Pienso que la mayoría tenemos una tara de nacimiento: nos hacemos daño. Somos infieles a nuestros amigos, nos cuesta mantener lealtades.
Miro hacia atrás y soy un desastre en cuanto conservar promesas.
Sin embargo, hay personas con las que , aunque estamos en las antípodas ideológicas en muchos temas , me llevo muy bien. Hay sintonía. Y eso sucede aunque estés muy lejos.
"Sintonía" es una palabra que me gusta mucho. Es lo que sucede cuando mueves el dial y , sin saber cómo, encuentras una frecuencia que te gusta. Y te quedas.
Siempre he pensado que uno de los problemas que tengo ( tengo muchos) es que no tengo ideas políticas. Tengo ideas equivocadas, con mis manías y afectos. Soy una persona más de sentimientos que de ideas. Y eso hace que coincida con personas afines, no sectarias, más de corazón que de cabeza.
Quizás políticamente sean lo más opuesto a mi. En lo religioso estén en planetas muy lejanos y fríos. Pero nos queremos.
Hay gente que no entiende que quiera y me lleve muy bien con gente de mi pasado. Con los que conviví en el Opus Dei, por ejemplo. O en empresas que trabajé y que terminaron muy mal. O en amigos que son independentistas, o gays, lesbianas, ateos, o un tanto miserables Pero ni ellos, ni yo, somos tan sectarios como para estropear una relación de tanto tiempo por una cuestión de pertenencias.
Porque nos queremos. ¿ Por qué?, pues no lo sé. Nos queremos, y ya está.
Significaría que seríamos sectarios, chequistas, y eso ni lo he sido nunca yo, ni lo son mi gente.