Creo que nunca conté esta historia.
Los días que decidí dejar mi vida en la obra sucedieron dos hechos inesperados: que Manuela rompió conmigo porque descubrió que toda mi vida era una mentira, y que la obra me ofrecía irme a Argentina, o a Chile, y volver a empezar.
Comenté al que hablaba conmigo que quería ir a Fátima tres días , solo. Y allí resolvería. En realidad, no había nada que resolver, con Manuela y sin Manuela, debía de volver a empezar.
En Fátima pedí a la Señora que me sacase del lío en que estaba metido. No creo que rogase mucho más. Fueron tres días muy intensos. Allí tuve una experiencia un tanto peculiar. En una especie de grupo de oración que me colé, cerca de la ermita, una mujer joven no dejaba de mirarme. Esa mirada activó lo peor de mi. Y poco después estaba en la puerta de su habitación. Era un cuarto cochambroso, un colchón en el suelo, un lavabo enmohecido y un aposento decorado de vírgenes, santos, y cristos de mirada lánguida. Todo desprendía un sabor a angustia, a histeria, a enfermedad.
No sucedió nada. Hablamos y me fui. Y no pasó nada no porque no quisiéramos. Pero pensé " joder, Suso, de aquí a la nada enquistada ". Me tengo miedo. Hoy también. No soy un hombre de fiar. El bla, bla, bla que escribo ahora podría provenir de un individuo absolutamente impresentable -yo- y solamente serían palabras vacías.
Siempre he estado convencido de que aquello no fue casual, y que hay unas consecuencias devastadoras cuando rechazas la gracia última. No era tanto el saber que la Virgen estaba en esa plaza - eso no me importaba, ya me abandoné a su intercesión- sino el rechazo de contemplarme en el espejo de mis pecados, y ponerles nombre.
La verdad es que no sé qué sucedió en aquellos días.
Cuando regresé encontré en el parabrisas de mi coche una pajarita de papel . Sabía de quién era. Manuela hacía unas pequeñas pajaritas de papel . En ella había escrito " ¡no hagas más daño!, ¡ no mientas más!".
Ella trabajaba en un hospital cercano. Y pensé " nada está perdido aún".
Fui a verla. Y, efectivamente, nada estaba perdido.
Escribo esta entrada hoy- para vosotr@s ayer- día de la Virgen de Fátima. Agradecido.
Mi fe está poblada de reyes que sigue una estrella buscando un niño Dios, de leprosos que se desprenden de mantas asquerosas para seguirle cantando y agradecidos , de putas que limpian sus pies descalzos con sus lágrimas, de enanos que bajan de un árbol para romper la hucha de su codicia, de tíos despistados que son obligados a llevar una cruz de alguien que no conocen, de ladrones que mueren felices porque saben que despertarán en un mundo alegre.
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