisco que le va a llevar por la calle de la Amargura: su afán por llegar a todos de un modo decidido.

No es hombre de exclusiones. Los temas ideológicos se la traen al pairo, por esa razón, los que hacen de la religión su ideología ponen caras y gañotas a sus palabras.

Escandaliza este hombre cuando dice “¿quién soy yo para juzgar a nadie?”. Porque muchos cristianos, y no cristianos, tienen la convicción de que desde su fe (¡vaya fe!) están en posesión de la verdad. Yo mismo, a nada que me descuide, siento la mordedura de una ideología que me hace orgulloso y de una soberbia ridícula. Y me tengo por cristiano.

En realidad no deberíamos pensar que estamos en la verdad. Eso vamos a dejárselo a los que hacen política de su ideología. Que se maten por eso. Parece mentira que no hayamos aprendido , después de miles de años de historia con la misma película repetida, como las gastamos cuando nos creemos en posesión de “la verdad”.

Ayer estuve con una monja que un día de estos va a morir devorada por un cáncer. Se llama María del Mar. La primera vez que la vi le pregunté que de qué Mar era su nombre...Mediterráneo, Caspio, Báltico...

Hoy sé que es oceánica esta mujer.

Se ha negado a cualquier tipo de terapia invasiva. Nada de quimios que la dejen atontada. Y no sé qué tiene pero, aunque está fisicamente derrotada, transmite una vitalidad volcánica. “Tengo prisa por dejar todo arreglado”, me dijo. “Todo” es un colegio del que es directora, y su pequeña comunidad.

Esta mujer va a lo esencial de su fe: “yo sólo quiero amar”, me dijo. “Todo lo demás en antiguo, viejo, anticuado, ridículo”. Y tiene razón.

En esa reunión estaba mi jefe, un hombre bueno que sólo cree en los garbanzos, en las cuentas de resultado, en su pequeña familia, en que tiene que pagar la hipoteca, y unas cuantas cosas más.

“¡ Si todas las monjas y curas fueran con la madre María del Mar!”, me comentó a la salida.

“¡Si tú y yo fuésemos como la madre María del Mar!”, le contesté.

¡Vaya mierda de fe tenemos!. Unas verdades que nos endurecen y sacralizan falsamente nuestras posiciones manipulando a Dios e identificándolo con nuestras propias posturas. ¡Eso no es!...¡es el amor!

Nos hemos olvidado de ese Jesús que —cuando sus discípulos pretendían que impidiera que otros expulsaran demonios en nombre de Él, porque , celosos de ser los poseedores de la verdad pensaban que sólo ellos podían decir lo que estaba bien y lo que estaba mal — los corrigió diciéndoles: «No se lo impidáis. Quien no está contra vosotros, está con vosotros».

Exactamente eso es lo nos está advirtiendo este Papa: hay muchas personas buenas a nuestro alrededor que desde muy lejos de nuestras posiciones ideológicas están con nosotros.

Tenemos que atender sólo al amor.