De crío tenía muchos miedos que me atenazaban : la oscuridad - siempre pedía a mi madre por la noche, al acostarme, que dejase la puerta abierta y la luz del pasillo encendida. O no conseguir saltar a tiempo antes de que terminase la escalera mecánica del SEPU - eran unos Grandes Almacenes- y quedarme subsumido y arrastrado a su interior hacia su reverso tenebroso. Que me perdiera en el mercadillo y no supiera salir. Que un señor me ofreciese caramelos y me drogara. Porque es que mis padres con ese tema se ponían muy pesados. Los abejorros gordos y peludos también me asustaban . Una vez en una piscina del barrio- en Lasierra Purroy- vi a un chavalín que le había picado una avispa en la colita y esos gritos, ese agarrarse a la titolita rosa y garrapiñada, y esa angustia, se me quedó muy dentro. Las ratas y lis bichos. No puedo con ellos.
La infancia era un lugar muy frágil Tengo una foto de bien pequeño detrás de mi madre, como a cubierto del mundo hostil. Y ella tan pancha. Porque uno estaba lleno de miedos. Pero recuerdo las taquicardias , el pensar que se me pudiese parar el corazón. Recuerdo taparme entero con las sábanas y cerrar los ojos con fuerza.
Después los miedos cambian de careta y de máscara, pero siguen allí. Evolucionan con nosotros. Se vuelven procelosos , aborrascados y oscuros. No los damos a conocer. Pero allí están , encharcados, como pan de rana verdoso y maloliente en el pecho. Como colillas babadas de terrores fumados a escondidas . Un cenicero de dudas y malos rollos.
Son miedos a que se rompan las rutinas, poco aventureros, muy burgueses. Que me despidan del trabajo, que se descubra esa vergüenza que nadie conoce, esa miseria que es nuestro mayor secreto, o no llegar a fin de mes. Que ella, o él, ya no me quiera y me deje. Que tu hija se descarríe para siempre. Que una enfermedad asole nuestras vidas. Irnos demasiado pronto.
Parece que nos ponen el toro en suerte y que cada vez pasa más cerca. Vemos historias muy tristes en la mirada de algun@s amig@s. La bolita que lanza el croupier en dirección contraria a la vida que llevamos y estamos expectantes . No somos inmunes a ningún sufrimiento.
Hoy nos sonreímos de aquellos miedos infantiles. Era más fácil entonces, con nuestra madre tan cerca. Que dejaba la luz del pasillo encendida. Las pesadillas eran inofensivas. Peores son los Urelles, la codicia no duerme. Los Orioles y sus mentiras. Los fanáticos. Los perfeccionistas. Los soberbios. Los rencorosos. Esos.
Esconderse debajo de las sábanas no sirve para nada. No dejes que fermenten tus miedos en el alma. No permitas que sus purulencias estallen.
No te rindas. El miedo también puede ser una llama cautelosa que arde en secreto, como una lámpara votiva, que reza a un Dios que escucha en lo escondido.
Como sé que un nutrido grupo de lectores sois muy futboleros y del Barça, dicho no sólo en sentido metafórico (en términos béticos, ya me entendéis), sino también en un sentido estrictamente literal, aprovecho para felicitaros.
ResponderEliminarNo es que sea precisamente afín a los blaugrana, pero es justo reconocer lo bien y bonito que habéis jugado a lo largo de toda la temporada. Y también os reconozco el señorío que mostrasteis ayer en el campo del Espanyol, celebrando el título con exquisita moderación, sin humillar y/o ultrajar al rival. Ojalá nuestros políticos tomaran ejemplo de un comportamiento tan modélico a la par que cívico.
En fin, no creo que encuentre en diez años de entradas diarias ni una sola dedicada al fútbol profesional.
EliminarNi una.
Entiendo que el mensaje no val exclusivamente de futbol, si no de fair play que tanta falta hace en el deporte como en la sociedad. Ya no digamos en política, esos son unos inútiles y no vale la pena ni hablar de ellos.
EliminarDe otra forma funcionaría el mundo si fuéramos capaces de felicitar a los rivales.
El Barça cuando gana, gana pagando; contratando los mejores futbolistas extranjeros, etc. Dinero, dinero y dinero.
EliminarEl Espanyol cuando gana, gana de verdad.
Y cuando el Espanyol gana el Barça... eso sí es ganar. En pié, respeto gordo y taconazo.
El Espanyol no es un casino, el Espanyol un equipo de verdad.
"Y cuando el Espanyol gana el Barça... eso sí es ganar."
EliminarCuando el Espanyol gana Al Barça -quería decir.
Oiga, una de las cosas más penosas que he visto en mi vida son los cánticos machistas que la afición del Espanyol de Cornellà le dedicaba a la mujer de Gerard Piqué. De vergüenza ajena.
EliminarEntro al trapo. Lo del Barcelona y restos de equipos profesionales es cosa de fair pay, no de fair play.
EliminarAnónimo 13:16 si usted ha de cantar, que sea con respeto a todos, no sea sinvergüenza.
EliminarAnónimo de las 13:16. Tú, es que no has vivido.
EliminarSi lo más penoso de tu vida son los olvidados cánticos contra Shakira es que eres "tonto'l'bote".
Procura salir al mundo, HdP. Busca a tu madre con el ADN.
Cánticos machistas. Eres ridículo.
EliminarNovedad mundial: Mopa explica que detrás de la elección de Leon XIV está Trump
ResponderEliminarEstá muyyyy malito Mopa.
EliminarYo siempre he tendio pánico a los columpios y a los parques de atracciones (el mantenimiento deja mucho que desear). Cuando llevaba a mis sobrinitos al parque se subían al carrusel (esa rueda que gira salvajemente con columpios colgando y ejerciendo una fuerza centrifuga que lanza los columpios al aire) pensé que se soltarían y aterrizarían en la sala de estar de sus padres, ensangrentados y ya cadáveres.
ResponderEliminarAhora tengo pánico a la Agencia Tributaria. Un amigo disfrazó a su hijo como "carta de la Agencia Tributaria" en Halloween, asín para dar miedo. Le quedó muy chuli y todos salían corriendo.
Vamos rumbo a Zaragoza para respirar aire puro , visitar a mi madre y ver a la Pilarica. Muchas gracias a quienes os interesáis o por mí salud . Hoy me hice un TAC y una radiografía. El miércoles ya me dirán. Gracias de verdad y de corazón. Sois muy grandes, joder. Muy grandes.
ResponderEliminarYo cuando veo alguien haciendo footing lo persigo gritando "no corras! ven aquí cobarde!" Correr es de cobardes. Pero cobardes-cobardes.
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