viernes, 27 de junio de 2025

LOS HELADOS: TIEMPO DE INFANCIA.

Estos días acostumbro a tomar un helado al salir del Gimnasio. Hay una heladería de Caldas que  los hace maravillosos


Para mi invitar a un helado, ya sea  en forma de polo, de tarrina, de sorbete, de cucurucho , es regresar a la infancia. No conozco a nadie que no disfrute tomando un helado y no se le vea feliz.


En el congelador de casa siempre hay helados. Desde los más chungos de hielo y palote - que me chiflan- hasta los más sofisticados. Hay un cucurucho del Mercadona, pequeñito , de chocolate, que lo como y parezco un niño en domingo.


En mi familia hemos vivido muchos días de Camy. Cuando los Magnums aún no existían. Y mucho polo . Cuando pagaba  mi padre en pesetas. A veces después de misa, otras chorreando sudor al terminar  una tarde en las bicis. Y a veces con los ojos irritados del cloro de la piscina.


Para  mi el helado siempre será un refugio , un algo para pasear a ninguna parte mientras chupo fresa, o chocolate. También me sucede con las pipas, pero allí nos empiezan a perseguir los de siempre: los que sólo piensan en joderte la vida.  


Cuando me acerco a  las vitrinas de la heladería, y veo los distintos sabores y los letreritos, pongo los ojos de un niño. Con esa mirada golosa y única que ha sobrevivido a los años.


En fin, parece que he ido   creciendo  y pasé por Camy, pasé Miko, pasé Avidesa… pasaron los veranos. Ahora, aquel niño tiene 68 años.  La vida es un parpadeo. In ictu oculi.  La vida es un crío jugando al pañuelo, ¿ lo cojo primero, o  dejo que lo coja? Y, de repente, notas  que alguien te toca la espalda antes de llegar a refugio.


Ojalá te toque con  un helado en la mano. Dando un lengüetazo al cucurucho  de tus días. ¿ qué más se puede pedir?:  intensidad y dulzura.


Haz la prueba hoy . Cuando salgas de trabajar, siéntate en la terraza de una heladería y  ya verás qué bien.


El helado es una máquina del tiempo maravillosa. Te sientas, y mientras sorbes  y lames las gotas que se deslizan por el vasito, recordarás , tan feliz y tan campante,  los años que ya se fueron.


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28 comentarios:

  1. Cuando en los 80 jugaba en la Champions League del fútbol profesional, si no la totalidad, la práctica totalidad de los helados que caté fue el modelo Popeye de Limón o Naranja. Una vez se lo comenté a un entrenador de porteros muy conocido y me dijo que eso era así "porque era un pringadillo" (palabras textuales). Aún me dura la cara de tonto que se me puso.

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    1. Me ha recordado usted a Nacho F. Tenía un gusto muy exclusivo para los helados.
      Le pirraba Häagen-Dazs

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    2. Oiga, pues hay que reconocer que tenía muy buen gusto.

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    3. Cuando pasé por Westpoint, uno de los dias o mejor anocheceres gloriosos era cuando nos preparaban una cena en una terraza con una fuente cantarina. Cena bastante frugal por cierto, porque a continuación aparecian unos auténticos cubos rebosantes de helados de diversos sabores, acompañados de crujientes cucuruchos y vasos de diversos tamaños. Todo hecho en casa, menos los vasos por supuesto. Era de risa ver los intentos por vivir la sobriedad y la mortificación. Se agradecía tanto aquello en medio del ferragosto romano..!!

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    4. ¡¡¡Scuff!!!, ¡¡¡un abrazote bien grande!!!

      Gracias por compartir.

      Te sigo a diario.

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  2. San Sebastián, ciudad heladera por excelencia. Tomar un helado después de un día de playa era una fiesta. La expectativa con las novedades del cartel de camy, miko, frigo... Los cornetes solo caían si invitaba mi tío. Un vaso de leche merengada casi helada. Gloria.

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  3. Yo era el encargado de comprar los helados en casa. Llegábamos al postre y mi padre decía: hoy, helados.
    Hacíamos una lista con los deseos de cada uno, cogía una bolsa de plástico, me montaba en la bici, ponía cara de velocidad y a por ello.
    Yo era de polo de limón, hasta que salió el Frigodedo.
    Ahora solo tomo frigodedos, ni el frigopié lo ha superado.

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  4. A mí me gustaba el Drácula.
    McC

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  5. La horchata es la bebida de los dioses. Es un sabor muy concreto, que no se parece a nada. Cuando hace tiempo que uno no la toma, uno "olvida" ese sabor e imagina que la horchata es "algo así como una leche azucarada".
    Pero entonces la vuelves a probar... y la horchata es muy horchata. Su sabor es inimitable.

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  6. También eran muy buenos esos helados de barra típicos de campamentos, que se comían entre 2 galletas.
    Cuando mordías un trozo demasiado grande te subía ese doloroso frío por la mandíbula... que es también un recuerdo de la infancia.

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  7. Yo estoy enamorado de una señora que se llama Comunidad Valenciana. Tierra de la paella, los turrones y la horchata. Vaya tres manjares.
    La horchata me chifla. A veces deja un poco mosqueado el estómago, pero eso se arregla si la tomas con los fartons.

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  8. A mi me pirran los polos de naranja de Mercadona. Tan sencillo como eso. Donde haya uno que se quiten los Magnums y demás parafernalia. Gracias Suso por regresarnos a nuestra patria de la niñez y adolescencia.

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    1. Hoy en el Mercadona de A Estrada, en la sección donde cortan y venden jamones había una joven con una minifalda muy principal y he pensado que lo que hace más apetitosos los jamones es , precisamente, la minifalda.

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    2. Cada loco con su tema que decía Serrat

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  9. En los años ochenta estaban muy de moda las "fragolosinas". Ese polo de limon o naranja envuelto en un plástico, similar al calippo.

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  10. en casa me gusta cubrir el helado con canela

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  11. Y si de helados se trata, no me digas esos cremosos italianos, sobretodo los que salen como churros de esas máquinas encima en un cornete crujiente.
    (Los íbamos empujando con la lengua para que llegara al fondo del cuerno)

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  12. Venga, va, me la juego a parecer cultureta. Federico Moccia, en El paseo, recuerda los helados que tomó con su padre paseando.
    "Y más allá, Mennela, y sus ricos helados: stracciatella, pistacho y nata; cuando eres pequeño, te gusta solo el nombre de los sabores, e incluso sin gustar el sabor te parecen dulces".

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    1. Esos nombres me llevan a la heladería que hay cerca del Bernabéu, que se llama Freddo Freddo. Tenía esos sabores tan exuberantes , y después de la misa del 26 de Junio en la parroquia de san Jorge, allí íbamos en masa a refrescarnos.

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  13. También queda muy bueno el helado de plátano casero. Simplemente rodajas de plátano en el congelador y una vez congelados pasarlos por la licuadora y listo, servirlos con una cuchara en forma de bolitas.

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  14. Recordemos el helado que pirraba a Marlies: cuál era?

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  15. La existencia de susto es realmente miserable.

    Ni por San Chema felicitó a su hermano.

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    1. ¿ Porqué se hace tanto daño?
      ¿ A quién le importa mi vida que, es verdad, resulta miserable?
      Insisto: ¿ por qué se hace tanto daño?
      Lo de Pet- positivo muy bueno.

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