Hay un episodio del ciclo artúrico que narra la historia del Rey Pecador.
Su protagonista es Perceval, uno de los caballeros de la Tabla Redonda, famoso por su participación en la búsqueda del Santo Grial. Perceval llega a un lugar desolador. Los ríos se han secado, no crecen las plantas, los árboles han muerto, no hay pájaros ni otros animales. Se hace de noche y Perceval entra en un castillo sombrío. Soldados, mozos y criados andan como sonámbulos por sus patios y escaleras.
Perceval se encuentra allí con el herido Rey Pescador, el soberano del reino. Está postrado en su trono, mientras un extraño cortejo recorre el salón. Son tres muchachas muy pálidas. Una lleva una lanza, otra, una bandeja y la tercera, una copa. Perceval, horrorizado, abandona precipitadamente el palacio. Está amaneciendo y una misteriosa doncella que le aborda en el camino le dice que esperaban a un caballero como él que se atreviera a preguntar por el significado de lo que veía y que su marcha precipitada les condena a continuar bajo el dominio de la maldición.
El tema de las preguntas que al no formularse sumen en la desgracia a países enteros es muy frecuente en el folklore. En muchos cuentos basta la pregunta de alguien para que se rompa el hechizo que pesa sobre un lugar, ya que las preguntas son el símbolo de esa vida que regresa y hace hablar.
Si lo pensamos bien, el país al que llega Perceval no es muy distinto de este nuestro.
Como sucede en el relato de Perceval, también nosotros hemos renunciado a preguntarnos por las causas que hacen que las cosas sean así.
Nuestros gobernantes balbucean excusas, los argumentarios son de celofán. Ellos también tienen miedo, aunque se parapetan en un bla, bla, bla , sobre que debemos tener paciencia, confiar en ellos, ya que nada puede hacerse salvo lo que ellos han decidido hacer.
En el relato de Perceval las doncellas que forman el cortejo fúnebre llevan en sus manos una lanza, una bandeja y una copa sagrada, los símbolos de la pasión de un dios que entregó su vida para salvar a los hombres.
Pero hoy nadie sabe a ciencia cierta qué está pasando. Lo que es seguro es que los cuervos de siempre ya vuelan dando círculos sobre nuestra sociedad.
En la segunda parte de la historia del rey herido, Perceval regresa al reino maldito y hace la pregunta, con lo que el rey se recupera de su mal y se restituye la fecundidad a la tierra baldía.
¿Cuál es es la pregunta que hay que hacer para que esta pesadilla termine?
En el evangelio hay una escena que sobrecoge por su actualidad.
- Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.
- ¿ Y qué es la verdad - responde Pilatos.
Hoy Perceval no podría hacer esa pregunta. Porque quien pregunta debe tener alguien que le escuche y me temo que en este punto debemos abandonar el mundo de Perceval para entrar en el no menos sombrío , un mundo implacable y frío, que solo en apariencia sigue resultando humano.
El mundo de la política se ha vuelto previsible y amoral, y el congreso de los diputados es lo más parecido a un guiñol cuyos muñecos hablan con otras voces, y son dirigidos por otras manos.
Esos diputados que habéis elegido tan pronto acceden al poder son abducidos por fuerzas oscuras y dejan de representar a sus votantes para servir tan solo a poderes indefinibles.
Si te preguntas cuál es esa última pregunta de Perceval, la más dolorosa de todas, es...¿ a quién servís?
Los diputados nunca representaron a sus electores. Nunca. Solo pueden representar al jefe del partido que le puso en la lista. De esa mentira, la ausencia de representación, nace todo el resto de mentiras al que le ha pasado prestado voz y pluma todo el derecho público español.
ResponderEliminarRecomiendo leer LOS HECHOS DEL REY ARTURO, Y SUS CABALLEROS de
ResponderEliminarJohn Steinbeck.
Es maravilloso .
No es por nada pero esa recomendación es muy bética. Se leyó por muchos en muchos ca.
ResponderEliminarNo es por nada, pero yo estuve allí 27 años y jamás me hablaron de ese libro.
EliminarY que? Si es buena recomendación no importa de dónde viene. Y tu, a quien sirves?
EliminarY lo mismo se puede decir de otra de las recomendaciones: "Retorno a Brideshead".
EliminarLo siento, pero no.
EliminarUsted siga leyendo y tocando los cojones. Pero no deje el blog.
Me asombra su pertinaz seguimiento. Que le caiga tan mal que no pueda dejar de leerne.
Tíos como usted hacen que uno sea tan interesante.
Gracias.
Uy, ojalá. Ojalá me hubieran recomendado ese libro cuando estuve allí, y no las cretinidades que estaban en boga.
EliminarMcC
Hay mucho ex bético muy atontolinao...
EliminarSe atribuye a Einstein la frase "Si tuviera solo una hora para salvar el mundo, pasaría cincuenta y cinco minutos definiendo las preguntas y solo cinco minutos buscando las respuestas".
ResponderEliminarGustavo Martín Garzo
ResponderEliminarBingo!
EliminarEl grande problema es que en este país no tenemos alternativa.
ResponderEliminarSolo le veo una solución: al representante público que meta la mano en la caja, le sean cortados los cojones en plaza pública.
(La gran mayoría de los escándalos están protagonizados por hombres)
En los fueros navarros - en la Edad Media - decía una de sus leyes que " aquel que robase carnero, se llenaría de " mierda de home " la esquila que llevase ei animal ( que eran de aúpa) y se le daría a comer entera '.
EliminarAunque no da que hay quien hoy se la comería con pajita y pediría otra ronda.
Eso llegará con la futura islamización pero no es necesario con un mandato imperativo revocable en elecciones mayoritarias por distritos uninominales a dos vueltas.
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