He visto esta serie que recomiendo con entusiasmo. Desconcertante, maravillosa, una obra maestra. Me ha dejado descolocado. Una historia con muchas lecturas: el amor, la ausencia, la locura, la tristeza, el fanatismo, la fe, Dios, las creencias. Un estudio sociológico y psicológico del comportamiento humano que sirve para adentrarnos en los miedos y las absurdas reacciones de un cúmulo de personajes ante un hecho tan inquietante como inexplicable.
Todo está magníficamente contado, rodado, con una absorbente banda sonora y una sublime fotografía. Las actuaciones, todas, magistrales.
Ningún capítulo de las tres temporadas tiene desperdicio , hasta una moraleja final sencilla, y directa a las entrañas del espectador, donde las escasas respuestas son innecesarias, ya que lo que realmente importa es el camino recorrido, y como lo han pisado de manera firme y convincente.
Desaparece el 2% de la población y nadie sabe por qué. Pero lo fundamental de la trama se centra en el 98% restante que se queda. En cómo reaccionan, cómo se sienten, cómo se ubican y recuperan en un mundo en el que nada tiene sentido. Es una serie llena de mensajes profundos, que te hacen reflexionar, que te hacen pensar, y que te hacen sentir. Y, en ocasiones, te dejan fuera de combate.
Unas escenas emocionalmente demoledoras; y unas interpretaciones que te llegan al alma, The Leftovers para mí es una serie que si le das 3 o 4 capítulos, te impactará seguro. ¿Qué sentido tiene todo? ¿Realmente merece la pena? ¿Qué hacemos aquí, a dónde vamos?
Para algunos la conclusión de la serie es tremendamente profunda y pesimista. Yo pienso que sí, pero hay un poso de felicidad, de alegría, si la buscas. Es verdad que nada tiene sentido en el mundo actual. No somos felices, estamos perdidos, pero si buscas el amor, lo encuentras.
The Leftovers no es que deje más interrogantes que respuestas, es que tanto unas como otras en realidad no importan. Importan los caminos, el proceso, la evolución, los andamios que has necesitado para hacer esto, lo otro o lo de más allá.
Y claro, importa el amor, siempre el amor, o el pragmatismo, ¿o era la fe?
No os arrepentiréis. Para mi una obra maestra.
Está en HBO.
Buenos días. A por ella. Gracias. Saludos.
ResponderEliminarEs sábado y un recuerdo a Lalo Schiffrin.
ResponderEliminarRecuerdo aquel que tenía las llaves del armario de licores de pedigree en Miraflores y que lo abría cuando era menester que un día le dijeron y por qué lo abres hoy? Y dijo: porque mañana puedo estar muerto y hoy es hoy. Música de los Amaya y vámonos que nos vamos.
ResponderEliminarRumba tres no son mancos
Eliminarhttps://youtu.be/KVWI9XirEdc
ResponderEliminarEsto me recuerda al Fútbol Club, con la diferencia de que desaparece el 98% de la población y el 2% que queda se pregunta qué ha pasado.
ResponderEliminar¡Muy bueno! ¡ Bien visto!
ResponderEliminarSólo que no se hacen preguntas:
«Si alguien se descaminara, le quedaría un remordimiento tremendo: sería un desgraciado. Hasta esas cosas que dan a la gente una relativa felicidad, en una persona que abandona su vocación se hacen amargas como la hiel, agrias como el vinagre, repugnantes como el rejalgar»
Para ellos estamos jodidos.
¡En 2025! Vols dir? Diría que eso ya no es así.
ResponderEliminarJo crec que sí...o han eliminat la profeçía del rejalgar del seus llibres?
EliminarLa serie recuerda un poco el "misterio del Betis"; el por qué de la misteriosa "desaparición" de un 2% de numes. ¿Qué habrá sucedido? Tantos numes como había en los años 80...
ResponderEliminarNo. Esa idea es de Sanyi, no es suya de usted . No meta cuchara. Y si la mete, aporte algo más.
EliminarCuando vi la serie, ni yo ni nadie que conozca, hizo esa comparación.
Así que demos a Sanyi lo que es de Sanyi. Y, como el ha dicho, no desaparecieron un 2%...fue al revés.
«Si alguien se descaminara, le quedaría un remordimiento tremendo: sería un desgraciado. Hasta esas cosas que dan a la gente una relativa felicidad, en una persona que abandona su vocación se hacen amargas como la hiel, agrias como el vinagre, repugnantes como el rejalgar»
ResponderEliminarFrase muy dura. Durísima Mil veces leída y oída. Ha marcado gran parte de mi vida. Durante y, aunque la profecía no se cumplió, también después. Para mí es un misterio. Dios lo permitió. En la otra vida habrá respuesta sobre el por qué. Dios es bueno.
Los porcentajes reales cuáles son? No creo que sea un 2% ni tampoco un 98%.
ResponderEliminarYo estoy felizmente desencaminado desde hace un porrón de años. Afortunadamente.
ResponderEliminarY ni rejalgar ni leches. Era una leyenda urbana, antes llamado cuento chino.
Sevillista
A todos los que arrastrais algún trauma de tiempos pretéritos os sugiero la lectura de un libro: "La recomposición de la crisma" (Themata editorial). Me agradeceréis la recomendación.
ResponderEliminarA ver si dejamos ya de dar por culo siempre con lo mismo.
ResponderEliminarNo se enfade, hombre. No vale la pena.
EliminarEl “rejalgar” es una estrategia de manipulación sectaria, que se uso con adultos y con niños. Es coacción, abuso emocional, maltrato psicológico, con la finalidad de engrosar las cifras de miembros del grupo.
ResponderEliminarConmigo se intentó, recuerdo claramente quien pronunció tal blasfemia, y el lugar exacto también. A mi no me afectó porque no les creí. Me interpeló en el sentido de pensar en la clase de gente que militaba en el grupo en sí. Yo tuve la suerte de llegar a ese grupo con conocimiento previo de Dios. Ante el “rejalgar”, yo pensé lo lejos que estaba de Dios quien decía eso; no pensé entonces que fuera un error estructural, sinó de personas concretas. Pasó un tiempo hasta que me di cuenta de que el grupo en si mismo describía un Dios falso, inventado a imagen y semejanza de los terrores humanos, y muy alejado del que desde pequeño se me había revelado a mi.
Pero sentí mucha pena y rabia, una especie de decepción hacia unas personas que había supuesto buenas, y no lo eran del todo. No puede ser bueno del todo quien cree en un Dios malo. La primera condición para ser Dios es ser bueno. Y la primera condición para ser un ser humano bueno es poner el “bien” por encima de cualquier Dios que nos presenten; la bondad de Dios es el primer criterio de credibilidad.
PRISCILIANO
Ya. No dejes de leerme, tarao. Me da que tiene usted una fijación gay conmigo. Lo estoy viendo embadurnado de aceite de cacahué , frotando calabacín en la carroza LGTBI de su pueblo.
EliminarPero, por favor, no deje de leerme. Yo te salvaré.
Yo no sé si habré oído alguna vez esa frase que como muchas otras uno lee y probablemente no quiera saber que significa en toda su profundidad.
ResponderEliminarPero cuando deje de jugar al fútbol, fue un buen amigo al que habían “cesado” unos años antes, el que me dijo: vas a vivir con remordimientos. Ese amigo es los que ha vuelto a la liga. Y yo vivo desde entonces con una gran paz y seguridad de haber hecho lo que debía. De la que nos hemos librado.
Los que yo conozco que han dejado la liga, hablo de los de mi promoción, están un poco chutados. El fútbol les dejó bastante tara, nada bueno, incapaces de tener una mínima conversación. Supongo que debo incluirme en el grupo de los tarados, pero yo me siento personal normal, bastante feliz y no me cambiaría por nada.
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