Hace unos días alguien en un comentario hizo una defensa de las tertulias piratas. El comentario fue "las tertulias piratas, por otra parte, han sido la principal fuente de información del Betis, no desdeñables".
No sólo de información, añado yo, también de formación. Era un poco como el chiste de los gatos fornicadores, ése que por una respuesta a la pregunta del pequeño minino le dicen " ven y verás". Como espero que todo el mundo conozca el chiste, doy por enterado de la metáfora al lector.
Recuerdo esas tertulias con alegría y añoranza. Eran tiempos en los que uno era muy feliz. Estrenaba la vida. Se había entregado entusiasmado, dispuesto a darle la vuelta al mundo como un calcetín. Uno no se blandeaba por nada. ni se avergonzaba de su condición célibe y apostólica. Dispuesto a defender su fe a portagayola, partiéndose la cara, sin complejos.
He de decir, porque así lo he sentido siempre, que allí dentro, en el Opus Dei - aquí no escribo un equipo de fútbol- fui muy feliz desde el primer segundo del 26 de mayo de 1974, hasta el último segundo del 2001, julio. No es fácil encontrar un grupo de gente que soporte un tío con tanto desorden mental y moral. Fui, lo repito, muy feliz. Y la razón de mi abandono no fue ideológica, o esa que me dio un vez, profesor hoy del IESE " es que la configuración fundacional ha variado mucho y por coherencia tuve que dejarlo". Ya. Él se fue por lo mismo que yo: la picha.
Pero viene esta introducción a cuento porque recordé una tertulia pirata de recién pitado en el Poblado del Grado, cuando vivíamos en los barracones de los obreros que habían construido la presa del pantano del Grado. Fue mi primera convivencia de recién pitados.
Entre el humo denso de cigarrillos , y los tragos de gin tonics, se bebía con manguera, alguien, uno de esos gatos viejos del chiste, dijo:
- Lo que está muy bien pensado es la ceremonia de " Santa Emasculación".
En mi vida había oído una fórmula similar, "Santa Emasculación". Esas dos palabras juntas tenían un efecto muy curioso. Yo no sabía qué era eso de la emasculación, pero vi que nadie preguntaba nada, así que puse cara de gatito que se las sabe todas.
-¿ Qué es eso?- preguntó uno.
- Eso- añadí apuntándome al carro- ¿ qué es eso
Nos miraron con esa cara que ponen los que guardan la fórmula que custodia la llama del secreto del fuego.
- Pues cuando se va a hacer la fidelidad , para facilitar la castidad, la virtud de la santa pureza, se realiza una pequeña operación, muy simple, una cirugía sencilla, y te castran. De esa manera la pureza, el vivir el celibato, la continencia sexual ya no es un problema.
- ¡ Joder!, dijo alguien.
- ¿No os habéis fijado que hay muchos numerarios de entre veinticinco y treinta años que cojean un poco al andar? Pues es de la fidelidad, porque la intervención duele un poquito hasta que cicatriza.
- ¡ Coño, es verdad!...Tomás G. cojea un poco.
- Tomás es que es cojo por la polio y, además después le hicieron la Santa Emasculación.
- O sea, no quieres taza, taza y media.
- Algo así.
Fijaos el nivel de entrega - y la poca cabeza- que tendría yo que a mi, la verdad, la idea me pareció cojonuda. Yo tenía unos "problemas de pureza" ( eufemismo de que te cagas ) a la altura del Bonobobo, y eso de caparme me pareció un hallazgo. Uno , por aquellos años, estaba dispuesto a lo que fuese por el Reino de los Cielos.
Animo a los de la Prelatura, ahora que están de cambios , que piensen en esa posibilidad. Y allí lo dejo. Se encauzarían muchos asuntos allá dentro.
¡ Qué distintos somos!
Uno de los que estaban en esa tertulia, que se llama Jacinto - hoy es juez en Murcia- , al día siguiente se fue directo a ver al director de la convivencia- hoy es Magistrado jubilado del Tribunal Superior de Justicia en Cataluña . Entró sin llamar a su despacho:
- ¡ Ponme un super delante de numerario que a mi no me capa nadie!
Podéis imaginar la bronca que cayó a los de la tertulia.