EL PAYASO PAGLIUCI.

miércoles, 16 de julio de 2025

En un curso de retiro en Mas Castells tuve una conversación un tanto particular con un ser humano.  No la he olvidado. Le había preguntado cuál era su razón para asistir. El hombre era un tipo de unos cuarenta años, muy pijo, muy de diseño, bastante estiradillo.


- Soy abogado y profesor universitario. Hasta hace poco tenía una pareja. Acordamos que cada uno viviese su vida - cada uno en su casa-,  y planificábamos viajes juntos, o agendábamos asistir a eventos que nos gustaban. La verdad es que nos iba muy bien. Pero hace un mes me dejó.  Me quedé roto. Me hundí. Todo mi mundo se vino abajo. Y me preguntaba cuál era el secreto de aquellas personas que siempre desprenden optimismo, energía y pasión. Como  mis padres.


- Soy hijo de un humilde taxista. Y me acordé de ese hombre que a diario salía a trabajar feliz, y regresaba feliz. No se  despedía sin darle un beso a mi madre y a mi, y al volver a casa , lo mismo. Fui a comer con ellos. Y le pregunté cuál era el secreto de su felicidad. Por qué siempre estaba tan contento.


- Y me contestó " ¿has visto que en la entrada de casa hay una imagen de la Virgen en la repisa del recibidor? Pues todos los días , al irme y al entrar en casa le acariciaba la cabeza y le decía " no nos dejes, Madre mía. Guárdanos ".   Por eso siempre a tu madre y a mi nos veías contentos".


- Y esa es la razón por la que he venido al retiro.


Cuando la vida te va mal, tú no eres culpable de todo lo que te pasa. Pero sí eres responsable de tu respuesta.  Este hombre buscaba respuestas. Y tuvo la cabeza, y el corazón, para mirar un ejemplo que a mucha gente se le hubiese escapado.


No nos damos cuenta. Tenemos desde muy pequeños personas que han sido faro, luz, calor. Quizás  con el tiempo las hemos olvidado. Pero llega un día que viene la ustie. Y  buscamos. 


Esas personas son  rollo  fisio, esos que te acercas a ellos y te masajean el alma, y te van deshaciendo nudos y contracturas, estiran aquí y allá, y sales como nuevo.


¿Y si no, qué?, puedes preguntar.


Bueno, te puede suceder como ese hombre que fue al psiquiatra pidiendo ayuda profesional. Se encontraba fatal, lloraba con frecuencia, sentía impulsos suicidas . El doctor lo escuchó. Le dio una receta. Y al acompañarle a la puerta le dijo:


- Debería ir a ver  a un payaso que es maravilloso. Está en la ciudad, en el Circo Ringlin . Lo pasará muy bien, y le puede ayudar a ver la vida de otra manera. Se llama Pagliuci.  


- Doctor, es que yo soy Pagliuci.


O sea, ir jodido por la vida, maquillando tu dolor.

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13 comentarios

  1. Fenomenal la anécdota del payaso Pagliuci, porque permite analizar y resumir muchos de los temas que han salido en este blog y también valorar las posturas de varios comentaristas. En este sentido, es una lástima que haya tantos contribuyentes anónimos, sin nombres o apodos que nos permitan seguir, reconocer y valorar sus ideas con mayor profundidad.

    Creo que hay muchos ángulos desde los que mirar lo de Pagliuci. Por ejemplo, se me ocurre verlo como un “remake” en clave moderna y menos sangrienta, pero igualmente trágica, del mito de Edipo: la historia de una persona con buenas intenciones que busca curar, y que al final descubre que él mismo es medicina y herida a la vez; que intenta sanar pero lleva dentro de sí el mismo mal que pretende curar. La culpa de Edipo (matar a su padre y casarse con su madre) es trágica en grado máximo, porque el personaje es ignorante de su condición, pero igualmente culpable ante los dioses y la sociedad.
    Aunque Pagliuci no haya cometido un crimen, también su historia es trágica: vive una doble vida en la que a la risa pública se contrapone el llanto privado, sin interacción entre ambas dimensiones.

    Aquí creo que algunas ideas cristianas, que en varias ocasiones nos ha recordado Sanyi, pueden ser útiles para contrarrestar ese pesimismo cósmico que encarnan tanto Edipo como Pagliuci. Por ejemplo, la distinción entre el pecado y el pecador; o la realidad del pecado, donde la materia grave no basta: se requiere plena advertencia y consentimiento —algo que claramente falta en el caso de Edipo. O también la doctrina del pecado original y de la Redención, que nos abre la posibilidad de una felicidad eterna no por nuestros méritos, sino por los de Cristo.

    Otro ángulo para analizar la historia de Pagliuci es la cuestión de la identidad desgarrada, de la doble vida, y del uso de máscaras. Aunque en teoría todos aborrecemos la doble vida, en la práctica hay formas de doble vida y de uso de máscaras que son necesarias o al menos estrategias útiles de supervivencia. Aunque tienden siempre a ocultar o a engañar, no implican necesariamente dolo. En este sentido me pareció muy atinada la intervención de Prisciliano de ayer, cuando explicó cómo oculta a su madre la gravedad del estado de salud de su hermano, o la observación de McC: que el bufón, a fin de cuentas, es una figura socialmente necesaria.

    Curiosa la evolución de la palabra griega “πρόσωπον” (prósopon), que en origen significaba “máscara”, y que los teólogos cristianos de los primeros siglos adoptaron precisamente para referirse a la persona (humana o divina). Una etimología que da que pensar.

    Un enfoque más, que conecta con temas que salen con frecuencia en este blog, es fijarse en la figura del psiquiatra. En cierto modo recuerda a unos - no todos - entrenadores pipiolos (y no solo) de clubes de fútbol, convencidos de tener la farmacopea universal: creen estar ayudando, piensan que hacen lo correcto, pero en realidad no reconocen a la persona que tienen delante. Se fijan en los síntomas, pero no en la persona concreta; saben muchas cosas, pero no saben a quién están mirando.

    Una historia muy rica, que permite muchas lecturas. Gracias por traerla.

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    1. Potente el comentario. Muchísimas gracias, Guiri

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    2. A veces me pregunto si ir al psiquiatra no es una forma de renunciar a la búsqueda de la felicidad. Con sus pastillas que quitan los síntomas.
      Lo digo yo, que voy al psiquiatra.
      Cuando estamos des-moralizados ¿no renunciamos a la heteronomía propia de la persona, que es la moral?
      El seguimiento de la moral natural nos debería hacer mejores personas y por lo tanto más felices.
      No nacemos programados como los animales, pero la autonomía debe ser heteronomía.

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  2. A mí la entrada me recuerda a la frase que encabeza Anna Karenina de Tolstoi: "Todas las familias felices se parecen, pero cada familia infeliz lo es a su modo".
    Pienso que los infelices se complican la vida. Conozco mucha gente que objetivamente podría ser infeliz y son my felices.
    Y conozco a otras personas que tendrían todos los números para ser felices y no lo son. Siempre hay algo, producto de su imaginación.

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    1. Desde que nacemos hasta que morimos, solo buscamos una cosa: que nos quieran. Todos buscamos amor.Y , con frecuencia, lo confundimos con otras cosas.

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    2. es curioso, dices que nos quieran pero no querer. Yo creo que , si se encuentra el querer a otro sin contraprestación, sin un cielo, una satisfacción interna, un quid pro quo en cualquier formato, entonces encontramos el camino del bien y de la felicidad. Dicho esto, tengo mis dudas filosóficas sobre la bondad: por qué ser buenos?

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    3. Lo decía porque conozco muchas personas que no han sido queridas en su infancia, ni abrazadas, ni besadas, ni valoradas...de allí vienen, con los años , muchas depresiones, muchas ansiedades, muchas rarezas, y muchísimos problemas.

      La gente buena de verdad lo es sin querer. Eso lo tengo más que comprobado, y son felicísimos. Da para una entrada. Todo lo que funciona en este mundo es gracias a la bondad y la confianza, que es hija de ella.

      Mire un billete de 20 euro. Eso es confianza, y bondad. A usted le han dicho que ese papel vale 20 euros, y se lo cree. No lo vale, pero usted confía y lo da por bueno.

      Lo mismo sucede con muchísimas cosas. Hay gente que piensa que las vacunas son malas, y que hay una conspiración y esas cosas. Peo la mayoría de ellas pensamos que son buenas, que no nos engañan.

      Vivimos entre gente buena. Es verdad que hay mucho hijo de puta, pero ganamos los que queremos ser buenos.

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  3. gracias. Seguiré pensando qué es el amor, más allá de un sentimiento.

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  4. Cada familia feliz también lo es a su modo; la felicidad, como Dios, tiene muchos caminos. No siempre se puede elegir ser feliz; se puede construir una base, trabajar unos cimientos, pero puede haber un terremoto que lo destruya todo igualmente. Hay mucha gente infeliz en Ucrania, en Palestina, en... que por mucho que se esfuercen no pueden ser felices, no todo depende de uno mismo.
    Que nos quieran no siempre depende de nosotros; querer, sí. Querer es gratis e incondicional; eso sí, con el derecho a la distancia y el alejamiento; a veces, para querer, hay que alejarse.
    ¿Por qué ser buenos? Se parece a la pregunta de Leibniz: “¿Por qué el bien y no el mal?”. Para un filósofo puede ser difícil responderlo, por eso les recomiendo a los filósofos que lo pregunten a un niño pequeño y obtendrán respuestas reales, de las de verdad. O que recuerden cuando alguna vez han tenido dolor de muela y que se pregunten “¿Por qué es mejor que no me duela a que me duela?” Yo creo que la respuesta les saldrá espontanea.
    Los niños son resilientes, pero la resiliencia tiene un coste; el dolor en los niños es el peor corruptor de sus mentes; cuanto más moral sea el dolor, más estropicio; por eso yo no soy demasiado defensor del dolor. Del dolor, los adultos, podemos aprender; podemos utilizarlo para madurar; pero el dolor que viene sin llamarlo, el que la vida te trae y te encuentras sin desearlo. A mi modesto entender, el dolor buscado a propósito, aunque sea para madurar, es un pecado, porque hacer daño a propósito no le gusta a Dios; ni aunque sea hacia uno mismo.
    Yo creo que hay gente buena, y gente que aun no ha encontrado la manera de serlo, o de querer serlo. A veces, aquello que “queremos” depende de algunos factores ajenos a nosotros mismos. Como decía Einstein (y esto sí que lo dijo él, no las miles de citas que aparecen por doquier) podemos hacer lo que queramos, pero no siempre podemos querer lo que queramos. ¿Somos libres? Sin duda. Pero la respuesta de la libertad a veces se mueve al ritmo de la cuerda invisible del títere que a veces, sólo a veces, somos. No somos buenos cuando algo en nosotros tiene miedo aunque no lo sepamos. No somos buenos cuando algo hizo estragos en una parte de nosotros, o en una parte de alguien de quien hemos heredado una oscuridad. No hemos elegido el barro con el que nos han hecho. Darse cuenta de esto es el primer paso para ser de verdad nosotros mismos quienes trabajemos nuestro barro e intentemos arreglar el desaguisado.
    El amor es más que un sentimiento, pero también es un sentimiento. Las plantas no siempre tienen flores; pero ¡que mal si nunca las tienen! Hoy me he fijado en alguien que se mueve por mi barrio y he leído su mirada: seguro, satisfecho, decidido, como un Miura, se adivinaban las jaculatorias en sus labios, veía en sus ojos su desvalorización de los sentimientos, de la ternura… y su exclusiva valoración del esfuerzo y la perseverancia sin “cursiladas” sin música (metafóricamente), su andar decidido… ¡Proselitismo! ¡Normas! ¡Nada de ñoñerias parroquiales! ¡Que no somos una ONG! Y no dejo de ver en todo esto un centrarse en uno mismo, en la propia santidad, en la propia piedad, en uno mismo! Me atrae más la fe del carbonero que sufre porque su vecina tiene un hijo enfermo, y llama a su puerta para preguntar si puede ayudarla en algo; no sé por qué, pero me enciende el corazón el agnóstico o el tibio que quizá no se dirige a Dios, pero vive pendiente de como están los demás…
    PRISCILIANO

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    1. gracias Prisciliano. No es una respuesta de la RAE, donde ayer anduve buscando "amor", "felicidad",...y también en nuestra nueva espía la IA. Veo que para ser términos cotidianos, referencias donde nos movemos con cierta comodidad, palabras desgastadas en muchas ocasiones, son del todo imprecisas. Cierto que los creyentes lo tenéis más fácil. Sobre los mismos me queda claro que no admites las disciplinas, cilicios y otros enseres de autocastigo. Lo comparto. Y también la bondad del tibio.

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  5. Viendo a Garrik actor de la Inglaterra
    el pueblo al aplaudirle le decía:
    «Eres el mas gracioso de la tierra
    y el mas feliz…»
    Y el cómico reía.


    Víctimas del spleen, los altos Lores,
    en sus noches más negras y pesadas,
    iban a ver al rey de los actores
    y cambiaban su spleen en carcajadas.

    Una vez, ante un médico famoso,
    llegóse un hombre de mirar sombrío:
    -Sufro le dijo, un mal tan espantoso
    como esta palidez del rostro mio

    -Nada me causa encanto ni atractivo;
    no me importan mi nombre ni mi suerte
    en un eterno spleen muriendo vivo,
    y es mi única ilusión, la de la muerte-.

    -Viajad y os distraeréis.
    ¡Tanto he viajado!
    -Las lecturas buscad.
    ¡Tanto he leído!

    -Que os ame una mujer.
    ¡Si soy amado!
    Un título adquirid!
    -Noble he nacido!

    -Pobre seréis quizá?
    -Tengo riquezas
    -De lisonjas gustáis?
    -Tantas escucho!

    -Qué tenéis de familia?
    -Mis tristezas
    -Vais a los cementerios?
    -Mucho… mucho…

    -De vuestra vida actual, tenéis testigos?
    -Sí, mas no dejo que me impongan yugos;
    yo les llamo a los muertos mis amigos;
    y les llamo a los vivos mis verdugos.

    -Me deja, agrega el médico, perplejo
    vuestro mal y no acobardaros;
    Tomad hoy por receta este consejo:
    sólo viendo a Garrik, podréis curaros.

    -A Garrik?
    -Sí, a Garrik… la más remisa
    y austera sociedad le busca ansiosa;
    todo aquel que lo ve, muere de risa:
    tiene una gracia artística asombrosa.

    -Y a mí, me hará reír?
    -Ah! sí, os lo juro,
    -él sí, y nadie más que él; mas… qué os inquieta?
    -Así dijo el enfermo, no me curo;
    -Yo soy Garrik!… cambiadme la receta!

    Cuántos hay que, cansados de la vida,
    enfermos de pesar, muertos de tedio,
    hacen reír como el actor suicida,
    sin encontrar para su mal remedio!

    -Ay! Cuántas veces al reír se llora!
    -Nadie en lo alegre de la risa fíe,
    porque en los seres que el dolor devora,
    el alma gime cuando el rostro ríe!

    Si se muere la fe, si huye la calma,
    si sólo abrojos nuestra planta pisa,
    lanza a la faz la tempestad del alma,
    un relámpago triste: la sonrisa.

    El carnaval del mundo engaña tanto,
    que las vidas son breves mascaradas;
    aquí aprendemos a reír con llanto
    y también a llorar con carcajadas

    Juan de Dios Peza

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    1. Gracias, muchísimas gracias, Scuff. Es la guinda para esta entrada.

      Un abrazo inmenso.

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    2. Iba a recordar a Robin Williams, pero efectivamente lo de Scuff es la guinda

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