martes, 8 de julio de 2025

ESTE HUESO NO ES DE LOS MÍOS.

Encontraron hace pocos años unos diarios de Himmler  . Un diario de mil páginas, que consigna las actividades  en los años 1938, 1943 y 1944. Lo que sale a la luz es la carencia de todo escrúpulo de un genocida imperturbable. Un desalmado. Una bestia.


Esto lo negó una de las hijas de su matrimonio, Gudrun, a la que el genocida llamaba por el diminutivo cariñoso de Puppi (muñequita en alemán).  A sus 88 años, edad en la que falleció, era una fervorosa nazi.


La Historia no existe: sólo es ideología. Si  los alemanes  hubiesen ganado la guerra  hoy a este hombre  lo  miraríamos de otra manera.


Si no  llegan  a  prosperar  las denuncias al  padre Maciel, fundador de los Legionarios,   hoy  le veneraríamos en los altares.  

La  pregunta es, ¿ cuántas  biografías han quedado   maquilladas  y sin denunciar?

El pasado son huesos en las tumbas, archivos polvorientos, nombres de Paseos, Palacios deslumbrantes, cientos de condecoraciones  , estatuas en algunas plazoletas y medallas. conmemorativas  a mayor gloria del distinguido finado. Si yo tuviera poder , hoy a todas esas estatuas las  destrozaría y las convertiría en inodoros. Empezando por las de todas las de los santos y santas que están en el Vaticano.

Los hechos ilustres  que sucedieron hoy son partículas en  la memoria colectiva como la arena del mar es el sedimento de infinitos moluscos muertos . Himmler es un molusco, Maciel un mejillón. Nada. Sánchez  será una sepia. No sigamos.

En cada época el poder político extrae del pasado su historia inventada , y la lleva a  las aulas: la cantan los niños , las reivindica, las impone a los ciudadanos hasta el extremo de que algunos  son capaces de morir y matar por ellas. 

Eso lo hemos visto con Pujol, el Horinapla, con Hitler, con Maciel, con Sabino Arana, lo estamos viendo a diario...¡somos así de idiotas!

En el catálogo de odios censados, el más visceral, es el de las religiones. En nombre de Dios se han hecho auténticas barbaridades.  Por un artículo de fe se han degollado muchos fieles al pie del altar, Y  por  blasfemar  se han   quemado  muchos herejes.

Después  se llevan la palma  los  nacionalistas. Todas las guerras  que se celebraron en tiempos remotos fueron  ganadas  o  perdidas. Depende de cuál sea la ideología del poder en cada plan de estudios una u otra bandera será desplegada ante unos corderitos   que ocupan las aulas. 

Cada fiambre en su tumba tiene una ideología propia. Y  muchas  mentiras. 

El amoroso  y familiar Himmler  tuvo varios  hijos de  su  secretaria.  En fin, muchas cuentas pendientes y asuntos de  los  que  mejor  no hablar. Nada nuevo.  En el interior de muchas braguetas anida una serpiente  que no consiguen dominar.

Camus en "La sangre de la libertad" cuenta una anécdota del jerarca nazi Heinrich Himmler. Un hombre que había convertido el asesinato de masas en su ciencia y oficio.

Acostumbraba a entrar por la puerta trasera de su casa, cada vez que volvía de noche o de madrugada, para no despertar a su canario favorito.

Al final todo se  resume en una sentencia: Este hueso no es de los míos. 
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12 comentarios:

  1. No sé si has visto la reciente intervención de sor Lucía Caram: ¿Por qué tocar lo que funciona?

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  2. Lo que me faltaba, seguir a la Caram.

    Su madre es supernumeraria.

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    1. Y la Caram jugó en las categorías inferiores del fútbol argentino (en juveniles)?

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    2. Sí. Jugó a papás y mamás con Fazio

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  3. En mi opinión Lucía Caram es pura pasión. A partir de aquí cada uno es libre de teorizar sobre las pasiones y los apasionados.
    Pétalos de rosa

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  4. Balzac escribió: "Hay dos historias, la oficial, embustera, que se enseña ad usum delfini y la real, secreta, en la que están las verdaderas causas de los acontecimientos; una historia vergonzosa".
    La gente no soportaría la historia vergonzosa, ni aunque apareciese en toda su crudeza. La rechazarían.
    Como ejemplo, yo veo que en Cataluña todavía se homenajea regularmente a Jordi Pujol, a pesar de la retahíla de escándalos a nivel personal y de partido. La gente no quiere saber nada de la verdad, no interesa.

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  5. Cuando Hegel explica que «el búho de Minerva solo emprende el vuelo al anochecer», no solo nos dice que una época de la historia solo se entiende cuando los hechos ya han terminado. También parece recordarnos que los vencedores tienen el monopolio sobre la “verdad” de lo que ocurrió. Y donde hay monopolio, siempre aparece el riesgo de mistificar: convertir la historia en mitología, presentar a los protagonistas del bando ganador bajo una luz favorable, aplicar la damnatio memoriae a los disidentes, y juzgar mal al enemigo vencido. Esto ha pasado siempre, desde los historiadores griegos hasta los biógrafos oficiales de conocidos clubes de fútbol. Otra consecuencia del pecado original, diría Sanyi.

    Otro jerarca nazi, Hermann Göring (que, por cierto, también tuvo una hija, Edda, quien —por decirlo suavemente— sentía más amor por su padre que por la verdad), dijo varias veces durante el proceso de Núremberg que “la historia la escriben los vencedores”. No le sirvió como defensa ante el tribunal, pero la frase quedó.

    A quien le interesa el tema, hay tres libros, muy distintos entre ellos pero todos interesantes y duros, sobre los hijos de los jerarcas nazis. Los autores son Peter Sichrovsky, Tania Crasnianski y Norbert Lebert. Lo que resulta especialmente llamativo en estos libros es cómo la historia también se transmite emocionalmente a través de las generaciones. En los relatos aparecen la negación, la culpa, la distancia… y a veces, como en los casos de Edda o Gudrun, un amor que se niega a mirar los crímenes a los ojos. O, al contrario, como en el caso del hijo de Hans Frank —otro criminal nazi juzgado en Núremberg—, un rechazo feroz hacia su padre que lo llevó casi hasta la locura. Cuenta, por ejemplo, que se masturbaba delante de la foto de su padre per sfregio.

    Estas reflexiones pueden fácilmente llevar al cinismo o al escepticismo. Porque al final, ¿qué es la historia? ¿Un relato basado en hechos, o una forma elaborada de fantasía individual y colectiva? ¿Qué valor tiene todo el esfuerzo —archivos, juicios, biografías, memoriales— si lo que buscamos es la verdad, pero esta se encuentra siempre condicionada por el poder, la emoción, la distancia, o la necesidad de reconciliación?

    No es mi campo, aunque la historia, la filosofía y la literatura siempre me fascinaron. Me gustaría saber qué piensan otros en este blog. Tal vez la historia no sea más que una lucha constante por acceder a la verdad: una negociación entre hechos comprobables, interpretaciones interesadas y silencios convenientes. Entre la voluntad de comprender y el deseo de justificar.

    No tengo claro cuándo ese esfuerzo histórico —así entendido, y para mí aceptable— se convierte en fantasía: en épica. Una épica que puede tener sentido en un contexto literario, pero que resulta inaceptable si pretendemos “saber lo que ocurrió realmente”. O al menos, si queremos construir una forma imperfecta, frágil y necesaria de memoria colectiva, distinta de la épica celebrativa.

    En mi odi et amo con respecto al Betis, una de las cosas que más me molestan es su monopolio sobre las fuentes y su incapacidad para contar todos los hechos: tanto los edificantes como los que consideran vergonzosos, que muchas veces no lo son en absoluto para personas normales. Y llegar a la conclusión de que, como en todo lo humano, no se trata solo de la historia de la misericordia divina, sino también del heroísmo y de la miseria de los hombres.

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    1. ¡ Sabroso su comentario!

      Hoy la cosa se ha disparado. La posverdad, lo falso, la mentira, están al orden del día. Aquí en España estamos en manos de auténticos sectarios. Y en todos los sectores.
      Divulgar no es vulgarizar.

      Para mi la búsqueda de la verdad es la razón del sentido común .

      El sentido común es revolucionario.

      Está atrapado en el fuego cruzado de una guerra cultural entre extremistas religiosos que creen conocer la verdad, y nihilistas seculares que piensan que nunca puede conocerse. Hay que buscar la verdad y dejar a los relativistas y fundamentalistas en el lugar que les corresponde: los márgenes de la historia.

      Pero no es fácil.

      Está la verdad que sientes. La verdad que te han contado. La verdad de la razón o la verdad que piensas por ti mismo. Y la verdad que percibes a través de los sentidos.

      No es fácil.

      Nietzscche dijo aquello de que la realidad no existe, sino la interpretación de la realidad. Y, claro, allí se jodió el Perú.

      En lo del Betis tiene usted razón. Les falta, de verdad, una vuelta sobre el asunto.

      Antonio Machado fue el que escribió “Lo que es verdad y lo que es la verdad”. No es lo mismo.





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    2. Me escribe un lector que la obra clos nuevos estatutos, precisamente, lo que está haciendo es dar esa vuelta de la que hablo en el comentario.
      ! Hombre, yo creo que esa vuelta se la han obligado a dar!
      Yo me refería a Historia del Opus Dei. Se echa de menos un poco de autocrítica.
      Entiendo también que no es tema fácil.

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    3. Tras leer comentarios como el de Guiri se comprende la necesidad del Juicio Final.
      Es que es lo justo.
      McC

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  6. Ni siquiera la intrahistoria es objetiva. Los recuerdos que tenemos de los hechos de nuestra propia vida varían con el tiempo, de forma que lo que recordamos nunca sucedió tal como lo recordamos.
    Y ya ni siquiera lo recordado de mucho tiempo atrás. De pequeño, me sorprendía cómo mi madre explicaba los acontecimientos; yo, con cuatro o cinco años, había sido testigo de los mismos, y al cabo de unas horas, escuchaba a mi madre contarlos de forma ligera, pero claramente diferente, a como habían ocurrido, supongo que sin mala intención, por propia debilidad humana.
    Con todo esto, hay que pensar que buena parte de nuestra identidad son los recuerdos; y si resulta que no son ciertos del todo, podemos concluir que una parte considerable del concepto que tenemos de nosotros mismos, de la esencia de nuestra identidad, es ficción.
    Con la historia ocurre lo mismo o incluso peor.
    El ser humano, desde hace unos cuantos miles de años, ha intentado atrapar con la escritura la verdad sucedida; hoy en día con los audiovisuales; pero ni así ha conseguido alcanzar a los hechos objetivos, porque quienes escribían estaban al servicio de los ganadores, o porque bebían de la tradición oral, o porque dependían de la interpretación humana, si entrar ya en la falsificación mal intencionada.
    A partir del siglo XX, el cine y la televisión han registrado la voz y la imagen, pero no han podido, ni pueden, captar todo el contexto, todos los detalles, las razones, y su lenguaje narrativo manipula a menudo la percepción humana. Aun y así, hemos de pensar lo que significaron las imágenes de los campos de concentración, reproducidas en los juicios de Nuremberg; el impacto que causaron no sólo en jueces, fiscales y abogados, sinó en los mismos acusados. Si no hubiera sido por las imágenes, las descripciones de los horrores de los campos no se hubieran creído a ciencia cierta. Hubo responsables de dicho genocidio que jamás hasta ese momento habían visto la concreción de sus decisiones, aun cuando ellos mismos habían diseñado ese final a conciencia. Desde el cielo, el aviador americano o inglés que bombardeó Dresden no vio arder a la adolescente alemana después de que una de las bombas que él había lanzado entrara en su casa; miles de civiles alemanes asesinados a conciencia como estrategia de guerra; sin entrar en las únicas detonaciones nucleares en actos de guerra sobre Japón; indiscriminadamente sobre civiles.
    Hoy en día, son las mismas imágenes las que llevan a la falsificación de los hechos de la historia; la inteligencia artificial puede generar imágenes ultrarealistas que muestran lo que jamás ha ocurrido cada vez más indistinguibles, cada vez más difíciles de detectar; estamos, como nunca, completamente a merced de la mentira.
    A veces pienso, que quizá fue por todo esto que Jesús escribió o dibujó únicamente en la tierra (un medio tan volátil) como despreciando la obsesión humana por registrar unos hechos o unas palabras que tienen una importancia relativa si la comparamos al poder del testimonio vivo, al impacto humano, a la presencia divina en el día a día; mientras que lo que fue escrito en el pasado quizá no poseería una forma adecuada para el futuro, porque la vida es diferente, porque las personas son diferentes, porque cambiar contínuamente la manera de decir las cosas es la única manera de dirigirnos de forma eficiente a un ser que cambia continuamente, y una ley, o una verdad cualquiera escrita en piedra, caduca con excesiva velocidad; la verdad no puede ser atrapada ni cuantificada por ningún medio material, y es necesario el amor y la palabra para expresarla en cada momento de la historia.
    La historia no ha explicado tampoco demasiado el dolor de las personas violadas en Berlín (mujeres entre ocho y ochenta años) por las tropas de los países aliados en los meses posteriores a la guerra, Según J. Robert Lilly, fueron once mil las violaciones llevadas a cabo por soldados de Estados Unidos en Alemania durante la conquista de las ciudades controladas por los nazis.
    PRISCILIANO

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  7. Obras son amores y no buenas razones; lo sabemos desde que tenemos uso de razón. Entonces: ¿por qué tanta teoría?

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