martes, 31 de octubre de 2023

QUE TE CAGAS...

Ya escribí hace unos días sobre el pringao de tío que trabaja y me atiende  en la ventanilla de mi banco. Y todo el asunto del rollo Jalogüen. 


Y  ayer me pasa que me  dice una guapi del gimnasio que se va la familia a no sé dónde a celebrar  " un  día de Jalogüen que  por lo visto te cagas de miedo". 


Yo puse esa cara que ya os he dicho que se me da muy bien - esa de san Juan Bosco sonriendo  y asintiendo. Y  no dije nada. A ver, le hubiese  dicho una cuántas cositas, pero eran cosas que la pluma no debe, no puede reflejar.  Porque, para empezar, no me imagino a mi madre diciendo nada parecido a " que te  cagas de miedo".  Eso que lo diga un artillero de Hamás, pues vale, ¿ pero una madre?


Mi madre, que por mucho menos se quitaba la zapatilla   y metía unos buenos meneos en el culo...


Me dirá alguno que soy un antiguo. No sé. Me gustaría preguntarle a la hija de esta mujer  cómo se llaman sus abuelos. Estoy seguro que no lo sabe. A lo mejor me contesta, siguiendo el ejemplo de mami " no tengo ni puta idea". Porque recuerdo que su madre me comentó en la cinta que  con su pareja tenían una relación abierta.


- ¿ De piernas?- sugerí.


- ¡ Ay , cómo eres, Suso.


Pobres abuelos...¿ quién os rezará cuando no estéis?  ¿ Quién te llevará flores al cementerio, dime niña quién era? 


Estos niños saben , perfectamente, quién es Fredy Kruger, Drácula, las Brujas, la Monja 2, Zombi Cadáver, pero ignoran que hay  un día de los Difuntos y de Todos los santos. Y que  esa gente, que es su gente, está enterrada en un cementerio.


Pero, qué digo. Ahora no entierran a nadie. Se incinera y se lanza al viento imperio sus cenizas. Anda y vete a buscar a la yaya. 


Claro ,  vete tú a decirle a la guapi del gimnasio que le diga a su hija que hay un Juicio final, y la resurrección de los muertos. Y te contesta que sí, hombre, va a ir acojonando a la pobre niña con esas historias.


Es verdad que los católicos creemos cosas muy raras, pero anda que...




lunes, 30 de octubre de 2023

SON ANIMALICOS, NO PERSONAS.

Habíamos quedado con el cliente en un restaurante de Lérida que tenía  fama de hacer los mejores caracoles de la ciudad. Y eso, dicho por un hombre como Urelles,  un gourmet fino y  de paladar exquisito, era decir mucho.  Vino el cliente. Nos sentamos en la mesa. No hizo falta pedir  la comida. Conocían los gustos de don Luis.

Un platazo de caracoles en su salsa.

Hace años acompañé a un sacerdote  a celebrar misa. Ese hombre tenía fama de santo. No olvidaré cómo se revistió. La ceremonia pausada, la liturgia musitada de oraciones mientras se iba colocando los ornamentos, las inclinaciones de  cabeza al Crucifijo de la sacristía. 

La unción de aquel hombre impresionaba. Uno era consciente de que allí iba a suceder algo sagrado. Un misterio.

Urelles me recordó a ese hombre. La manera de desplegar la servilleta, de mirar el plato, la devoción que antecede a  la gula -  el último placer de la edad  madura- los ojillos encendidos ante el olor que  aspiró largamente su particular aroma , como si comulgase lo inefable. Sólo le faltó rozar la nariz con mimo sobre el plato de moluscos gasterópodos , entornando los ojos al halago de la caricia que se sospechaba . 

Don Luis tenía su punto de ternura, algo infantil, como de un niño glotón, ver como babeaba ante el olorcillo tenue que adelantaba el gozo del paraíso que se iba a zampar. 

Era divertido verle disfrutando del misterioso vibrar de los  aromas que excitaban sus placeres más íntimos. Había algo de orgiástico. 

La levadura de la destemplanza mezclada con la masa bonachona y espesa  de ese hombre , fermentó en su interior y, entonces, como un vulgar Sardanápalo, se  puso a hozar como un cerdo sobre el plato, cayendo en él de boca. Con la cabeza gacha , sin cuello, y con un palillo en los dedos grasientos , dale que te pego, arramblaba con todos los bichos, sin respirar.

Uno, que en su vida había comido caracoles, apenas me llevaba uno a la boca cuando Urelles se pasaba la servilleta pringosa por los labios  carnosos, me sonreía , y volvía a zambullirse en el lodazal caracolero. 

A los postres se acercó a la mesa el cocinero, un fulano vestido de blanco  con su nombre  bordado en el bolsillo , y se puso a compadrear con mi jefe. Se conocían de Incosol, donde van a rebajar tripón de vez en cuando.

Me acordé de mi  padre que le ponía enfermo las malas formas en la mesa a la hora de comer. Decía: los glotones son  animalicos no son personas. 




domingo, 29 de octubre de 2023

¡QUÉ DAÑO HA HECHO, PERO QUÉ DAÑO!

Ayer, en Caldas de Reis, me crucé con el que me atiende en la ventanilla del Banco. Lo de atender es un decir. Tendríais que verlo andando a abrir la sucursal. Parece que lleva una bola de presidiario, la cabeza gacha, y una alegría en el cuerpo  de andares porcinos, mirada de buey, y como  atonal.


Los bancarios ya son como funcionarios. Tienen los mismos tics.   


Decía que me crucé con el notas . Cincuentón, calvo ,  parece que está en lista de espera para trasplante  pelo turco . Iba disfrazado de esqueleto, cogido del brazo de un ser humano woman del Callao  disfrazada de Aramís Fuster envuelta en telarañas enseñando canalillo. Abierta al frente hasta el ombligo. Con ellos iba un niño - supongo era hijo de ella-   llevaba  unas mallas marcando calabacín como Nacho Duato y unas Sketchers negras de camarero de salón de bodas. Iba de calabaza con ojos estrábicos   y todo el equipo.


Un escalofrígido me corrió  por todo mi cuerpo, incluso en la parte anal más oscura. Y pensé " joder, que no me salude". 


Y va el tío y me saluda. Hay que joderse. Qué daño ha hecho el puto Jalogüin, pero qué daño.


Y a los difuntos que les den pol culo. Allí , los pobres, tan solicos en el cementerio.


Me jode que me salude este despojo humano. Este  tío más de  una vez ,  mientras  haces cola esperando a que vuelva de desayunar, para que te atienda cruza delante de ti arrastrando los cojonazos por el suelo; y ni se inmuta, porque sabe que su jefa hace exactamente lo mismo.


Su jefa. Que entra por detrás con las 2 bolsas de Froiz, la mata de borraja asomando,  aprovechando que está a 2 pasos de la cafetería donde ha estado 40 minutos desayunando.


Y tú calladito, porque si no te la lía guapa. El muy cabrón. Es  de esos tíos de ventanilla, papeles , gafas , y sello gordo. El típico tío que su vida es  un agujero de gusano y el tiempo para él transcurre de forma diferente.


Y va y me saluda. ¡ Anda que te den!




sábado, 28 de octubre de 2023

UN TROZO DE VIDA.

Hace unas semanas que coincido con un paisano en el vestuario del Gimnasio. Ayer me  sorprendió:


- Llevo tiempo observándole . ¿ Lleva mucho aquí?


- Bueno. Ya casi dos años.


- Le admiro.


- ¿Por qué?


-  No es normal ver gente de su edad aquí, todos los días, dale que te pego. Yo  al menos lo noto feliz. 


- Bueno, no soy feliz por venir al gimnasio.  Me ayuda a mantener una forma, me exige una disciplina, me obliga a un horario.  Yo siempre he  sido una persona feliz.  Con mis cosas, pero feliz...¿tú no?


Salimos fuera. La alusión a eso de "gente de su edad"  intuyo que quiere decir que parezco más mayor de lo que soy.  Eso duele, sobre todo, cuando me he montado una teoría sobre la edad que me  viene bien para aliviar el paso del tiempo.  


Mi teoría dice que estoy en una etapa  que llamo" hacerse mayor".  Comienza al  terminar la madurez, justo al cumplir sesenta años.  A partir de allí uno " se va haciendo mayor"   hasta que llegas a la  ancianidad.  Esa empieza cuando se te escapa el pis, vas con la bragueta abierta, te tiras pedos de una forma desconsiderada...y termina con  la puta vejez. 


Pero este tío me puso casi ya al final.


Encendió un cigarrillo.


- Te  voy a dar un consejo. No fumes. Te lo dice uno que lo hizo desde los siete años. Hace nueve años lo dejé. Ahora tengo fibrosis pulmonar.


- Mi hijo también me dice que no fume.


- ¿ Tienes un hijo?...¿ cuántos años tienes?


 - Veintidós.


- ¿Y ya habla?...pues sí que tuviste joven al chaval.


-  ¡ Vaya susto, tío! Me lie con una tía una noche,  la conocí en una discoteca. Y a los nueve meses me dice mi madre que le han llamado unos señores aa  casa diciendo que su hija ha tenido un niño , que está en el hospital, y que es mío. Y fui  para allá y, sí, era ella. 


- Joder, ¿ y no la habías vuelto a ver desde la discoteca?


- Ya te digo. Y me dice la tía que ella no quiere saber nada del crío. Y, claro, me lo quedé.


- ¿ Y estáis solos ?


- No. Ahora vivimos con sus abuelos,  los padres de ella. La verdad es que son  muy buena gente. Yo empecé viviendo con mis padres, pero el mundo se me caía encima. Bebía mucho. Y mi madre me dijo que así no podía salir adelante ese chaval. Y  fuimos con sus abuelos. 


-  ¿ Tú trabajas?


- Con mis padres trabajaba en una granja avícola. Pero, tío, me mataba. Y, coño, soy joven, y salía mucho de  fiesta, y acabé muy mal. Voy al psicólogo, y al psiquiatra.


- Bueno, parece que ahora estás luchando por tu hijo.


- Es que tengo que darle ejemplo. La suerte es que sus abuelos ahora nos pagan la casa, los gastos. Yo estoy en el paro, y me voy asentando. No quiero cualquier trabajo. Busco algo que me permita estar con él. 


- Oye, cómo te llamas, por cierto.


- Emerson.


-  ¿ Eres brasileño?


- No, mi padre, que le gustaba mucho Fitipaldi , el corredor de Fórmula 1 , y me puso ese nombre. 


- ¿ Y tu hijo?


- Joel.


Si queremos saber de un hombre, preguntamos “¿cuál es su historia, su historia real interior?”, porque cada uno de nosotros es una biografía, una historia. Cada uno de nosotros es una historia singular, que se construye, continua, inconscientemente, por, a través de y en nosotros, a través de nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, nuestras acciones. Biológica, fisiológicamente, no somos distintos unos de otros; históricamente, como narraciones, somos todos únicos.


Al regresar a casa, ya en el coche, pensaba en la soledad que me transmitió este...¿ niño?, ¿joven?... y en su bondad. Para ser nosotros mismos hemos de tenernos a nosotros mismos, hemos de poseer  nuestras historias biográficas. Y Emerson me pareció un tronco a la deriva en el río de su vida. Tan joven y tantos bandazos.  Es un tipo que le pasan cosas que no entiende , incapaz de  definir el drama interior que le está tocando vivir.


Supongo, eso creo de verdad, que estamos en manos de un Dios providente. Y rezo para que ese buen Dios lo bendiga.



viernes, 27 de octubre de 2023

SE VIVE EN TIEMPO, SE MIDE EN PERSONAS..

Las personas que he conocido y que más me han enriquecido han sido las que encuentran el motor de su modo de vivir en el servicio. Y  les mueve algo más que el sentimiento . Les atribuimos demasiado poder a las emociones, y muy poco a las decisiones. 


Me  dijo don Ezequiel, un sacerdote libre, que la vida se medía en tiempo, pero se vive en personas.


A este tipo de personas todo lo demás les daba igual: reconocimiento, agradecimiento, o interés. 


Pero, ¡ ay!, son tan pocas esas personas. 


Lo he visto en las madres. Dicen que todos necesitamos dos cosas: que se le entienda ,y que se le quiera. Pues he conocido muchísimas madres que se la suda que les entiendan o que les quieran. En hombres, poquísimos .  Estamos mal cocidos. Nosotros los hombres necesitamos  ser entendidos , y cuando sentimos eso, que nos entienden, sentimos una liberación interior muy grande.  Y si nos sentimos tratados con afecto, que se nos quiere, entonces, es que lo flipas.


Pero allí puede haber mucha trampa. Hay quien puede entrar en nuestro corazón y en nuestra vida abriendo y entrando en nuestro interior con una ganzúa. Con engaños. Simulando que te entiende , y no te entiende. Fingiendo un afecto que no siente. 


Para mi la medida de las personas está en el servicio a los demás. Con  ganas, o sin ellas.




jueves, 26 de octubre de 2023

DOS ORGANISTAS.

Conocí una mujer que durante años tomó clases de órgano de una virtuosa del instrumento  que , por discreción , omitiré su nombre. El de la alumna y el de la profesora. La profesora aún vive, y está considerada una de las grandes organistas del mundo. 

Para poder acceder a que la "maestra" te impartiese los cursos era ella la que debía admitirte y decidía si pasabas el corte o no. Mi amiga fue aceptada. Por entonces pertenecía a la opus dei. Estuvieron años , una formando, la otra formándose. 

Una mañana, después de años juntas, la profesora le dio un golpe en la pierna a mi amiga y le dijo: ¡ la culpa de esto la tiene el opus!".

 - ¿ Qué ha querido decir? No entiendo que pinta el opus dei aquí. 

- Es la razón de que tocas reprimida. No te sueltas. Tienes totalmente embridada  tu afectividad. Tienes miedo a entregarte a la música. Para ti hay algo más grande , no sé si es Dios,  el opus, o lo que sea que te sujeta, te  oprime, no te deja desarrollar el potencia que tienes dentro, que es inmensa.

Después las dos se separaron, aunque siguen muy unidas . Una ha triunfado profesionalmente, brilla donde va, llena en sus conciertos. Y lo ha dado todo a la música. Y,  supongo, la música a ella. 

A la otra no le ha ido tan mal, pero no la veo yo dedicada  en una entrega total al arte o a la música. Me temo que hay otras cosas más importantes para ella.

Los japoneses encuentran una descortesía ahondar en sentimientos y voluntades , en especial de alguien que merece mucho respeto. Lo expresan con una frase que ahora viene al pelo: " un dios vive siempre en una nube".

No entiendo estas sutilezas del arte, la música . Sí que intuyo la belleza del mundo cuando quiere enviar mensajes potentes sobre el amor, la verdad, y lo pinta, lo canta, lo esculpe, o lo recita . 

El público merece respeto, consideración a su dignidad; los artistas no van  soplando a la cara de las personas lo que quieren decir , algo que ni siquiera a los perros o a los gatos agrada. Un artista desea tener confianza con su público —supone que  van a comprender sin necesidad de explica nada.

Y, además, un artista de verdad no puede espolvorear sobre la gente su emoción interior. Exhibir los propios sentimientos es siempre vulgar. Por eso  resultan tan admirables Bach, o Leonardo, o  Rembrandt , o el arte de Oriente; la magia y el secreto de las grandes obras  que ellos han creado.

Y eso era lo que a esa maestra le  sacaba de quicio , porque su emoción, su arte, no se puede transmitir con golpes en la pierna. 





miércoles, 25 de octubre de 2023

PRINCESAS DEL MUNDO.

Hace unos días tuve una conversación con una señora mayor, unos  75 años, o más. Era pizpireta, presumida, coqueta. En su día , como dejó caer en un momento de la charla , fue la mujer más bonita de la ciudad. Es viuda de uno de los empresarios que había hecho mucho dinero en el sector del mueble. Aún le quedan restos de la que fue. 


Nos cruzamos en una calle de la Estrada, y nos saludamos. Ella me había reconocido de la Cruz Roja, un día que fui a cantar.  Estaba sentada en una terraza con unas amigas.  Me invitaron a que las acompañase. Esta mujer es de esas que de desde bien niña estaba convencida de ser la más bella entre las bellas, la más inteligente, segura de manejar a los demás a su antojo y de conseguir cuanto se propusiera , se comportaba siempre como una princesa:


- Lady Di decía que en los eventos a los que asistía nadie tenía en cuenta donde debía una hacer pipí.


Carmelita, que así se llama, se consideraba eso, una princesa. Era la Lady Di de A Estrada.


Es de esas que de pequeña se pintarrajeaba y se daba aires con un abanico, negaba la mano risueña a múltiples enamorados imaginarios que la acosaban y demandaban la merced de un baile, indicándoles con gesto cuco que no quedaba hueco para nadie, y allí los dejaba muertos de amor y desesperación. En sus fantasías  casi todos se metían curas o se suicidaban.


Carmelita vivía, como tantas mujeres que uno ha conocido, en una nebulosa romanticona  y algo boba.


En esa conversación, no sé cómo, pero seguro que no de modo casual, porque este tipo de señoras no da puntada sin hilo, llevó la conversación a  cómo estaban las cacatúas. Y ella, levantándose la falda , mostró las piernas y aseguró que no tenían nada que envidiar a las de las quinceañeras, y se vanaglorió de  poder tirar aún unos cuantos tiros, si ella quisiera.


- Lo que sucede es que los hombres de  mi edad son todos unos dejados, que van a lo que van. Ya no hay caballeros. El último  con el que fui a la playa me dijo que iba con gafas de sol para mirar las tetas de las chicas y nadie le dijese nada. Y, claro, como podéis imaginar , lo dejé.


Todas rieron desbocadas. Y yo  puse esa cara que alguna vez escribí  aquí , que domino de mis años de numerario. Es una cara como de inocente, como de que " señora, no sé de qué me habla, yo vivo el celibato apostólico".


Con esa cara he escalado cimas muy altas.


Las amigas - seguramente muertas de envidia, y mintiendo como Sáncheces de  medio pelo-  argumentaban:


- ¡ Es que estás estupendas!, ¡ qué piernas!...¿y el cutis?, ¡si es que  parece que no pasa el tiempo por ti!


"Ya sé quién paga este aperitivo", pensé.


Las piernas de Carmelita, vamos a decirlo todo, tenían   unas varices que parecían los gusanos de Dune.  Su nombre científico es Geonemolodium arraknis,


He conocido muchas Carmelitas. En Viaró estaba petado de ellas. Señoras bien que ya en su niñez se soñaban el mundo de princesa y  apuestos pretendientes.


Carmelita  me recordaba una madre de  éstas que siempre salían en los reportajes del colegio, al lado de su marido - eminente arquitecto engominado -, las fotos enmarcadas en plata y  el pañito de ganchillo, y sus hijos. Era el ejemplo de hogar luminoso y alegre. Muy luminoso. Muy alegre.


Yo frecuentaba mucho esa casa cuando los años de Herzegovino.  Era un chaletaco guapo, con su jardín, y su cositas. Y la madre, una Carmelita, pero en piadoso, nos recibía , rubia, ojos azules, esplendorosa. Y su niña correteaba  coqueta y divertida. La niña tendría cinco o seis años. La madre, vestía a la niña cursi  fashion, de blanco y como muy ibicenca , nos atendía primorosamente.


A mi me divertía jugar con la niña, y cuando se acercaba a mi le susurraba al oído " puta!".


La niña se iba llorando a su madre. Y, como eso de decir " puta" es pecado, me acusaba diciendo "  ¡mamá, me ha llamado pu...y lo que sigue!".


La madre me miraba con gesto severo mientras consolaba a la niña. Y yo la miraba a su vez poniendo esa cara de " pero, señora, por favor, como voy a decir eso a una niña tan inocente...¡ si vivo el celibato apostólico!"


- Seguro que lo has entendido mal.


Y la niña me miraba y yo vocalizaba sin hablar en voz alta, con los labios decía: PU TA.


 ¡Y otra vez a llorar!



martes, 24 de octubre de 2023

UN VIAJE QUE HACE PERSONAS MUY INFELICES.

Los  grandes medios, la publicidad del mundo, incluso los  creadores de opinión  de Instagram, X, o Facebook  han confundido el término felicidad con el de de placer. Si da gustico , serás feliz. Y comercializan todo tipo de placebos, en forma de viajes, de comidas, de música, de sensaciones , que dan placer en lugar de felicidad.


El placer es pasajero, la felicidad es permanente. El  placer es visceral, la felicidad es etérea. El placer es tomar, la felicidad es dar. El placer lo puedes conseguir con sustancias, cosas, y la felicidad no. El placer se experimenta solo, y la felicidad es compartida. Los placeres llevan a la adicción, 


En ese viaje nos hemos hecho personas muy infelices. O mejor escribir " gente"  muy desgraciada. Todo ese rollo de la sociedad del bienestar es una engañifa. Una mentira de dimensiones colosales. 


Muchas personas no saben que son adictas. Saben que necesitan algo . Cuando querer es necesitar , es señal de  que uno es adicto. Tomas una dosis, tienes un subidón , y esa necesidad se atempera. La siguiente vez necesitas una dosis más alta, más potente para sentir el mismo subidón, porque hay menos receptores que ocupar.  Tu umbral de tolerancia ha aumentado. 


Y así necesitas más dosis, más dosis, más dosis. Chutarte una y otra vez . Hasta que llega  un momento que tomas una dosis gigantesca y no sientes nada.  Eso se llama tolerancia. 


En el sexo este asunto de la tolerancia explica muchas perversiones. No sólo es el alcohol, las drogas, el juego, o  lo que sea que uno se chute. 


Y cuando no puedes vivir sin esos chutes , eres un adicto. Y cuanto más felicidad busques, más infeliz serás.


No pienses que esas adicciones no van contigo porque tú no fumas, o no bebes, o no tomas sustancias que te llevan a paraísos artificiales.  También hay  adictos espirituales.  Hay muchas personas que se chutan de  experiencias  "místicas" sin ser místicas. Que buscan una relación con Dios, con la Virgen, o con mundos esotéricos , que son procesos adictivos. 


Muchos  que he conocido que asisten a apariciones marianas , o buscando lugares donde sucedan cosas raras , son adictos. Y viven en la mentira. 


No digo que allí haya mentira. No lo sé. Pero sí que  en esa gente que  asiste  hay falacia, embeleco, error, chute, histeria, necesidad de subidones. 


He tenido conversaciones con bastantes de ellos y casi todos, casi todos de esos bastantes, ven y experimentan  asuntos muy extraños: curaciones absurdas, visiones chocantes, locuciones insólitas, superchería . 


Se trata de ser normal, más o menos normal. Se trata de no buscar la felicidad.








lunes, 23 de octubre de 2023

LA DESGRACIA COMO CAMINO DE FELICIDAD.

He conocido unas cuantas personas que me han desconcertado por su  carácter peculiar.  En mi vida, aquí y allá han ido apareciendo , seres que tenían la vocación ,  intensa y obstinada, por la miseria y la desgracia. 


Dicho de otro modo: personas con el afán de  conseguir la desdicha como camino para alcanzar la felicidad. Sólo eran felices jodiéndose a sí mismas, y jodiendo a los demás. En algunas de ellas , tanto mujeres como hombres, el empeño era duro y  esforzado porque la vida se lo ponía difícil. Alguno lo tenía todo para ser feliz: era del opus dei, tenía un ambiente propicio,  vivía una vida burguesa de clase alta,  estaba casado con una mujer guapa, de buena familia, rica, paciente. Tenía hijos bien criados.


Y, a pesar de todo, le encantaba buscar los tres pies al gato en su miseria. 


Uno llevaba años perdidamente enamorado de una amiga de su hermana, una mujer guapa y rica. Todo el mundo conocía ese amor. Iba de romería con sus amigos pidiendo a nuestra Señora por Carla. Velas al Cristo de Lepanto - la costumbre es ir a sus pies mudo y, una vez allí , pedírselo por triplicado: ' Carla, Carla, Carla!". Pero el no conseguirlo era lo que le hacía feliz.


Lo que no  esperaba es que Carla un día dijese que sí. 


Pobre hombre: estaba condenado a ser feliz en las calabazas y resulta que tuvo que ingeniárselas para echarla a perder. De soltero , apenas tenía interés por la vida real, parecía como si aún le hubiera de llegar la hora de humanizarse y de comprender las debilidades de los demás.


Una vez le  hicimos un pequeño obsequio en el colegio por  la llegada de un bebé. En lugar de dar gracias y saltar de alegría por el detalle , rompió a llorar. 


Después le pregunté la razón de las lágrimas.


- La verdad es que no lo sé. Me ha dado tanta vergüenza ver tanto cariño que me ha entrado la llorera. 


Lloraba, aunque él no lo supiera , porque gestos como aquel hacían más difícil su conquista de la infelicidad. 


Su mujer era muy guapa. Mucho. Y el tío , celoso de los que oyen los clarines nada más entrar en la plaza, en cuanto podía abandonaba la fiesta recién comenzada, y le daba la paliza a la pobre preguntándole entre sollozos como era posible que , habiendo hombres  tan guapos y ricos , hubiese casado con uno tan feo y tan torpe como él. 


No creo que a ella le llevase mucho tiempo hacerse esa misma pregunta, así que un día se dio el piro.


Cuando esta vocación a la desgracia y al pobre de mi la posee una mujer, puedes darte por jodido. Como madres ,  las he sufrido en los colegios , y son de lo peor. Estás arruinan la buena fama de un santo en las paradas de los autobuses. Y si son supernumerarias, ¡ Dios mío!, no pararán hasta que les sobren motivos espirituales para sentirse resentidas, humilladas, ofendidas y sublimemente desgraciadas.



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Ayer vi "Los   asesinos de la luna". Cine con mayúsculas.  Una radiografía del miedo y la codicia.  Tres horas y media que pasan volando. Me acordé de los Urelles. 

domingo, 22 de octubre de 2023

EN EL "ANIMALADAS".

Hace unos días, mientras escribía la entrada de la niña que deseaba ser veterinaria, recordé una experiencia que tuve hace muchísimos años. 


A los dieciséis  años, durante unas  vacaciones   , trabajé en una tienda de animales. Estaba en la calle san Miguel. Zaragoza. El tugurio se llamaba " Animaladas". Su dueño era un tipo mal afeitado, guarrete, gordo, seborreico, oscuro. La tienda tenía un sótano desde el que a través de una rejilla podías ver las  piernas , mollares del personal femenino que entraban en la tienda.


En el sótano el notas tenía decenas de jaulas con periquitos, loritos, papagayos, y animales exóticos. También muchos botes de pintura y todo tipo de acrílicos  de vivos colores . El muy cabrón era capaz de venderte un vulgar gorrión como una ave exótica de la Guayana. La verdad es que colaba. Al menos a un pardillo como yo, y a ancianitas  solitarias. 


Pronto me di cuenta de que todo era un pufo de aquel mangante. Un día lo encontré pintando las plumas de un loro - aunque a lo mejor era un cuervo. El pajarillo estaba a medio hacer. Resultaba grotesco.  Años después conocí una mujer que se me presentó a medio maquillar y recordé esa misma escena, y entendí por qué a algunas mujeres les llaman " loros". 


Le dije:


- ¡ Hala!, ¡los pintas!


- ¿ Pero tú te crees que son tan horteras en el Amazonas?


Otro truco que hacía para " colocar " sus piezas era barnizarlas de una grasa brillante. Le daba al animal un aire fresco, muy alegre. También les echaba una gotas de colirio en los ojos, de tal manera, que el bicho te miraba con una cara de penica que es que era un amoooorr.  Un conejito, una ratita, lucía pidiendo a gritos con esos ojillos una madre que le adoptara.


A veces hacía de veterinario. Le traían perritos y gatitos para que los limpiasen. Entonces el tío se ponía una bata blanca, como para darse tono de "doctor". 


Un día me pidió que lavase a un gato que había dejado su dueña. 


Así que  agarro un cepillo y comienzo  a  cepillarle con delicadeza y sin prisa. Después con unas toallitas húmedas le doy friegas , poco a poco y con suavidad. Con otro cepillo le doy un repaso a la dentadura y...¡ coño!...dice !miau!, y un colmillo cae en la toalla. 


Me acerco al jefe y le enseño el colmillo.


- ¿ Qué cojones has hecho?, ¡animal!


Al llegar la propietaria le dice.


- ¿ No habías notado que el gatito estaba como triste?...como depre...no sé...


- Ahora que lo dices...


- Mira que caries tenía - y le enseña el colmillaco ensangrentado- no me extraña que estuviese mustio...le hemos hecho una extracción, y mira qué contentico está ( al misifú le brillaban los ojos ...el colirio)


Y el tío, encima , le cobraba la limpieza y la extracción.


En otros lugares y otras instituciones vi después  colorear otros loros. 


Una vez me dijo:


- La gente paga sentimientos.


Y es verdad.


Aquella experiencia duró poco más de un mes y, encima, me tangó varios días sin cobrar.



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Hoy es san Juan Pablo II:  le pido por la conversión del papa Francisco.



sábado, 21 de octubre de 2023

ESTE OTOÑO.

Me exilié en una  aldea de Galicia,  entre Pontevedra y Santiago, para disfrutar del amor en una madurez que no acabo de alcanzar. ¿ El azar?: no la Providencia. 


Este paisaje me ha atrapado. El humano y el físico. Ando todos los días y la vida que contemplo es un mirador maravilloso sin tener que estirar el cuello. Ahora mismo escucho desde mi despacho un rumor sordo del viento, y una lluvia atlántica, llevamos varios días de  una especie de tren de borrascas , que junto al concierto de Corelli que acompaña esta hora parece una vida soñada. 


Este paisaje, como el mismo carácter gallego que aquí se ha formado, facilitan la relativización, la contemplación, y el sentimentalismo benigno.


Para mi Galicia tiene un poder de evocación muy grande. Es un regalo. Y me da miedo - creo que ya lo he escrito antes este temor mío- que venga la gran ustie.  Sospecho que no merezco esta paz.  Es una mezcla de tensión y de relajamiento espiritual. 


Hace pocos días comenzó el otoño.  El que  siempre esperamos, el de  los colores naranjas y ocres, el de la coloración y la caída de las hojas, el de las brumas de gasa , el de las vaharadas de  viento, el de los amaneceres perlados del rocío, el de los temporales que azotan los bosques y silban en las rendijas de las ventanas.


Aquí, en la aldea , suena cada media hora la campana - las  horas y las medias. Y cuando alguien se muere tocan a muerto. 


La belleza de este otoño estalla a espaldas del tiempo que vivimos, como un viejo tesoro abandonado desde el globo de la vida, como si fuese un lastre del que hay que desprenderse antes de morir. 




viernes, 20 de octubre de 2023

UN TIPO DE AMOR. UN TIPO DE MUJER.

Mi padre , en cuanto a educación sexual de sus hijos fue un desastre. Con toda su buena voluntad, pero un desastre. 


Sólo una vez tuvimos una especie de charleta sobre el tema. La verdad es que llegó  tarde. Yo ya estaba maleado , y muy confuso y turbio en el tema.  Impregnado de una suciedad moral, algo atormentada . Un cura, el padre Lucia, director espiritual de mi curso, me explicó en una salita del colegio de donde venían los niños.


Uno era tan ingenuo, estaba tan pez, que aquello me pareció una guarrada.  Salí convencido de que los padres se orinaban dentro de las madres.  No le veía la gracia a eso que, insistía el cura, " da mucho gustito. Y ese placer lo ha puesto Dios ".


Y yo pensaba " ¡pues, jodo!".


Ese cura parecía escapado de un naufragio, como muchos de aquellos años de posguerra.


Mi padre, aquella  tarde, cogió un bolígrafo Bic, le quitó el tape, y se  puso el hombre , muy nervioso y azorado, a meter y sacar el tape del boli. Pim pam, pim pam, mientras intentaba explicarme la parábola del metesaca. 


No me enteré de nada.


Pero donde mi padre era un artista , pero de verdad, era explayándose en qué era una  mujer.  Porque mi padre era un romántico. Un poeta. Un caballero andante. Y se sentía así. Escucharle era maravilloso.


Reconozco que ese tipo de educación me pudo hacer daño, que parte de mi inmadurez sexual se debe a esa forma de entender a las mujeres, muy poco  realista.  Me costó mucho asimilar lo femenino. Y aún creo que no acabo de captarlas. Tengo la impresión que  que son ellas las que han hecho conmigo lo que han querido.


Para mi padre una mujer era algo sagrado. La mujer que ames será la madre de tus hijos, y así las has de tratar. Con respeto. Mi  padre cuando se refería a las mujeres siempre hablaba de respeto gordo. Y las asociaba a la maternidad.  La mujer era delicada como una florecica. Como un pétalo de rosa.


Era fascinantte escucharle. Y , además, a mi me gustaba esa manera de verlas, y así me las soñaba  desde bien crío. Mis fantasías de amor - no las sexuales, porque yo distinguí siempre unas de otras- eran de héroes que morían por su chica, o de perdedores anónimos que lo daban todo por una chica que nunca supo de ese amor. Mis  guiones afectivos eran muy melodramáticos. 


Mi padre decía, y lo ponía en práctica con mi madre, que una mujer tenía que sentirse encantada junto a uno , tratada como una reina, respetada y protegida. Mi padre era uno de  esos hombres  , escasísimos , a los que las mujeres les gustaban de verdad. Era de un trato fino, elegante. 


A mi padre - casi me avergüenza  escribir esto  sabiendo lo lejos que estoy de ese hombre-  no le vi jamás una mala mirada, un guiño, una provocación, un gesto de seductor, un chiste fuera de tono, una obscenidad, o una grosería.


A mi padre , sin embargo, no le gustaban las zalamerías, que el llamaba " mariconadas", o " cosas del Corte Inglés". No era de ir del brazo con mi madre por la calle. No creía en la autenticidad de esas manifestaciones. No cogía del codo a su mujer, ni a sus hijas, para ayudar a subir las escaleras. Tampoco  daba la  vuelta al coche para abrir la puerta de su señora. Gilipolleces, las justas. Mi padre no trataba a su mujer, ni a sus hijas, como si estuviesen inválidas, o fuesen de porcelana. 


Es posible , lo sé, que esa forma de formarme hiciese de mi un alguien bastante atormentado y que tuviese consecuencias bastante dramáticas en mi vida.  


Tuve suerte. Ellas , las mujeres que se cruzaron en mi vida , sí veían mis taras, y no les importó.




jueves, 19 de octubre de 2023

RETRATO: ÓLEO SOBRE LIENZO.

Hoy toca tratar de uno de los personajes más singulares y vividores que he conocido en mi vida. Tendré que andar con cuidado, creo que de vez en cuando se asoma por aquí. Imagino que mosqueado porque , después de tantos años de Barullo y de convivencia juntos , nunca lo he citado. Ni siquiera le he dedicado una entrada. 


Lo tenía todo para haber hecho lo que hubiese querido en la vida: un tipo listo,  muy guapo, ojos azules, pelazo rubio, vello en  los brazos, que gustaba acariciarse mientras te hablaba - lo mismo que pasarse la mano sobre la cabeza, mesándose los cabellos-  simpático,  tocaba la guitarra, no se le resistía ningún deporte - todos los jugaba a niveles casi de  profesional. Cantaba en inglés. Y  era un seductor nato. Muy pijo, sin serlo de cuna. Y tenía mucha cara dura. Como la suela de unas Martins. 


De eso ha vivido. Y muy bien. 


Una vez alguien me dijo que yo estaba muy sobrevalorado. Y es verdad. Pero yo era de la escuela de éste que hoy protagoniza la entrada. A su lado soy un pardal. 


Menos mal que  le dio por estar en el lado del bien en la vida, porque este cae en el lado malo y deja a Pedro Sánchez  a la altura de una profesora de la guardería " El Niño perdido y hallado en el Templo" , de las hermanitas de los pobres. 


Es el único ser que he conocido ( tengo sesenta y cinco años, y muchas horas de vuelo)  con un don extraordinario : atraía a muchísimas mujeres,  desde solteras a madres ( viudas incluidas), de todas la edades, desde niñas casi de pecho hasta abuelas cacatúas que vieron entrar las tropas de Napoleón . También  gran número de hombres.


Expelía feromonas al viento imperio de una manera obscena. 


A ellas les volvía literalmente locas. No exagero. 


El tío era un artista. Se acercaba a la señora - daba igual clase social-  la miraba fijamente , como Ka, la serpiente del Libro de la Selva,  y la tía aflojaba que no veas.


Era un ser que le adorabas o lo detestabas.  Se le consentía todo. Se le reían las barrabasadas, las trastadas, se miraba para otro lado en sus cosas. No era mal tío. Te liaba alguna gorda y cuando parecía que iba a acompañarte en el lío, se abría con alguna excusa. Y te dejaba más colgado que un fuet. 


Pero gracias a dejarme colgado tantas veces soy el que soy. Todo hay que decirlo.


Yo lo hubiese mandado a la mierda muchas veces, pero no podía. Me caía  bien. En el fondo yo quería ser como  él. Y nunca sería como él. Él tan sanguíneo, tan sin escrúpulos. Y  yo , con mis arrepentimientos. Mis volver a empezar.  Los dos tan simpáticos, tan divertidos, tan ocurrentes, tan vitales, tan encantadores.


Porque me da que este hombre no se arrepiente de nada. Y nuestros pecados no deben de estar muy lejos. Él sabrá. Yo también. 


No se trataba de que fuera más o menos atractivo, sino de una fuerza más profunda , física, animal.  Como si su olor a macho, su mirada, esa caricia en su brazo velludo , pusiera en celo  a cuantas hembras pudieran pulular a su alrededor.


Me dicen que sigue despertando en campos de golf  suspiros  , que sigue siendo el rey de la selva, que juega a aporrearse el pecho, seduciendo a su manera, con esa simpatía, esa seguridad en sí mismo, esa vitalidad .


En fin, una pena:  aún está a tiempo de volver a empezar. 








miércoles, 18 de octubre de 2023

UNA VISITA AL CARMELO.

Fui invitado a una visita al Convento de las Carmelitas de Santiago de Compostela. En marzo se van, después de  casi trescientos años  desde su fundación por la venerable Madre Antonia , conocida como la "Monxiña del Penedo".


Le debo algún favor a esta mujer. Extraordinaria toda su vida. Nació en Cuntis,  en un molino muy cerca del río Umia, en un lugar que llaman "El Penedo" ( la peña). Aún se conservan allí los restos de la casa donde vivió. Es un lugar que desprende un algo muy especial. Mucha gente se acerca allí sólo a estar. 


Leí su autobiografía, unas memorias que por obediencia escribió.  Son más de mil páginas , apasionantes, una aventura interior y exterior  , muy amena y, a veces, difícil de creer. A mi me ganó definitivamente. 


Era mística y, como todos los místicos, sus cosas son  de  otra dimensión. Comenzando porque  leyó y escribió por ciencia infusa. Y a partir de allí,  imagina lo que quieras. Pero conmueve, maravilla, y enamora.


Nos enseñaron la clausura. En el convento están cinco monjas. Hay mucha luz en esas miradas, mucha alegría en sus sonrisas, mucha paz  en sus gestos, presientes  mucha vida interior, una sencillez que pasma, una pobreza que  no grita. 


La verdad es que sales de allí diciendo " ¡joder, qué  pequeño soy, soy una mierda!".


Lo que más me emocionó, me llegó muy dentro, y reavivó mi fe, fue el momento que me acercaron al sepulcro donde está enterrado el cuerpo de Madre Antonia. Delante había un reclinatorio, que era donde rezaba la Venerable, y un crucifijo, el que usaba ella, y el que tuvo en sus manos al morir. Y, posada en el reclinatorio, una capa. Esa capa era la que ella usaba . Y es la que cubrió su cadáver.  No había sido lavada desde entonces, aunque estaba muy limpia ( la verdad es que pensé " caramba, trecientos años sin lavarse, y la cantidad de monjas que la habrán venerado" ) . Ellas , una vez al año, el día de su fiesta, se la ponen  y rezan delante de su tumba.


Y la monja me animó a que, si quería, me arrodillase delante del sepulcro, cogiese en mis manos el crucifijo, ella me pondría la capa sobre los hombros , y rezase. 


Y lo hice. Me impresionó. De rodillas pensé "¿ Y qué rezo ahora?". Y acordé de dos personas que lo están pasando mal. Muy mal. Y también pedí vocaciones para estas monjas. 






martes, 17 de octubre de 2023

AL QUE NO ESTÁ HECHO A BRAGAS, LAS COSTURAS LE HACEN LLAGAS.

Hubo un tiempo que me empeñé en ser santo. Y, aunque lo intenté con todas mis fuerzas, eso no era lo mío. Hay que saber para lo que uno está hecho. Que eso es vocación. 


Hay personas que piensan que la gracia de Dios lo puede todo. Y , en fin, desde la experiencia que me concede años de repetidos y estrepitosos fracasos , puedo afirmar que la gracia de Dios actúa sobre una naturaleza, la de cada uno. Y en mi caso era débil, inestable, fantasiosa, quimérica, perezosa, destemplada, sensual,  atormentada. 


Tuve muchos directores, de todo tipo, de buenos, de malos, de regulines,  empeñados en hacerme santo. Me animaban, otros me abroncaron, aquellos me empujaban, otros me suplicaron. Y nada. No había forma.


Hay un refrán que dice " al que no está hecho de bragas, las costuras le hacen llagas". Y eso es lo que me sucedía: uno no estaba hecho a bragas ( hablo de "bragas" espirituales ).  Y todo yo , con esos consejos, con esas costumbres, con esos criterios, con esa forma de entender la virtud, iba llagado. Y cuando uno va llagado anda raro, como escocido. Y se le nota mucho, por más que  disimule el escozor. Se nota en que de vez en cuando te rascas el culo, te metes un meneo al calzoncillo  rasca. 


Y entonces uno, ya harto de él mismo, de tanta apariencia, de ir tan perdido, descubre que el asunto mollar es aceptarse tal y como se es: no soy un militar C.O.E. ( Cuerpo de Operaciones Especiales). A tomar pol saco las bragas. Concluí querer ser yo realmente, y sólo yo. Eso lo dijo ya  Sócrates: nosce te ipsum. Conócete a ti mismo.


Entonces no me daba cuenta, pero hoy veo que vivía - no con toda esa gente  , pero sí bastantes- en el lecho de Procusto 


En la mitología griega, Procusto se caracterizó por su comportamiento amable, complaciente y afectuoso hacia los viajeros, a quienes les ofrecía hospedaje en su casa. Una vez en ella, los invitaba a descansar en su lecho de hierro y, mientras dormían, los amordazaba y amarraba en las cuatro esquinas de la cama para verificar si se ajustaban a la misma.


Si el viajante poseía una estatura mayor que el lecho, le serraba las extremidades inferiores o superiores (pies, brazos, cabeza). De lo contrario, le estiraba las piernas a martillazos hasta quedar a la altura del lecho. 


Y así nos fue. A ellos , y a mi.


Cuando el Quijote le da los consejos oportunos para  ser un buen gobernador  , no duda en el primero: temer a Dios. Pero enseguida añade:


" Lo segundo , has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti  mismo , que es el más difícil conocimiento que pueda imaginarse".




lunes, 16 de octubre de 2023

UNA HISTORIA DE POBRES RICOS, Y DE RICOS POBRES.

Este lunes pasado tuve una conversación  telefónica, de esas que  mantengo en la Cruz Roja de voluntario, y hablé con una mujer maravillosa. Vive sola. Viuda. Noventa  años. 


-  Antes de casarme trabajé de criada en Barcelona. Allí conocí al que fue mi marido.  Salíamos por la tarde ennoviados. Eran otros tiempos. En cuanto terminábamos las obligaciones de la casa  nos poníamos a completar el ajuar . No hacíamos otra cosa en nuestro tiempo libre. Era nuestra aportación al matrimonio. El del novio era encontrar un piso y amueblarlo. Completar el ajuar nos  llevaba años , y buena parte del sueldo  se iba en telas, algunas muy finas, en entredoses y puntillas.  


Al parecer, el contenido del ajuar obedecía a un plan establecido , que todas seguían estrictamente. Por lo visto,  era imposible casarse sin  disponer de un conjunto de ropa interior que llevaría debajo del traje de novia, el lujoso camisón para la noche de bodas , los juegos de toallas , los de cama , todo muy fino con las iniciales bordadas en realce . Todo se apilaba en un armario, y a medida que aumentaba la altura se acercaba la boda.


De allí se fue a Francia con su marido. Trabajó de costurera. 


- Eran otros tiempos. 


Mientras ella hablaba recordaba a mis padres. Se casaron una mañana cualquiera, a las ocho, en una parroquia , sin más testigos que los padres de mi madre. A mi padre le había desheredado su familia, por casarse con una pobre. Los Mendive tenían mucho dinero. Entre otras historias , tenían  vinos, y llevaban toda la intendencia y distribución de todas las cantinas del ejercito en el Noroeste de España. Esa España . Un detalle: a mi abuelo le llamaban  " El amo".


Durante la guerra civil el General Mola , camino del frente de Jaca, dormía y abastecía de gasolina los camiones del frente en casa Mendive. De allí la amistad  y el enchufe.


La boda  fue muy sencilla aquella mañana . Ni siquiera tuvieron viaje de novios. El banquete fue un desayuno de chocolate con churros. 


Debió de ser duro. Allí no hubo ajuar, ni manteles , ni sábanas con las iniciales bordadas. Sin embargo, hoy pienso que nunca fueron más ricos que entonces. Estaban muy enamorados.


Años después , ya casi al final de sus días, mi padre pasó un momento económico muy malo. Muy angustioso. Apuradísimo. Y, sin que él lo supiese, ni mi madre, fui a ver a su hermano. Le  conté la situación por la que estaba pasando y si podía ayudarlo.


- Que se joda. Él  decidió casarse con tu madre. Avisado estaba. Yo me he pasado  sacando esto adelante solo, y tu padre decidió marcharse y dejarlo todo. 


Mis tíos eran ricos de clase. Y eso no se quita con nada. No eran mala gente. Piadosos, de rosario y misa diaria. Clasistas. Con un sentido paternalista y antiguo de la sociedad.  Pensaban que los Zabaldica eran pobres, como gente poco de fiar, sin educación,  que desentonaban. Y sospechaban intereses muy espurios.


A mi madre la despreciaban, a su manera. Porque esta gente  sabe despreciar educadamente, sin que se note mucho. Mi madre tenía que vestir como una pobre, no confundirse con sus cuñadas - `¡ casadas con un empresario, y con un comandante de aviación! Ser  pobre para esta gente no consistía sólo en no tener dinero , ser pobre suponía tener una condición distinta, y una alguien  de esa condición no se le ocurriría jamás entrar en un buen restaurante, o coger un taxi  - mi tía, en esta conversación que comento me dijo " si sabemos que tu madre va en taxi , ¿ y no tenéis dinero?".


Por un  taxi que cogió, cuando iba a limpiar a casas a los sesenta años para llevar algo a casa. ¡ Cómo me dolió aquel reproche!


Estaban convencidos, mis tíos, que muchas señoras de la gente humilde no tenían la misma sensibilidad: su hambre era otra hambre, su frío era otro frío, sus necesidades eran otras. Incluso el dolor por la muerte es distinta.


Cuando murió mi abuelo, el padre de mi madre ,  me dejaron muy pequeñín en casa Mendive. Mi abuela era una cascarrabias, muy mandona.  Al parecer llegaron tarde del velatorio, y yo debí de dar mucha murga. Y mi abuela le dijo a mi madre: " ¿ mucho había que heredar que tardasteis  tanto? 


Mi madre no la mato de milagro.


Y, ya que estamos, esa es la razón  de mi desprecio a los Urelles. Son clavados a mis tíos.