lunes, 31 de enero de 2022

HACER LITERATURA DE LA VIDA.

Vivo en Galicia. Aquí aún encuentras gente que  prácticamente no se movieron de la aldea..


Me crucé hace unas semanas , en medio de una aldea, debajo de un árbol, cerca de una fuente, un hombre de ochenta y tres años que no se había movido de esas cuatro casas. Se había casado, había tenido dos hijos, y era un hombre feliz.


Tanto, que una mañana se presentó en la puerta de su casa el alcalde acompañado de un señor. Le preguntaron si conocía al personaje. Ni idea. Ni siquiera le sonaba.


- ¿De verdad que no me conoce?


- Pues no.


Era Mariano Rajoy. Un tipo que no sabe quién es el presidente del gobierno de su país es un hombre feliz.


Aquí hay gente que  no les interesa nada de lo que hay más allá. Para ellos, el mundo se divide en dos hemisferios: Galicia y Fuera de Galicia. 


El segundo hemisferio, Fuera de Galicia, es como la Ultima Thule para ellos: un lugar misterioso del que les llegaban vagas noticias y que quizá les podía parecer fascinante cuando revolotean las moscas en una aburrida tarde de agosto, pero es un lugar que en el el fondo no tenían ningún deseo de conocer. 


La gran Pirámide es una maravilla, si a uno le gustan las pirámides. Para muchos de aquí son nada, es un viaje que nunca harán porque no les interesa y, probablemente, no les guste conocerla. Y eso les sucede con muchas cosas, habiendo estos bosques, este mar, estas rías...¿para qué Egipto?


Hay una cosa que he aprendido aquí. Todos los lugares son literarios, y cinematográficos. Uno, que vive para hacer de su vida literatura, y cine , ahora sabe que es una tontería distinguir los «literarios» de los «no literarios». Es igual que las vidas. 


No hay vidas literarias y vidas no literarias. Todas son igualmente interesantes si nos ponemos a escarbar en ellas. 


Pero si escarbas en cualquier lado siempre vas a encontrar algo que se puedes convertir en memoria literaria. De todo se puede hacer poesía, literatura, cine.



domingo, 30 de enero de 2022

¡ VIAJEROS AL TREEEEENNNN!

Las estaciones de tren tienen algo triste, o así me lo parece. La de san Juan, que era un apeadero para ir a Viaró, sin ser una cosa del otro mundo, tiene mucha nostalgia. 


Las estaciones son  postales de adioses, de pañuelos , y de bienvenidas. De reencuentros. De maravillosas dichas.  La alegría viaja con nosotros, sobre todo en la infancia, en la adolescencia, en la juventud, y fluye generosa a través de las ventanas de un tren. 


Pero en la madurez la pena cae pesadamente a nuestros pies. Con la pereza de la lava ,  se amontona lentamente hasta sepultarnos. De ahí  esa sensación de tiempo detenido que siento en algunos andenes. 


También me gustan mucho las viejas estaciones abandonadas en vía muerta. No hay trenes que resistan todos los viajes. 


La vida es un viaje en tren. Stazione termini. Y  por más que uno ha vivido, personas que ha tratado, responsabilidades que ha asumido, amores que se le han ido de entre las manos, batallas pequeñas y fracasos gigantes, perdones fríos y venganzas calientes, idas, venidas y de nuevo idas; por más que las cicatrices se resequen y en mis  ojeras se palpen las noches en vela, por más milagros que he creído ver,  hay veces que la tierra, simplemente, me aparece como una puta bola que gira porque tiene que girar, sin que nada en su superficie facilite esa danza.


No se me olvida cuando dejé la obra y anduve por el mundo buscando trabajo, con sólo dos mil euros ahorrados , en que el mundo se me presentaba  enmarañado y sin alma. "Que no se te olviden esos días" , pensaba. 


El alma no sé lo que es, pero en su ausencia intuyo huecos, desconchados, un vacío que caracolea hacia dentro. El alma cuando eres pobre, cuidadín.  ¡Cómo pesa! 


Unos paseos de aquí para allá buscando trabajo , perdido entre este deber extraño y la perpetua tentación del abandono. 


 Hubo una época en mi vida en la que no lloraba por nada y ahora lloro por todo. Serán los años.  «Mi alma está desasida de toda cosa criada», escribió San Juan de la Cruz.


Se van los años, se olvidan los días de gloria, de canciones, ese desparrame. En la estación continua la vida que fue. En mi maleta llevo algunos regalos mal envueltos. Siempre tengo esta sensación de volver, la tengo hasta cuando no he tenido ningún sitio al que volver. Hasta cuando se me murió Manuela y no sabía dónde ir. Es una maldición, la maldición del regreso. 


Quizá os pase. Una relación incómoda con nosotros mismos, siempre en búsqueda de un puerto, y un blanquísimo entusiasmo.  Voy donde me esperan, pero a veces deseo ir a donde nadie me eche a perder , a donde nadie me reciba. Un viajero sin vinculación con los destinos. 




sábado, 29 de enero de 2022

FINAL DE ENERO.

Despierto todos los días a las ocho de la mañana con el tañido de la campana de la iglesia de Teaño. Es un lujo escuchar el bronce y abrir el párpado tembloroso. Arañazos de luz. La esquila de las vacas. Las ocas que da de comer la Socorro, la vecina.


Después de desayunar voy al gimnasio. Por el camino de bajada,  desde el aparcamiento, me sacude el estruendo de las persianas. Ya estoy en Caldas de Reis, una ciudad, pequeña, pero ciudad. El burbujeo de las cafeterías. Pájaros muy ruidosos en el coro del amanecer, a la orilla del río Umia.  Algunas furgonetas preñadas de sacos y herramientas. Municipales en los pasos de peatones ordenando el tráfico mientras madres, padres, niños, van al colegio.


La suave disciplina de la prole. Sus  andares mustios y sus ojeras me pesan a mí en las mejillas. Lo andares de los niños aún son torpes, aprietan sus manos contra las de sus madres. Se despiden con besos.


Ellos no lo saben, pero la vida será parecida a este ritual mundano: unos irán felices, otros desganados, aquellos , bien desayunados,  otros sin fuerzas, quien  ilusionado tímidamente por lo que le espera al otro lado de la puerta. 


Y  los que parece que van con una bola en el tobillo a la escuela. 


Estuve en muchos colegios y siempre es del mismo modo. Una canción  estribillos cansinos, como el elefante que se balanceaba . Un paisaje repetido como el final de una película de Charlot .


Recuerdo , no te acostumbras a ver eso, el chispazo de inteligencia, y de alegría ,  que sucede cuando un niñ@ entiende algo y exclama " ¡hala, sí!". 


Las madres latinas , hay muchas en este colegio,  se despiden  sepultando con ternura a sus criaturas. Son abrazos infinitos, como para siempre.


Los de aquí somos más secos.


Yendo al gimnasio me cruzo con otros padres. Algunos arrastran a sus hijos, otros miran el reloj, casi todos llevan el móvil en la mano. Calcetines a media asta.  Rizos domesticados apenas por la colonia. Me conmueve esta película  que me recuerda a mi cuando pequeño. 


Dentro de todos nosotros , la vida. Voraz  . 


Mañana  comprarán un coche nuevo , e enamorarán,  tendrán hijos, se divorciarán, harán deporte, se les hundirá el negocio , seguirán un equipo deportivo. Simplemente, lo mismo que esta mañana, todo será   movimiento. La vida es   un perro escarba. Ante la inmensidad del páramo, removemos la tierra para seguir el rastro de los olores nuevos.


Si uno de esos niños me preguntase quién soy, por qué voy al gimnasio, le diría que soy mi propio rey desnudo. Camino creyendo que ando garboso,  pero me cuelgan todas las vergüenzas. 


A veces pienso que me muevo para llenar el tiempo vacío, que me aterra.  Confundo las bienvenidas con los adioses. Confundo el mar con el cielo. 


Crecerán los hijos que no tengo, morirán sus padres, pero este final de enero  siempre quedará ahí, como la madriguera por la que se introdujo Alicia «sin pararse a considerar cómo se las arreglaría después para salir». 


Todos, como ella, cayendo mansamente hacia rincones insólitos, hacia nuevos amores, y terribles historias. 




viernes, 28 de enero de 2022

YA LLEGAN, A ESTÁN AQUÍ.

 Hiela en Cuntis.


Todo es confuso, extraño y gris. Lo mío parece ajeno, y lo ajeno simplemente es un paisaje que me importa nada. A veces pienso que hacen  sombra y tapan el sol. Supongo que debería importarme, pero ¿me importa algo ahora? No. Sólo quiero descubrir cuánto  tiempo soy capaz de sobrevivir sin mandar a la mierda toda esta mentira en la que vivo. Y no hablo de mi.


Nunca fui una buen corredor de fondo. Ni siquiera en la doble vida. Aguantaba poco sin respirar debajo del agua de la doblez y de la simulación. Al final , sacaba la cabeza del agua a bocanear  y contarlo todo.


Cuando me sinceraba, entonces,  parecía  vomitar mi propio corazón. 


Cuando eso sucedía era señal de que había que volver a empezar.


Ahora se trata de todo lo que está sucediendo allá fuera.  Parece que es la propia sociedad la que está buceando en su particular apnea libre y cuando esos pulmones no puedan más  nos vamos a enterar.


¿ Sólo lo veo yo?, ¿ estoy loco?.


El tiempo pasa a veces demasiado lento, a veces demasiado rápido, a veces incluso en un mismo día. ¿Amaneció? ¿Es ya de noche? Y si me preguntas cómo me siento, te diré que sólo espero.


Y veo cicatrices en mi frente y en mis manos, y en mi alma.  Me preguntas de qué son y te digo que todas tienen nombres y apellidos  Y pienso en otras cicatrices. Y más tarde, tú, con todo tu corazón de lana... Y pensar que había estado a punto de perderlo, de perderlo todo. Y decidí que la próxima vez que muriera, sería ahogado en tus ojos azules. Como el mar en invierno. Y es contradictorio, porque en vez de frío y salado sería tan dulce y cálido...


Ayer te dije " soy el pobre hombre que necesitas". 


Fingimos no oír el burbujeo de los que están a punto de ahogarse allá abajo. Pronto ascenderán a la superficie, abotargados, cianóticos , y se agitarán las aguas, y llegará el caos . 


Todo es confuso, extraño y gris, pero las cicatrices.... nos recuerdan que el pasado fue real. 


Pronto...ya llegan...están aquí.



miércoles, 26 de enero de 2022

DON EZEQUIEL.

Hay personas que dejan huella. En mi vida , han pasado muchos años, una de esas personas fue Ezequiel   Cabaleiro.  Era un sacerdote , una muy buena cabeza, un corazón oceánico, y con un amor muy grande por la libertad. 


En una conversación que tuvimos me preguntó :


- ¿Pero a ti, de verdad qué te gusta hacer?...


- No sé - le dije- ya me va bien. 


Entonces yo era profesor en primaria en Viaró, y nunca me había planteado qué quería o no hacer en mi vida. Obedecía, y punto.


- Pero -insistió- de verdad, ¿no piensas que eso de "ya me va bien", a tu edad, se queda un poco corto?


- Bueno,  es que no sé exactamente a qué se refiere. Estoy donde me han dicho que esté.


- Eso ya me lo has dicho. ¿Pero tú qué quieres ser?...¿no tocas la guitarra?, ¿no compones canciones?...¿lees?, ¿escribes?...pareces un hombre de sensibilidad en esas cosas...¿ no te gusta cantar?...cuentas chistes...


- Ya pero qué quiere que haga con eso.


- Pues, formarte más en eso , desarrollar esas capacidades, hacer cursos de armonía, de composición...o de escritura, formarte en algún máster que te lleve a profesionalizarte, aspirar a más.


- Pero es que no me van a dejar. Tendré que dejar la enseñanza, y no creo que me lo permitan


- ¿Quién?


- Usted lo sabe mejor que yo. 


- Pero te estoy hablando de vocación, y tienes que luchar para desarrollar esos talentos. Los tienes enterrados.


 Esa conversación me inquietó. Me sigue inquietando. No me atrevía a consultar nada. No hice ningún esfuerzo por salir de una zona de confort que "ya me iba bien".


Y hoy sé, siempre lo he sabido desde entonces, que no he hecho más que vivir de la inercia, de seguir la corriente, como un tronco, dando tumbos, viviendo de la trampa y del maquillaje. Que enterré todos esos talentos. Que no sé de música, ni de poesía, ni de nada que pudiera hacer de mi un alguien completo.


Porque don Ezequiel lo que vio en mi, supongo que en muchos otros, fue una vocación que había que despertar.


Y yo no tuve el valor y, sobre todo, la mucha pereza, ¡ ay, la puta pereza, que me impidió alcanzar vete a saber qué otras vidas!




martes, 25 de enero de 2022

LISARDO CASADO

Ayer me dijeron que murió Lisardo Casado.


Cuando llegué  al colegio Viaró de becario, con apenas veinte años, Lisardo era director de estudios.


Era un hombre cabal.  Y de Zamora.  Lo de  Zamora.   lo escribo porque , años después me casé con una   zamorana   , y  sé como son: al pan pan, al vino vino.


El día que dejé Viaró para ir a otras historias, también educativas,  me despedí de él.  Fue muy claro:


-  Esto de la educación no es lo tuyo. Sé que mucha gente te dice que sí, que  vales para esto, pero no: no entiendes la pedagogía, no te interesa la didáctica, ni programar objetivos ...este no es tu mundo. Tú eres un tipo simpático, que caes bien, pero no eres un educador.


No sólo no me molestó , es que tenía toda la razón. Y se lo dije. 


- ¿ Qué puedo hacer?...me ríen todas las gracias, me dejan ser quien soy...pero , es verdad, todo este mundo de pedagogías, y de programaciones, me parecen tonterías.


Después fui a Lérida, a Tarragona, a Valladolid ( ¡ me nombraron subdirector!)  y siempre, pero siempre, me acordaba de esa conversación. 


Nadie, nunca, volvió a decirme nada igual. Y era la verdad. 


Sí, Lisardo, eso no era lo mío...¿pero qué es lo de uno?....al menos supe, y lo sigo sabiendo, que eso no fue lo mío.


¡Gracias, y cuida de los que andamos por aquí!


Descansa en paz. 






lunes, 24 de enero de 2022

DE ESTA NO SALDREMOS MEJORES.

Me saca de quicio la frasecita " de esta,  saldremos mejores,  saldremos juntos".


Mis cojones.  Da uno un paseo por la calle y se fija  en los demás, en  sus cosas raras, sus vaivenes, sus indecisiones, sus temores. Náufragos agarrados a tablones tras la tormenta.


Andas por este país y está repleto de cartelería " se traspasa", " se alquila", " se vende". Hasta hay gente que tiene cara de eso, de alquilarse, o de traspaso. Somos locales cerrados. Ajenos al fragor de hace nada. 


Cocinas cerradas. Columpios vacíos. Parques llenos de mierda. Hay que compartir los pesares. Agarrarse a las atrofiadas  alegrías que aún la Netflix  guarda para nosotros. Seguir como si no pasara nada. "Si te mean di que llueve". "Yo no me hundo, yo buceo".  Todo pasa. Esto también pasará. 


Los que mandan han demostrado su incapacidad, así que confiemos en el tiempo. O en la Providencia. Ese chamán tribal y pendenciero. El paso de las horas y los días y los meses y los años. 


Los que nos gobiernan están empeñados en hacernos creer que vivimos en una sociedad de ambientes , de aromas deliciosos. Nos quieren felices. Pero , en realidad, nos hemos quedado encerrados toda la noche en el laboratorio de una empresa de perfumes, entre  matraces y probetas burbujeantes que expelen aromas florales químicos. De la perplejidad se pasa al miedo. Del miedo se pasa al pánico. Y abren la puerta al día siguiente y salimos a la calle gritando " ¡¡¡dadme a oler mierdaaaaa, dadme a oler mierdaaaaaa!!!".


Porque estamos hartos de tanto imbécil que dice " de esta saldremos mejores".





domingo, 23 de enero de 2022

PARQUE INFANTIL.

Muchos días cuando salgo del gimnasio me doy unan vuelta por el parque que está al lado, muy cerca del río. Allí hay un parque infantil.


Los parques infantiles tienen algo de cosa rara. Padres y madres se miran, fatigados y concupiscentes, buscando soledades ajenas. También es verdad que a su lado , merodeando por allí, hay solitarios de aspecto sospechoso. 


O a lo mejor soy yo , que veo maldad donde no hay nada.


Allí la gente persigue a sus hijos a través de toboganes, columpios  y tigres con muelles. Pero también en esa coreografía surgen los flechazos, el maremoto de sangre y los tirabuzones en el corazón. Esas personas ya no salen de noche , que ha muerto. ¡ Viva el amor de media tarde!.


Lo que pasa en los columpios, se queda en los columpios. La gente fantasea con Netflix, busca consuelo a su monotonía en las comidas, en falsas reuniones de trabajo,  a través de los privados del Twitter; pero todo está en los parques. 


El sol se desmaya sobre las piernas de una madre. Los bíceps de un padre se endurecen al alzar a su hijo en el castillito. El grito de los niños es la música que llena la pista de ese parque que parece una discoteca. Estamos vivos.  «Cuando llega el calor, los chicos se enamoran», escribió Benedetti.


¡Ojo, que  nadie se confunda con esta historia1. 


La felicidad de los niños no depende del metal achicharrante de un tobogán en mitad de un descampado. Hay muchas piedras que levantar para ver lagartijas, muchas cortezas que  escribir en los árboles, muchos perros que perseguir . Es el humano adulto el que necesita el roce de los otros. El parque infantil  es un recurso de mayores.  Zambullirse en la fuente de un nosotros. Imaginar futuros alternativos, fantasías pedestres, un mundo más allá de este mundo. Todo presente, cuando estás mal casado,  es escaso. 


Por eso jugamos a la lotería, por eso flirteamos y nos entrampamos; por eso nos lanzamos a la densa oscuridad de lo que no tenemos.


Siempre es fase 0 en mi corazón. Y paseando este parque  me busco al morir la tarde. Un balón huérfano atraviesa el parque de punta a punta. Un envoltorio de bollycao se derrite a mis pies. 


El amor y la muerte , siempre igual.




sábado, 22 de enero de 2022

NO CONSIGO VERTE DESDE HACE AÑOS.

Vi  “¿Quién teme a Virginia Wolf”. Allí  se muestra de una manera despiadada la demolición de una pareja sembrada de frustración y resentimiento.


El despelleje entre ellos es brutal, animal, primario.


- ¡Ja, ja , ja!, anda, prepárame otra bebida, machote- pide una Martha pasada de copas.


- Anda que como le das- contesta George.


- La nena tiene sed


- ¡Por Dios!


-  Mira, cariño, a beber te gano cuando me dé la gana...así que no te preocupes de mi.


- Martha, ya hace años que te di el premio...no queda abominación en la que no hayas ganado.


- Te lo juro, si existieses me divorciaría de ti...


- Vale, pero mantente en pie, por lo menos eso...esa gente que esperamos son invitados tuyos y …


- Ahora ya ni te veo...no consigo verte desde hace años.


Cuando en una pareja, o en la relación con los hijos, o con nuestros padres , o con nuestra gente, se traspasa el umbral de las palabras , y vale todo, cuando se rompen las reglas del respeto, entonces, nos podrán decir esa frase , tan triste, “no consigo verte desde hace años”.




viernes, 21 de enero de 2022

PORQUE SI NO, REVIENTO.

A veces alguien me ha preguntado por qué razón he contado mi vida a calzón quitado en tantos sitios.


Una de los motivos fue el descubrir y desenmascarar todos los personajes que he sido, e intentar conocer  el de verdad, si la verdad  de alguien se puede saber alguna vez. Otro , el conocerme mejor. Ayuda mucho escribir.


Cuando una persona se confiesa desgarradoramente ante los demás es por algo. Y ese algo, sea lo que sea que confiese, habla de su alma. 


Yo me vi en el deber  de ser impúdico, incluso sabiendo que podía escandalizar a gente que me quería mucho. 


Hoy sé que no me ha entendido  el que se ha asustado de mi supuesta inmoralidad. Creo que nada hay más inmoral que la mentira que se acepta en nombre de las buenas costumbres, del decoro, o del orden.


No me entenderán los que no quieren enfrentarse al problema de la culpa, y la marca que nos deja la pérdida de la inocencia. No me entenderán los que se niegan a admitir que llevamos dentro el germen de la autodestrucción , y que nadie puede salvar a nadie porque la verdad es que nuestra idea del amor es egoísta y destructora.


No me entenderá quienes no son capaces de desnudar su yo por miedo a que ese yo no resulte tan digno como uno quisiera.


Todo lo que he escrito es una confesión pública de un hombre que acepta su culpabilidad  porque si no, revienta


 

jueves, 20 de enero de 2022

MI PARTICULAR CHANQUETE.

Estoy leyendo, y disfrutando, de las memorias que escribió Adolfo Marsillach. Se ritulan " Tan lejos, tan cerca".


Hay un capítulo que escribe " hay que tener mucho cuidado con las tele. Como los espectadores nos ven en sus casas acaban por perdernos el respeto."... " de acuerdo con esta tesis, un día en San Sebastián me pidieron un autógrafo exigiendo que firmase "Bruno" - que era el nombre del marido que interpretaba en una serie que trabajaba entonces - , le dije a Jaime de Armiñán , el director de la serie, que adiós, que se acabó, que no quería seguir actuando en la serie...siempre me ha preocupado acabar como Valentín Tornos, o Ferrandis, que cuando murieron el público creyó que había muerto Don Cicuta, o Chanquete.".


Me acordé de mi.


Al dejar la obra me di cuenta que era un personaje de un guion que había representado durante 27 años. Un guion  sobre un texto que había escrito yo, quizás   no sólo yo, y que  , me duele decirlo, no era exactamente como uno quería ser. A mi no me gustaba ser así, ese Suso que todo era fachada, maquillaje, mentira, doble vida, y que simultaneaba eso con la faceta divertida, gamberra, pícara...al final era una especie de farsa que todos toleraban. 


El engrudo de la trama era difícil de digerir , si se sabía la verdad.


Al irme tuve que dejar ese otro, que aún me persigue, como a Antonio Ferrandis , Chanquete  y, que aún, de vez en cuando, sigue allí, tan cerca.









miércoles, 19 de enero de 2022

PAPÁ GUAY.

En todos los colegios que anduve, en todos, encontraba unos padres  Hamelin.


Ese papi intenso, que quiere ser el líder de la manada de los niños en el parque, el guays, mono alfa, el plateado , ese que da la brasa con los C.O.F. ( Curso de Orientación Familiar). El que hizo un taller de ocio y tiempo libre cuando tenía veinte años y organiza todo.... 


El que motiva los equipos, y nombras capitanes. Ese que   flipa con que los niños estén contentos con él.


El tío se cree un elfo. Incluso he visto, sufrido, a uno que en estas fechas llevaba un jersey con renos. 


Bien. Ahora que estoy jubilado puedo decirlo.: deja de tocar los guevos , señor simpático, padre de los cojones, deja que los  amigos de tu hijo bordeen los precipicios, se ensucien, cojan cosas del suelo ,  se las coman, que le pegue a otro niño, que se peguen entre ellos.


En resumen: deja que los niños hagan cosas de niños lejos de los adultos un rato.


Uno ha ido en un coche cargado de niños a un cumpleaños y el papi Hamelin poner una  cinta / cassette de Perales , y un morlaco de quince años cantar con él entusiasmado.


Repito : ¡ en tu sias ma do!


Joder, eso se llama adoctrinamiento. Es imposible que a un chaval de catorce años le  guste Perales, o Mocedades, o Coldplay.  Los padres que se enorgullecen de que sus hijos escuchen la misma música que ellos, eso no es un mérito. Estás criando gilipollas. 


Cuando era crío escuchaba "In a gadda da vida" de Iron Buterfly, y mi padre entraba en la habitación - todos los cristales reverberando los tambores del tema - y gritaba " ¡¡¡ baja eso, coño, eso no es músicaaaaaaaa, eso es ruidoooooooo!!!" 


Normalmente este tipo de papis tienen una mamá posesiva. 


Alguno que fue amigo mío, que éramos inseparables, una vez emparejado, no había manera de quedar solos, como antes.  


Y terminas con esas  parejas tristes que quedas con ellas , porque pierdes a tus amigos individualmente, y sólo puedes quedar con la consorte como un jefe de estado en una cumbre latinoamericana. 








martes, 18 de enero de 2022

SUEÑA AL GUSTO.

 Hay padres que parece que educan a sus hijos en un escaparate. En el mundo de la educación uno veía que todos querían  lo mejor para sus hijos. Y eso está muy bien. 


A un le han educado unos padres que, como todos,   no nacieron  sabiendo, pero lo hicieron muy bien. Y no gastaron un duro en cursos de padres , ni escuelas de no se qué . p


Hasta que llegaron los sacamentecas que se forraron acojonando  a  los padres  y proponiendo escuelas de papis , rollos FERTS y cosas así. Ya sabéis a qué me refiero :  esos progenitores que viven en una innovación constante, que aplican técnicas con nombres extrañísimos, que llaman permanentemente la atención del resto de padres que, sin mayor trascendencia, nos bebemos una lata de Mahou  tibia mirando el cielo mientras nuestros cachorros se arrastran por el suelo o roban patatas fritas de la mesa de los mayores.


Mis padres no tenían un plan para sus hijos. Nos educaron como buenamente supieron. No sabían a dónde irán nuestras existencias. 


Ojalá sean felices, vivan muchos años, amen y sean amados. Que la tristeza vaya y venga con el vuelo de las estaciones. Que caigan de pie . Que pierdan la cabeza si ganan, que se inflen de llorar si pierden. Que vivan con la plenitud de los fresas silvestres, con esos granitos  rojitos , con la hermosura rebosada de sí mismos. Que combatan a la muerte con la única arma que tienen a su alcance: la curiosidad. Que se adentren en el bosque oscuro llenos de cruces de caminos . Que pierdan las migas que les dejaron sus mayores. 


 Que cave su vida  con sus manos, se ensucien las uñas. Y que siempre sepan que sus oadres están allí, esperando, para lo que quieran. 


A mis padres les importó nada  que escuchásemos  canciones que les parecieron horribles,  o que  nos encerrásemos en el  cuarto y  que el mundo no fuera  con uno . Que me zambullera en la  extrañeza. Que me suspendiera seis asignaturas por evaluación .  


Ellos querían que respetásemos los adioses. Que anduviésemos  solos al principio y luego ya se verá. En fin m, la vida con sus fragilidades y sus misterios. Con su incertidumbres y sus miedos. Como yo ahora, en esta búsqueda candorosa hacia lo que me queda . Como mis padres antes. Como los padres de mis padres primero.


Cada uno es libre de llevar a sus hijos por la senda que crean adecuada. He dado muchos  consejos,  y no sirven para nada. Creo que la honestidad es nuestro único compromiso . Saber, primero, quienes somos. Y luego intentar que tus hijos no dejen de tocar tierra. 


Que vivan apegados a una realidad que a veces huele a mierda y otras a azahar, que a veces es suave como la piel de un bebé y otras veces raspa como la lengua de un buey. Ser padre no es un talento. Nada que demostrar. Estamos aquí  y tenemos que entendernos, avanzar juntos, no fallarnos; esas cosas vulgares de ver pasar los días, hacer las camas, reír a carcajadas, terminarse la verdura, poner mecromina  sobre las heridas.


La mayoría del tiempo no sabes muy bien qué hacer. Es en esa duda cuando brota lo que eres , a través de esa grieta crece la florecilla pálida.  Hay ternura y deber y luego palazos de indefinición y también suerte o constancia, que vienen a ser lo mismo. 


Y el carácter de los niños, que va calando poco a poco, como una gota que termina ennegreciendo el techo. Hay amor en casa y ya está. Los muñecos rotos van a la basura, pegamos los libros con esparadrapo. A la noche, cada uno en su cama. Pequeñas normas sin apellidos. Sin moralejas. No se saca un juguete hasta que no se recoge el otro. No aspires  a más. 


Que cada padre sueñe al gusto. Que se acumulen manuales de  escuelas de padres en la estantería y que les den mucho pol culo a los pedagogos. Que bastante tienes con lo tuyo, como para tener que escuchar lo de ellos. No quieras ser el público cautivo de esos espectáculos paternales. 






lunes, 17 de enero de 2022

COMO UNA ARDILLA DE RECUERDO EN RECUERDO.

Voy a visitar a a mi madre una vez al mes. En realidad, voy a verla y charlar. 


Después paseo esa Zaragoza que conozco tan bien , porque allí fue mi infancia y rompí  al amor en primavera. Cuando los cielos rojos y los pájaros de plata. Sobreviví  al adiós como  las olas saben, con ese morir y renacer de espuma, con esa dentellada a la arena. 


Paseo esa ciudad y mi corazón es como un descampado: puedes encontrar en él cosas desconcertantes. Todos son recuerdos .  Una ciudad donde solo sé compartir historias muy golfas, muy gansas, muy gamberras, muy divertidas. Todo lo que vi en la películas , lo hice. O casi todo.


Camino  ligero y me reconozco  en esas calles y en su gente. Para mi esa ciudad es amor. Es maravilloso el amor por impredecible y rotundo. Porque esos amores se hicieron añicos.   Como una bola de derribo asomando su negra mejilla en el salón de tu memoria. Y, entonces, ¡todo a tomar pol culo!


Decía mi padre que un cazador es alguien que escucha, lo mismo que sus víctimas. Soy  mi propias bestia bebiendo agua en un charco. Un  chapoteo de lenguas. El tiempo apuntando a mi lomo de color óxido.


He perdido la fe adulta , pero he ganado cierto júbilo de la de niño. Por eso voy al Pilar.   


Hace unos días,  en una iglesia cercana a la Basílica , vi barriendo confeti de una boda a un tipo.  Pensé " ¡joder, me he pasado barriendo el confeti de  fiestas ajenas toda mi vida!". 


Puedo recorrer  Zaragoza de punta a punta con los ojos cerrados o saltando como una ardilla de recuerdo en recuerdo. Tengo esta ciudad aferrada a la piel como el azúcar de las nubes de algodón de en los dedos de mi infancia . 

Tan pringosa y dulce.



 



sábado, 15 de enero de 2022

UN AMOR A LOS QUINCE AÑOS.

A los quince años me enamoré perdidamente de una chica. Nunca supe su nombre.


Ella vivía enfrente de mi balcón, a la misma altura de la calle Francisco Vitoria. Yo en una acera, ella en otra. La veía estudiar todas las tardes en su mesa, cerca de la ventana. Me tenía loco.


Una tarde que estaba solo en casa me empeñé en que esa mujer supiese quien era yo, y mis sentimientos hacia ella. Así que, después de pensar mucho, me fui a la despensa de casa, cogí varias patatas, y me puse a lanzarlas a su ventana.


Alguien pensará · ¿ de verdad no se te ocurrió otra cosa mejor para que ella te conociera que tirarle patatas a su ventana?.


Pues sí. Lo siento mucho, soy así. La idea me pareció cojonuda.


De repente, una de las patatas cruza el viento imperio  por los aires de la calle Francisco Vitoria  y, ante mi pavor y horrorizado  desconcierto, rompe el cristal de la ventana de mi chica y, simultáneamente, se escucha un grito de ella, y poco después, desde la  calle, un " ¡HIJO DE PUTAAAAA!" , junto con los sonidos de cristalería en la acera.


Rápidamente me parapeto detrás de las macetas de mi balcón, y entre sus rendijas veo a toda la familia perpleja asomada a su balcón,  abrazada entre sí, como si hubiese sido bombardeada en Hiroshima. 


Llegaron mis padres. Llegaron mis hermanos. Cenamos...y alguien llama por teléfono. Atiende mi madre.


- Oye, dice tapando el teléfono, ¿ alguien sabe algo de unos cristales rotos en la casa de enfrente?


- Creo que alguien ha tirado patatas desde la calle a las ventanas - dije yo, el muy gilipollas.


- Sí - contesta mi madre a la llamada- creo que ha sido mi hijo.


Mis padres me obligaron a ir a esa casa y pedir perdón por el atentado.


Cuando llegué me llamó la atención, no lo olvidaré, la perspectiva de mi casa desde la de mis vecinos.  Fue como si me viese a mi mismo desde otra vista. 


La otra cosa que me llamó la atención fue "ella".


Toda la familia, eran cinco, estaba en el salón, con los padres presidiendo, la patata encima de la mesa, y los hijos. Y  "ella". En Aragón cuando una persona es muy fea se dice que es "fea de cojones". Bueno , pues la chica que me había vuelto loco, la mujer por la que había lanado patatas por amor, era fea, pero fea de cojones. En la distancia de una calle, y con las cortinas, y la melenita mientras estudiaba, pues, oiga, tenía su qué...pero cuando la vi....


Me mira el padre, un señor calvo, que se parecía mucho a Charlie  Rivel sin maquillar, y me dice:


- Pero...¿por qué has hecho esto?....no logramos entender qué te ha movido a lanzarnos  una ...una...¿patata?.


Claro, si le decía al tío que había sido por amor a su hija  me tira balcón abajo, muerto de risa...así que hice algo que siempre me ha ido muy bien en estos casos; poner cara de tonto  (tengo una muy buena que me ha sacado de muchos apuros profesionales, afectivos, personales...), y dije.


-  No o' shé. ( es muy importante pronunciar esa o sin la ele, y ese sé son la h ,porque queda como más claro que eres tonto.


- ¿No lo sabes?..., me dice con la patata en la mano.


- No o' shé, de verdad.


En fin, así aprendí que no hay que enamorarse de lejos, y que por nada del mundo tires enamorado patatas a una mujer. Nunca.


Los cristales los pagué de mi bolsillo, por cierto.


Y a partir de aquel día mi madre me dijo " si me ves por la calle, no me saludes, que no quiero que sepan que soy tu madre".






viernes, 14 de enero de 2022

EL NIÑO GORDO.

En  el gimnasio van un padre y su hijo. Un niño gordo que mira sin ternura. Demasiado serio. Conozco  esa mirada . Ese crío está obligado por su padre a asistir al gimnasio y hacer  extenuantes ejercicios para quitarse unos kilos de encima.


No está enfadado, ni triste. Es una solemnidad de iceberg. Una ausencia estridente.  Le da todo pol saco. A mi me sucedió lo mismo el día que un  psicólogo le dijo a mi padre " agótelo".


Mi padre me llevaba de excursión  por decreto ley. Y una mañana que vio que tenía la costumbre de adelantarle en la última media hora , antes de llegar a la cima, y que el motivo era echar un cigarrillo allá arriba, solo.  Al día siguiente me puso unas piedras dentro de la mochila y me dijo " ¡tira!...a ver si ahora te sobran  fuerzas!".


Supongo que iría con la misma cara que ese chaval. En silencio, pero muy cabreado. O ni eso. Entonces sólo deseaba que ese hombre infartara y  me dejase en paz.


 El niño gordo parece ajeno al paisaje. Unos  balones se marchitan en una esquina.  Sus ojos no se apartan de mí. Yo rebufo mientras subo y bajo un aparato que me tiene echando el bofe.   Imagino su presente y sus futuros. Lo imagino volviendo a casa con el pesado de su padre . Lo imagino creciendo, buscando la manera de mandar a la mierda las piedras de su particular mochila. . Siempre así. Retorcidamente serio. 


La infancia es un desierto que, ya de adultos, imaginamos lleno de oasis. Pero recuerdo bien ese páramo. Las soledades y las dudas. Ese deber hacer como una noria que no dejaba de girar. Las rutinas. El vértigo de cada primera vez. La incomodidad del propio cuerpo, esa carne mudable. Ese sexo oscuro. Todos esos amores apelotonados y volátiles.  Los padres, el olor a tabaco, las voces por la ventana, las maquinitas, los miedos . 


¿Qué queda de esos niños en los adultos que somos? ¿Cuánto hay en nosotros de aquellos días de lluvia en el patio del colegio? 


El niño no deja de mirarme. Parece conocerme.  Quiero gritarle. Sé lo que te pasa. No sé nada de ti, niño. Aunque te conozco desde siempre. Guardo en el corazón algo que te pertenece. No me mires así. No puedo salvar a quien no quiere ser salvado. 


En esa foto en la que un niño gordo me mira. Un niño que soy yo. No quiero saber nada de ese niño y quiero saberlo todo. 


Al salir me acerqué a él . Sé que mañana comienza  curso y tendremos otro horario. 


Le he dicho que   hay momentos buenos y momentos malos. Y que un día verá que esoas horas del gimansio son de las bunas. Es la verdad, una verdad maravillosa  por su simpleza. Crecerás, y seguirás mirando así en otras fotos, con idéntica tiniebla. Mirando a un futuro que será de crepúsculo y azucenas. 


Una cicatriz en la conciencia. Esa dureza en la mirada, fruto del dolor y del cansancio. Siempre estará aquí, cerca de ti. Abrazado a tus  errores como a un tesoro.




jueves, 13 de enero de 2022

EL SEÑOR SEBÁSTIAN.

Conocí, ¿sufrí?, la compañía de un personaje que se tenía por muy muy. 


Era subdirector de un colegio done estábamos los dos. Era un tipo peculiar. Tenía un concepto clasista de la educación. Consideraba que a los chicos había que tratarlos con "charme", "come il faut" , y gilipolleces así. Disfrutaba de la ópera, de de los cásicos latinos, y tenía la costumbre - que en el rural , en fin, no encajaba muy bien  - de hacer una solemne inclinación   de  cabeza y ademán de besar la mano de la aldeana de...pongamos que de Alcampel ( conocidas como "alcamnpeludas".


Aquel hombre se licuaba cundo en las listas del colegio había apellidos compuestos con una "de" , o una "y" por allí intercalada.. Yo cre que sólo de ver esos apellidos tenía  unas erecciones increíbles.  En fin, a cada uno le ponen las cosas que le ponen.


De él aprendí que cuando se hace una propuesta muy sonora , muy adornada de perfección, pero irrealizable , no se está dando un modelo de vida, un estilo educativo  ejemplar , sino demostrando  tu pureza. 


Lo que aprendí es que el afán de ser exclusivo te convierte en excluyente.


Y así le fue.




miércoles, 12 de enero de 2022

EN EL GIMNASIO

Me da pena verme envejecer de esta forma. No puedo congelar el tiempo que pasó, ni siquiera el de hoy, el de ahora. 


Me he apuntado a un Gimnasio. Las razones son muy sencillas: estoy perdiendo agilidad. Un día sientes que hay muchos músculos que no mueves y que están atrofiados. Hago series de mantenimiento de brazos  , piernas, y estiramientos. Uno de los usuarios es un urco que tiene unos biceps , unos deltoides, unos gemelos , unos popliteos, y unos no sé cómo se llaman , que acojonan mucho. El cuello es como el de un caballo. 


Es guardia civil. Me dice que tuvo un accidente de tráfico muy grave y que tiene el cuerpo  lleno de hierros, placas, chips ..." cuando me muera podrá elegir entre enterrarlo, incinerarlo, o llevarlo al punto limpio"



Así cruzo los días, con pausa, con ese andar tranquilo del que no espera nadie. Estoy escribiendo un diario en estas páginas. Sois el candado que lo cierra. Sesenta años he necesitado  para aprender a irme de los sitios antes de que la cosa degenerase.


Eso es la jubilación.


Al terminar en el gimnasio , antes de ir al coche, me tomo una cerveza en un bareto. Allí acostumbra a estar un   borracho elegante,  de esos que se retiran al entrar  la noche dejando un halo de estrellas. Los que dicen adiós sin balbuceos. El mundo es suyo. 


Recuerdo cuántas «la última» en mi certificado de penales, cuántas cosas que no debí haber dicho, cuántas vueltas antes de de llegar al casa en Lérida , cuánta culpa encima en los últimos asientos del autobús. Porque he sido un alcohólico de aúpa. He bebido con manguera. Y he bebido porque estaba muy mal.


Pero, por dentro, ahora que veo en perspectiva, tengo la firme convicción de que el hombre que soy solo hubiera sido posible gracias a aquel otro  que fui, varado en la madrugada, pasando tardes  en la puerta del infierno, arrastrando su fragilidad, en calzoncillos, por la casa.  Revolviendo el cajón buscando Code-ferelgan.



En frente de donde aparco hay un cementerio. Es pequeño. Allí  rezo por esos que están allí. Hace tiempo que me ha invadido la religiosidad.


La religiosidad para mí no tiene nada que ver con esa que   conozco  muy bien . Esa donde personas llenas de miedo ante la muerte pactan una parcelita en el cielo. O esa cosa mecánica, supersticiosa, de cumplir estupideces sin sentido.


La religiosidad para mí es agradecimiento.


Agradecer por esta vida, por los árboles, por el cielo , por el agua, por la noche y el día, por las estaciones. Por mis padres, mis hermanos. Mi gente. 


Y , supongo, si algo nos dicen esos muertos es " ¡vive!, " ¡disfruta!"...¡aún estás a tiempo


No hay pena que no cure una sopa de ajo. No hay dolor que una canción no alivie. Vivir  es abrazarse a los placeres vulgares. Saber decir que no. Irse antes de que la casa se derrumbe. Abrazar a los tuyos. Enrojecerles la mejilla a besos.  


No quiero perderle el pulso a los días. No quiero que me metan un ocho a dos. No quiero crecer sin haber vivido. No quiero vivir sin haber llorado. Me duelen las rodillas. Siento que la vida es quebradiza.


Hacerse mayor, seguir siendo el incendio que prendí de niño.




martes, 11 de enero de 2022

Y QUE NO SALGA MOVIDA.

Hay dos cosas que haremos solos, que nadie nos dirá antes como se hace:  nacer, y morir.


Una ya la has hecho.


La otra es morir. 


Te mueres y tu gente harán lo que buenamente pueda , o sepa, para dejarte en la barca de Caronte. Te quitarán la ropa,  te lavarán, te volverán a vestir Y harán lo que toca. 


Algunos  vendrán a tu funeral a "despedirse". Algunos cancelarán compromisos y hasta faltarán al trabajo para ir a tu entierro. 


Tus cosas, hasta lo que no te gustaba prestar, serán vendidas, regaladas o quemadas: tus llaves, tus libros, tus USB, tu ropa. 


Y ten por seguro que el mundo no se detendrá a llorar por ti. Y la vida seguirá sin ti. La economía continuará. En tu trabajo, serás reemplazado. Alguien con las mismas o mejores capacidades, asumirá tu lugar.


Tus bienes irán a tus herederos....Y no dudes que seguirás siendo citado, juzgado, cuestionado y criticado por las pequeñas y grandes cosas que en vida hiciste.


Las personas que te conocían solo por tu semblante dirán; " ¡pobre hombre! o no, "era un buen tipo".


Tus amigos sinceros van a llorar algunas horas o algunos días, pero luego regresarán a la risa. Los "amigos" de intereses, los del club de golf, o los del fútbol, o los de la partida, se olvidarán de ti más rápido.


La amante que tenías, si la tenías, se acostumbrará a tu ausencia.  Tus animales no sentirán al cambio de dueño.


Tus fotos, por algún tiempo quedarán colgadas en la pared o seguirán sobre algún mueble, pero un día  serán guardadas en el fondo de un cajón. Alguien más se sentará en tú sofá y comerá en tu mesa. El dolor profundo en tu casa durará una semana, dos, un mes, dos, un año, dos... Después quedarás añadido a los recuerdos y entonces, tu historia terminó.


Terminó entre la gente, terminó aquí, terminó en este mundo.


Pero comienza tu historia allá donde vayas.... en tu vida después de la muerte.


Si  no hay nada, pues adiós. 


Y contigo adiós a la belleza, al cuerpo, a la vanidad, a los honores, medallas, al dinero, a tu cuenta, a  tu apariencia...adiós a todos.


Si piensas que hay algo más , en tu nueva vida solo necesitaras tu espíritu. Y el valor que le hayas acumulado aquí, será la única fortuna con la que contarás allá.


De aquí no te llevarás lo que tienes. Solo te llevarás lo que amaste.


Ten urgencia de vivir. Mira tu  edad y piensa en que esto va muy deprisa. Al menos así lo veo.  


A veces pienso que somos como esas fotos movidas que vemos en el álbum de casa  , esas instantáneas que se hicieron como sin atender. Y la vida es, ¡ay!, atender.


Esas imágenes, distorsionadas por la inquietud, entonces nos sentaban mal . Entonces, en los años setenta,  no había más que 36 fotos y no podías fallar. Había que elegir muy bien qué momento eternizar. 


O tomar la vía rápida: creer prescindible cualquier instante. A mi padre le sentaba muy mal que estropeáramos las fotos poniendo carotas feas.


"Al final de tu vida te medirán por el amor"  El amor  puede ser hilo de Ariadna o toro de Minos, pero somos nosotros los que debemos recorrer el laberinto. Palpar las paredes húmedas, no desfallecer, no culpar a quien no ha sabido conducirnos hacia la luz que todos creemos merecer. 


Hay una foto en la que mi madre me tiene en  brazos. Ella tiene una alegría de mujer joven fresca, sin pendientes, sin maquillar, un brillo de plata en su mirada,  un vestido sencillo. Yo llevo  pañal, o algo así, y miro asombrado. No hay dudas en mí. Sólo paz y confianza . Ni ningún otro mal inyectado por el tiempo. Estamos en un balcón. La luz se desmaya sobre nuestras mejillas. 


Doy gracias a Dios, y al pulso de mi padre, que fue quien la tomó, de que esa foto, y precisamente esa, no saliera movida.