domingo, 20 de abril de 2014

COMPETITIVOS.


Hay gente con un afán competitivo que viene de fábrica.

Conocí en Zaragoza dos de ellos, del mismo curso, de colegios diferentes, y que coincidían por las tardes en un club juvenil.

Siempre estaban dejando caer sus habilidades, sus destrezas, sus puntos de “ace” en la vida.

Después fueron los dos a Barcelona y estudiaron Derecho. Los egos fueron a mayores. Si uno tenía un currículum escalofriante, el otro lo mostraba estremecedor. Sólo que uno chapaba , y el otro era un notas que copiaba y tiraba de picaresca.

A los dos les comía la envidia. Se les ponía la cara verde cuando uno hablaba del otro. Y era así porque los competitivos necesitan tener un rival. Y son competitivos porque se comparan. Y al compararse, sufren.

Sufren porque uno es más que otro, o uno es menos que otro.

A los dos les ha ido muy bien la vida. Cada uno está en la pole de sus cosas.

¿Son felices?. Ni idea. Uno es ministro de Dios. Y el otro no es ministro porque le gusta el dinero: no da puntada sin hilo en ninguno de sus complementos.

Es muy feo eso de compararse. Walt Whitman solía decir: “Soy tan malo como el peor, pero gracias a Dios, soy tan bueno como el mejor”.

Pero si te comparas , hay una cosa segura: que el fin justificará tus miedos.

5 comentarios:

  1. Algunos se toman la vida como una carrera de cien metros. Pero como la meta es la tumba, quizá la concentración necesaria para una carrera tan corta sea excesiva y deban relajarse un poco. Disfrutar.
    Como sabes, hoy se celebra el Aberri Eguna. Muchos desconocen su origen: una conversación entre Sabino Arana y su hermano el día de Pascua de Resurrección de 1882, cuando Sabino DESCUBRIÓ la patria vasca.
    Me recuerda a un chiste de Forges: tres indios en pelotas dan saltos a la orilla de La Española; en el horizonte las tres carabelas; mientras saltan gritan entusiasmados: ¡¡¡nos han descubieeeerto, nos han descubieeeerto!!!

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  2. Suso, por favor, dinos cual de los dos era el jeta

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  3. No lo pueden evitar.... Mi hijo pequeño come mirando de reojo al plato de su hermano porque quiere acabar antes. Lo hacía con un año ya. Ahora compite por todo, y es un crac (de los del mazo dando, eso sí) será feliz si comprende que su único rival es él mismo.

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  4. Las comparaciones son odiosas.

    Pero hay una realidad irrefutable: la tengo más grande que los demás.

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