martes, 27 de mayo de 2025

¡ADIÓS, PEPITO GRILLO!

Sin  chocar con las aristas se vive más cómodo. 


Sin chocar, como el chiste ese de " usted, ¿ por qué está tan gordo


- Porque no discuto.


- ¡ Hombre, no será por eso...!


-  Pues no será por eso. 


Las personas que he conocido así, de esta manera tan gregaria, me han sacado de quicio. Dando pol saco se aprende  más.


Yo tenía una tía que se llamaba Paz - encima- y siempre que mi  madre me aparcaba en su casa decía " ¡ qué guerra da este niño!" Dando guerra uno se instruye. La vida no es fácil: en casa te castigaban, en el colegio te daban caña, en los cines te expulsaban porque escupías desde la platea al patio de butacas. Uno no siempre ha encajado, no siempre ha obedecido, no siempre ha cumplido las reglas, ni tampoco ha entendido que portarse bien sea algo bueno. No he sido dócil cuando alguien me ha marcado el futuro. 


Casi todos tenemos dentro un muelle que salta cuando escuchamos ciertas palabras, como deber, responsabilidad , es por tu bien, no seas tonto, hazme caso. Y entonces el muelle salta. Y ese muelle se llama "libertad".


Y es verdad que la cagamos, y que ese muellecito no siempre es una ayuda, y que nos pone a veces en situaciones jodidas, muy jodidas, y que a pensamos " ¡ tendría que haber hecho  caso a fulano!" 


De todas formas, tengo una debilidad- y hasta ternura-  por aquellos por aquellos que tomaron en el cruce de caminos la senda donde no había tréboles de tres hojas, pensando que encontrarían alfombrado el prado de los de cuatro hojas.  Que decepcionaron. Que se extraviaron. Y que ahora apenas sobreviven a sus errores, y que pagan cara su poca cabeza. 


Pero bastantes, en muchas ocasiones, encontraron su propio camino, anduvieron sendas sin señalizar, dibujando su propio mapa, y tuvieron la determinación y la seguridad para desembarazarse de fardos ajenos  y dirigirse hacia su propio destino. Porque la vida también va de eso, de desprenderse de lo esperado, explorar nuevos paisajes , tener la biografía que nosotros hemos querido.


Porque luego vienen los " ¡ay si hubiese hecho tal cosa!, ¡ oh, si llego a coger ese tren  que me hubiese llevado a ese amor!", " ¿ por qué no me embarqué en esa aventura profesional"?


Y miras hacia atrás, y te das cuenta de que te has dejado muchas cosas sin escribir en el tintero.  Haber transitado sólo los caminos ya señalizados. Y que no hay marcha atrás, que el tiempo no perdona. Y  que lo que no viviste a ciertas edades ya no se puede vivir.


Yo no soy quien para aconsejar nada. He tenido momentos de una felicidad máxima y momentos de hondísimo dolor en el almario de mi biografía. Pero siempre he hecho lo que he querido hacer- que no es lo que me ha dado la gana. Por supuesto que a veces la cagué. ¡ Y mucho! Por supuesto que sentí vergüenza y tuve que volver pidiendo perdón y una nueva oportunidad. 


Y me la dieron. ¡ Ese sí que fue un milagro!


Pero qué es la vida sino un calzado con las  suelas desgastadas , la camisa sudada , pantalones rotos, cicatrices y recuerdos. Qué es la vida sino una aventura con un comienzo agitado y  un insospechado final.


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11 comentarios:

  1. Estuviste en el 50 aniversario en Barbastro?

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  2. A mi no me invitan a esas cosas.

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  3. Siempre fui el pepito grillo de mi casa. La oveja gris. El blanco era tan blanco que hacía daño a la vista. Volvería a serlo.

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    1. Nada más peligroso que una oveja gris orgullosa de sí misma.

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  4. Al principio de mi vida fui muy respetuoso con la autoridad, las reglas, lo uniformes...
    Cuando llegué a la treintena tuve una epifanía y me di cuenta de que me tomaban el pelo, que muchos predican agua y beben vino.
    No me bastaba que me dijesen que yo tengo que cumplir las normas y despreocuparme de si los demás las cumplen o no las cumplen. O todos moros, o todos cristianos.
    Mi arraigado sentido de justicia me llevó al rabia, me convertí en un Pepito Grillo, me pasé literalmente a los que beben vino.
    Hasta que me invitaron a salir. En el mundo también hay muchas injusticias, así que la rabia sigue.
    Hay que tomarse las cosas de otra manera, que si no uno acaba siendo un Mopa de la vida. Mi filosofía ahora es ser bueno hasta la muerte y comprensivo con los demás, pero sin limar aristas.
    Al pan pan y al vino vino. No vamos a decir que lo malo es bueno.

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    1. Pienso igual que tú Sanyi: no puedo con las dobles/triples varas de medir, ni con la hipocresía ni con las arbitrariedades. Eso en otra época se llamaba fariseísmo...

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    2. Ahora se trata de no serlo mucho, de fariseo me refiero, pues apenas queda alguien realmente consecuente con lo que dice y hace.
      Se han perdido las referencias y no todo es culpa nuestra. No quedan ejemplos practicables y màs bien retrocedemos hacia un penoso final.
      Vamos pues a aprovechar lo que queda de presente, lo pasado es humo y lo futuro siquiera se sostiene como concepto.

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  5. Puedo decir, y lo digo con orgullo, que no he dejado de intentar nada que fuera importante (estudios, trabajos, relaciones...). Intentarlo seriamente.
    Como decía una amiga mía, hay que aplicar el criterio "lo que lamentarías una depresiva tarde de domingo". No tengo nada serio que lamentar no haber intentado, cuando esa tarde de domingo llegue. Si no salió, no salió. Si la cagué, la cagué. A lo hecho, pecho. Pero no haberlo ni intentado creo que es lo peor.

    Otra cosa que me ha hecho estar bastante en paz conmigo misma es haber decidido con los datos que tenía en ese momento. Claro que luego te das cuenta que si hubieras cogido ese tren, habría pasado tal o cual cosa. Claro que sí, a toro pasado somos todos muy listos. Pero en ese momento no tenías esos datos.
    El año pasado le dí este mismo consejo a una becaria. Se le abrieron los cielos.

    McC

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    1. Usted debe de ser muy buena consejera.

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    2. Pues no lo sé. Yo me limito a avisar ahí donde yo me pegué un morrazo. Eso sí.
      Mira, ¿ves esta piedra? Pues yo me la pegué. No te la pegues, tira p´alante. Yo lo pasé mal con esto, hasta que comprendí que no estaba en mi mano.... Ese tipo de cosas
      McC

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  6. En mi caso la vida me ha ajustado a unos pocos moldes en los que me he sentido siempre bastante restringida e incómoda. Pero poco a poco (ya peinamos muchas canas) voy decidiendo que molde romper y que límite establecer. Una de las lecciones que mas me ha ayudado es el distinguir entre lo que me corresponde y lo que no. Por ejemplo: la reacción de mi suegra ante una decisión nuestra, es cosa suya, no mía. Y la vida se simplifica maneras.

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