miércoles, 25 de junio de 2025

SALVADO DE LAS AGUAS.

En el gimnasio al que voy hay de todo. Desde el metrosexual galaico portugués , hasta el rústico del Umia, río que da nombre a la comarca y sus moradores. 


Hace unos días, dándole a  la hebra con un paisano que se acaba de incorporar a la rutina de jadeos, sudores, mancuernas y pesas, me contó la razón de su asistencia. Tuvo un infarto conduciendo un Trailer.  Le pilló el fallo cardíaco en Munich y por miedo a ingresar en un país que desconocía  la lengua  y costumbres, decidió seguir infartado hasta Vigo.


Fueron los médicos los que le han aconsejado ir al gimnasio.


Este hombre me parece un hallazgo. Es un héroe sin capa ni disfraz. 


Observando los usuarios , ellas y ellos, creo que ha llegado el momento de que salgamos del armario los comunes, es decir, esa buena gente  que nos encontramos a la salida del Lidl, la señora que nos cruzamos en la calle cuando va a buscar a su nieto a colegio, o el jubilado del bar que está leyendo el periódico. O sea, el que no se da un pijo de importancia. Y eso es lo que descubrí en ese buen hombre que hablé a la salida del gimnasio. 


Nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas sencillas, comunes. muchas veces olvidadas. Que son los que escriben de verdad los acontecimientos decisivos de nuestra historia: enfermeras, médicos, reponedoras de supermercados, limpiadoras, camarer@s, transportistas...


Son es@s  que lleva un chándal,  de oferta  tres por uno,  marca TEX, que es el del Carrefur, o unas zapatillas de los chinos, y calcetines de lana blancos, de media caña.


Gente sin pretensiones, que no se miran al espejo haciendo posturitas. Son la muchedumbre que no tiene mitos fundacionales.


A veces tengo la impresión de ser como como ese niño que la  hija del faraón rescató de las aguas.


También estas personas flotan en cestitos así, van a la deriva, sol@s en sus casas, en su vida, y esperan a alguien que los salve. 


Llevan una llama con ellos - sí, una llama, lo he visto-  una llama que no se debe apagar. 


Leí que no existe militancia sin un mito fundacional. No hay chica pija que no tenga su influencer, ni guaperas que no lleve pendiente a lo Cristiano. Los del Orgullo Gay también tienen sus mitos ( como no soy gay ignoro cuales son). En la moda, en la religión, en las canciones...¡todo está poblado de mitos fundacionales a los que siguen miles y miles de fanáticos. 


En mis años  de joven profesor, había un estereotipo de profe que lleva zapatos sebagos, la americana porcima de los hombros , pantalón gris, la agenda Finocam, y una manera muy típica de andar, de mirar, de pasear, o de recibir la confidencia.


Algunos, estos ya eran de nota, se habían enterado de que san Josemaría usaba la colonia Atkinsons, y se atufaban de ella con manguera.


Lo que quiero decir es que hay que encontrar un tío que abra camino para que surja una legión de  peña que viva el Orgullo del Melasudismo. Un tío normal, da lo mismo sea  gordo o esmirriado,  un tío que no reivindica ninguna marca, que  lleva zapatos de rejilla, que habla sin tonterías, o sea, que no dice "icono de belleza", ni gilipolleces de esas. Que es cervecero,  que anda raro, que no es que se ría, se descojona. Es normal, y entiende lo justo cuando está  fuera del medio en que se desenvuelve.


Porque esa gente he descubierto que es la que de verdad vale.




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23 comentarios:

  1. El problema es que con este tipo de gente apenas puedes hablar. La ventaja es que te hacen reír. Pero cada cosa a su tiempo.

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    1. Eso depende de usted. San Pablo aconsejaba que había que ser gordo con los gordos , flaco con los flacos... parece que a usted sólo le enseñaron una manera de relación.
      Una pena j

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  2. Yo soy más de mirarme al espejo, en el gym.
    Tengo 70 años pero me pasa un poco aquello de que yo me veo como siempre. Y son los demás los que me ven mayor. Y no entiendo que ven en mi. Yo en el espejo sigo viendo al de siempre.

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    1. A mí también me pasa, pero sé que no es verdad. . Me refiero a chapa y pintura.

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  3. No sé si el atuendo tendrá algo que ver con salvar el mundo, pero yo voy al gimnasio con las mallas de algodón del Lefties (5 euros el paquete de 3), y las camisetas que ya están desechadas para otros usos.
    Es la misma ropa que uso cuando nos llega la leña en octubre y hay que guardarla en la carbonera.
    No sé si tengo mito fundacional o lo he sustituido por una tortilla de patatas.
    Con pimientos, eso sí.

    "...esa buena gente que nos encontramos a la salida del Lidl, la señora que nos cruzamos en la calle cuando va a buscar a su nieto a colegio, o el jubilado del bar que está leyendo el periódico."
    En el bar en el que tomo el café de las 7 y media de la mañana hay mucha gente así. Ya nos conocemos: el fontanero, la veterinaria, las limpiadoras del colegio de al lado, el de la imprenta... Hasta nos preguntamos por la familia. Esta gente son el motor del mundo.
    McC

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    1. "Esta gente son el motor del mundo".

      Diga usted que sí.

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  4. Llevo tiempo yendo al gimnasio, que no el gym, que soy como soy. Perder barriga, hacer algo de fuerza, sobrevivir hasta la ducha, no atiborrarme de comida después con la excusa. Mis marcas básicas del Sprinter y del Decathlon, algo de Alcampo ocasionalmente, y mucha observación. He conocido gente a la que admiro, aunque claro, es cosa de las horas a las que vamos los jubilados madrugadores relativos. Del resto, cuentan, cuentan, y no me lo creo, aunque lo veo. Y por supuesto, el gel del gimnasio, el de la ducha de allí, que para eso pago.

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    1. Usted y yo jugamos en la misma liga. Un abrazo.

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    2. Gracias, me halaga jugar en su liga. Los colegas del rincón bromeamos: hoy te quitan el pernocta, vas a perder la beca, te van a hacer recuperar horas un domingo. Y muy bien, me dicen en casa que voy al gimnasio por eso, y no por lo que me toca sudar. Siempre he sido asín que cualo. Abrazos.

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  5. Alguien sabe q pasó con el Padre Sevillani?quiero escribirle en persona pero a donde envío la carta? A VT?

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    1. Escriba en el sobre " Padre Sevillani. Villa Tévere. Bruno Buozzi ,75.00197 ROMA.

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    2. Me temo que leerán la carta.

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  6. Pues yo estoy en los 110 kilos (1,73 de altitud).
    Cuando era pequeño íbamos a la playa con una hermana que tiene una enfermedad degenerativa (principios de los años ochenta).
    Pues allí estaba Paco, que vendía polos en la playa y a mi hermana se los regalaba. Un chico fortote, que estaba cuadrado; y mi hermana -pobrecita- pues está allí (el 4 de julio la vuelven a operar; ya vamos por treinta o cuarenta operaciones; encomendemos).
    El local de playa se llama Sausolito.
    Pues que me encontré el otro día con él (tiene setenta años) y pensaba, este que cuando era joven le regalaba cada día un "polo" a una niña con una enfermedad pues debe ser un santo.

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    1. He olvidado decir que era -es- en Sitges.
      Una buena persona, el Paco.

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    2. Sanyi que historia tan bonita y lo que más me gusta es que es real. Bendita bondad en un mundo donde la maldad y la podredumbre está en primera fila. Sí, Dios bendiga a este hombre y a tantos como él que no dan voces pero dejan una bonita huella

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  7. Realmente, bella historia la de Paco de Sitges. Ejemplos como éste a uno le reconcilian con la humanidad.

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  8. No todo es oro lo que reluce, hay mucha mentira en todos lados. La peor aquí, el autor sabe bien. Dejó mucha mujer tirada en Honduras.

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    1. Yo jamás he estado en Honduras. Falló el tiro.

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    2. Menudo tontorrón.
      Yo dejé a mucha mujer tirada en Vladivostok, aunque nunca estuve.
      Estando en Vladivostok, añoraba las noches de París.

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  9. Honduras dice, me estoy descojonando, no puedo parar de reír.

    Desde Tegucipalpa, con con todo mi amor a Tomás Pizpi el de las 19:38 P.M.

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  10. Muy de acuerdo en todo, excepto los zapatos de rejilla. Por muy melasudo que seas, deberían estar prohibidos.

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    1. Yo también estaba en contra. Hoy considero que son la Fórmula 1 de la ingeniería del calzado.

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