Ayer hablé con un muy bien amigo - quizás el mejor - y comentamos que sus hijos ya no van a conocer el sabor de la verdadera libertad.
- Nosotros fuimos las últimas generaciones que disfrutamos de lo que significa ser libre. Hoy todo es Agenda. Un mundo lleno de censura, de feminismo radical, de autocensura, que es la peor , de dogmatismo del clima, de rollos sobre género, de derechos de minorías, de prohibido pensar, hablar, decir, de dictaduras de lenguaje, de educaciones en la paguita y en opositar para ser funcionario.
Daba miedo escuchar a ese hombre. Yo no tengo hijos y no miro más futuro que el que yo pueda procurarme. Pero entiendo que unos padres , hoy, tiemblen.
Es verdad que nuestras generaciones - me refiero a las que abarcan los del 1947 hasta la frontera de los 2000 , más o menos, disfrutamos de unas libertades que hoy suenan a blasfemia.
Libertad de hablar, de cantar, de ir de aquí para allá, de modos de decir, de pensar, de reírse de todo, y de respetar, de divertirse, de callejear, de ligar, ellas y ellos, de rezar, de ser chica o chico, de tener tus tiempos, de tolerancia, del humor, de la transgresión.
De historias, que si hoy las cuentas, te miran como a un marciano.
Hablan de la dictadura de Franco. ¡ Ja !: dictadura la de ahora. Si ahora no puedes decir según qué cosas, ni pensarlas, ni mirar un culo que pasa por allí , ni tocar, ni acariciar, ni mirar, ni besar, ni...
Esa libertad no fue un invento de un gurú que apareció un buen día en este país y dijo: «Hágase la música, el cine, la pintura, la fotografía, la diversión,!». Era algo natural. Fumabas de crío, decías lo que te parecía - ellas también- , y lo que estaba prohibido te lo saltabas.
No había sociedad de consumo. No había marcas. No había pijería.
En el colegio las notas se decían en voz alta
De Salas , Notable
Poyales , Insuficiente
Santos , Notable
Mendive, Muy Deficiente.
A portagayola. Delante de toda la clase. Y no pasaba nada. Y a Mendive le sudaba, literalmente, la polla. Y ahora tienes el mojonazo gordo de generación de cristal, que es que son una mierda seca. Y los curas eran curas, que se arremangaban la sotana para jugar a fútbol, y daban unas usties bien dadas, y no pasaba nada.
Cuando no había psicólogos en los colegios. Cuando los profes llevaban bata blanca, y nos llamaban por el apellido. Y los chavales se ponían de pie cuando entraba un mayor en clase. Y había tarimas. Y no esos profes colegas gilipollas que van con un botellín de agua, coleta, pulseritas de cuero y dicen " llamadme Toni".
Y allí se fue a tomar pol culo la historia.
Cuando a los padres no asistían a reuniones de curso, ni a tutorías, ni a escuelas de padres
Y no como ahora, que muchos padres, con conflictos personales sin resolver, aspiran a ser presidente de la APA y su puta madre. El Fary detestaba al hombre blandengue, yo al padre coñazo en los colegios. Esos padres hiperventilados con la educación de su hijos en la educación han hecho mucho daño.
Mis padres no fueron a mi colegio en su puñetera vida, porque un padre de antes estaba a lo que tenía que estar, no para hacer el capullo en reuniones escolares haciéndole a los profes perder el tiempo con gilipolleces.
Yo he visto - ¡lo juro!- un padre sentarse en la clase de su hijo , en primero de primaria, y leer en voz alta , con su hijo al lado, "Teo en el tren". ¡ Vamos hombre, en lugar de estar trabajando, el muy cabrón, y no andar haciendo el parvo con su hijo.
Luego que si el chaval tiene problemas. ¡ Pues, claro, coño!
Y aquí estoy yo, y mis cuatro hermanos. Educados cojonudamente.
Yo soy de una generación que , de bien crío, iba al colegio solo, con mi hermano pequeño, de ida y vuelta. Y callejeando, toando timbres, mangando pepinillos en el mercadillo. Que al salir y al entrar en casa dábamos un beso a nuestra mare - que sí estaba siempre. Y ahora ves padres con el todoterreno aparcado en doble fila delante del colegio para recoger a un chaval con pelos en los huevos porque está lloviendo. Para que no se les moje la criaturita.
Así nos va, claro, que sale Sánchez de presidente, y nos llevamos las manos a la cabeza.
Y no sigo, que es sábado, y no quiero joderle a nadie el fin de semana.