"Confieso que he vivido son las memorias de Neruda".
Hay un episodio chungo y oscuro que sabemos por el propio Neruda. Se trata de la violación que cometió sobre una mujer tamil en su época de cónsul en Colombo. Lo cuenta en sus memorias , que no se publicaron hasta 1974, cuando el poeta chileno ya había muerto.
Lo cuenta arrepentido, tal vez más avergonzado que arrepentido, pero está por ver si lo hubiera contado de vivir en 2020, en pleno auge del feminismo.
El texto está situado en el capítulo 4º de sus memorias, el titulado La soledad luminosa, en el subcapítulo titulado Singapur. Es una violación a la que se añade racismo y clasismo (él era un cónsul blanco, ella una paria tamil). Dice así:
Mi solitario y aislado bungalow estaba lejos de toda urbanización. Cuando yo lo alquilé traté de saber en dónde se hallaba el excusado que no se veía por ninguna parte. En efecto, quedaba muy lejos de la ducha; hacia el fondo de la casa.
Lo examiné con curiosidad. Era una caja de madera con un agujero al centro, muy similar al artefacto que conocí en mi infancia campesina, en mi país. Pero los nuestros se situaban sobre un pozo profundo o sobre una corriente de agua. Aquí el depósito era un simple cubo de metal bajo el agujero redondo.
El cubo amanecía limpio cada día sin que yo me diera cuenta de cómo desaparecía su contenido. Una mañana me había levantado más temprano que de costumbre. Me quedé asombrado mirando lo que pasaba.
Entró por el fondo de la casa, como una estatua oscura que caminara, la mujer más bella que había visto hasta entonces en Ceilán, de la raza tamil, de la casta de los parias. Iba vestida con un sari rojo y dorado, de la tela más burda. En los pies descalzos llevaba pesadas ajorcas. A cada lado de la nariz le brillaban dos puntitos rojos. Serían vidrios ordinarios, pero en ella parecían rubíes.
Se dirigió con paso solemne hacia el retrete, sin mirarme siquiera, sin darse por aludida de mi existencia, y desapareció con el sórdido receptáculo sobre la cabeza, alejándose con su paso de diosa.
Era tan bella que a pesar de su humilde oficio me dejó preocupado. Como si se tratara de un animal huraño, llegado de la jungla, pertenecía a otra existencia, a un mundo separado. La llamé sin resultado. Después alguna vez le dejé en su camino algún regalo, seda o fruta. Ella pasaba sin oír ni mirar. Aquel trayecto miserable había sido convertido por su oscura belleza en la obligatoria ceremonia de una reina indiferente.
Una mañana, decidido a todo, la tomé fuertemente de la muñeca y la miré cara a cara. No había idioma alguno en que pudiera hablarle. Se dejó conducir por mí sin una sonrisa y pronto estuvo desnuda sobre mi cama. Su delgadísima cintura, sus plenas caderas, las desbordantes copas de sus senos, la hacían igual a las milenarias esculturas del sur de la India. El encuentro fue el de un hombre con una estatua. Permaneció todo el tiempo con sus ojos abiertos, impasible. Hacía bien en despreciarme. No se repitió la experiencia.
Me acordé de un texto del premio Nóbel Tomás Tranströmeren en su libro autobiográfico" El cielo a medio hacer".
Recoge momentos interiores de su niñez y juventud. En un momento intenso cuenta su forma de lidiar con los abusos de un chico mayor durante los años de la escuela primaria: «cuando se acercaba, yo fingía que mi Yo había volado lejos y que lo único que había quedado era un cadáver, un trapo que él podía manosear como quisiera. Entonces se cansó. Me pregunto qué ha significado para mi existencia el método de transformarse en un trapo sin vida...
Sí, a Neruda se le escapó que esa niña sólo fue un muñeco de trapo en manos de un cerdo.
Se conoce, además, otro episodio terrible; el de abandonar a su hija por padecer hidrocefalia y tener la cabeza deformada; y decir de ella que “era un ser absolutamente ridículo”. Creo que la niña murió a los ocho años sin su padre; su padre decidió perderse la bendición de tenerla al lado.
ResponderEliminarY en el caso de la otra niña, la que le limpiaba el cubo; Neruda se perdió el privilegio de amar a Dios en ella; ¡que tremendo tener la suerte de conocer a un ser divino y en lugar de admirarla y quererla como a un ser sagrado, tratarla como a un animal!
Pobre Pablo, ¡Cuanto daño se hizo! ¡Cuanta ceguera en ambos casos! ¡Y cuanta zozobra y dolor le va a costar arreglarlo todo! Pero lo que es imposible para el ser humano es posible para Dios.
PRISCILIANO
En el fondo era un ego extraviado en su laberinto. Y una incapacidad inmensa de controlar el instinto sexual que resulta devastador en esas almas.
EliminarA Sánchez Dragó le sucedía otro tanto.
Dragó era un literato. No se que tiene contra la literatura.
EliminarEntérese de quién era Dragó.
EliminarEra un hombre extremadamente cultivado y sabio.
Eliminar(Eso de dar por ciertas ipso facto todas las calumnias es muy típico de exbéticos, los cuales, acomplejados por haber sido tan inocentones en el pasado, ahora tienen mucha prisa por parecer "descreídos de todo y de todos". Actitud comprensible pero provinciana y apresurada.).
Insisto. Lea las memorias y libros de Dragó. No querrá que le dé todo masticado. Además, presumía de ello. Lea y coma.
EliminarYo leí el libro hace años. Pablo Neruda es el típico producto de una sociedad comunista. Un carácter, como el de la entrada de ayer, que considera que tiene derecho a todo y que está por encima del bien y del mal.
ResponderEliminarSu vida nada tiene que ver con la doctrina social que predica, cosa común en el comunismo pues se queda en pura teoría. Que se lo digan a los chinos, la sociedad con más diferencias entre ricos y pobres.
Recuerdo vagamente el capítulo en el que le conceden el Nobel. Menudo servilismo, esperando ansioso la llamada y moviendo hilos por detrás para que se lo concedan.
Conocí hace tiempo el episodio de la violación. Me impactó mucho.
ResponderEliminarNunca he vuelto a leer a Neruda. Nunca he vuelto a verlo con los mismos ojos.
Porque no se trata de un señor que es, pongamos por caso, cirujano, y que ha violado a una mujer. Es deleznable, pero en cuanto cirujano, puede seguir siendo un buen cirujano.
Es que se trata de un señor que escribe poemas de amor...
No.
McC
No.
EliminarLos comunistas imponen a los demás lo que tienen que hacer, pero ellos van a la suya
EliminarNeruda era un tipo depredador, como Epstein, Gizella Maxwell, Trump, el príncipe Andrés...
EliminarPor eso cuenta la violación, sin enterarse de que es un hecho horrible. Le parece incluso fascinante. Consciente de que no tendrá consecuencias.
Los del premio Nobel de literatura en Suecia también son unos sexudos (quedó vacante el premio un año por líos de estos). Lo lógico sería quitarle el premio y todas las calles y plazas dedicadas a él.
Como al racista de Sabino Arana, que ya nos vale que nadie diga nada. Todos mirando hacia otro sitio.
Picasso otro que tal baila. Misógino, violador y envío al campo de gas a- artistas cuando pudo salvarlos. Metáfora del cinismo de la izquierda divina.
ResponderEliminarY a mí que la película El cartero y Pablo Neruda me gustó... la ignorancia rica del cartero que descubre lo que es una metáfora. Me deslumbró la luz, las palabras, mi ignorancia. Me ha pasado con las personas, y mira que me lo han dicho, que me ofrecieron tonterías que brillaban. Gracias por la entrada y los comentarios. Y gracias a las que me avisaban, aunque no les hacía yo mucho caso. En la sesentena sigo teniendo que aprender a verlas venir.
ResponderEliminarME TOO! Ya está bien del impune patriarcado de ciertas élites!!!
ResponderEliminarLanzamos una gilipollez porque somos cortitos con sifón y no tenemos ni idea de como llamar la atención y que parezca que piensas algo.
EliminarSoy la de antes del “me too” y no sé si me he llevado un zasca modelo ustie o qué, pero he sido sincera a pecho descubierto.
Eliminar¿A pecho descubierto?... envíe foto.
EliminarOiga (anónima de las 21:08), usted es una piraña de Córdoba o un submarino de Mopa. Lo siento, pero se os ve a la legua.
EliminarY de los dos, no sólo de uno.
EliminarSois unos salidos incorregibles. Lo digo por la petición de las fotos.
EliminarGuiri, quién es Caserín? Te lo pregunto porque no dispongo del libro de códigos. Ayer alguien lo citó.
ResponderEliminarNo creo que fuese Guiri el que se refirió a Caserín
EliminarEfectivamente no tengo ni idea de quién es Caserín. Nunca he vivido de forma estable (más de tres semanas seguidas) en España; prácticamente no conozco a ninguna de las personas mencionadas en este blog, que entiendo se conocieron en Barcelona, Lérida, Zaragoza y otras ciudades.
EliminarTampoco tengo libros de códigos, guías telefónicas, praxis, vademécums, glosas ni manuales de supervivencia. Si resulta de algún interés, lo único que tengo es un diccionario ruso-español y español-ruso.