No es la primera vez que me sucede. Estaba en la sala de estar, en silencio. Eran las seis de la tarde y anochecía.
De repente oí una voz que me nombraba con fuerza, y con una nitidez que me sobresaltó:
- ¡ Suso!
La primera vez que me sucedió eso de oír una voz fue una mañana que estaba solo en el club Herzegovino.
Alguna vez la escuché conduciendo. Siempre solo. Y siempre mi nombre. Y me resulta muy difícil identificar su tono. No me es familiar.Aunque en esto hubo excepciones. Escuché la de mi padre, la de un buen amigo ya fallecido que se llamaba Andreu,y de Manuela.
A veces me ha reclamado durante el sueño, despertando sobresaltado y sudado.
Nunca les he dado importancia. Sé que en muchas personas esas voces las atribuyen a seres sobrenaturales, ángeles, demonios, incluso Dios. Pero no me considero tan importante como para ser receptor de mensajes divinos.
Ya conté hace unos días que con frecuencia hablo conmigo mismo. Me digo cosas como " ¡eres gilipollas!", o " ¡venga, va, a por ello!" , " ¡vaya cagada!" o , lamento decir que la más de las veces, " ¡ vaya culo!", o cualquiera de las partes del cuerpo de seres humanos mujeres que se cruzan en mi camino.
Pero no se me ocurriría confundirlas con voces de Dios, o mensajeros del más allá.
Acompañé a unos amigos a casas abandonadas, pueblos deshabitados, edificios en ruinas, o cementerios, a grabar psicofonías y cosas raras...y nada. Ni siquiera cuando escuchas la cinta que grabaste.
Pero sí me han mostrado voces grabadas de coros de ángeles en unas apariciones de la Virgen, o lamentos de almas en pena en cementerios donde se habían realizado misas negras y yuyus de esos.
La verdad, no me creo nada de eso.
Una vez, fue en Darníus, colgado en el precipicio en una roca y con temblores en los dedos por no poder salir de una situación tan dramática que pensé " este es el fin" y dejarme caer y que fuera lo que Dios quisiera. Escuché una voz "¡aguanta, ya queda poco!".
Segundos después encontré un resquicio en la roca y pude encontrar la vía de salida.
Lo mismo me sucedió en el mar, en una playa del Delta del Ebro. Saltamos desde una barca a nadar hasta la playa, que parecía cercana. Pero no conseguí llegar. No me movía un ápice y , solo y exhausto decidí dejarme en medio de calambres y asfixiado. Una voz me gritó, "¡ sigue un poco más!"...y segundos después pude apoyar el pie en una duna. Y allí me quedé hasta que me echaron en falta y vinieron e mi busca.
También me ha sucedido, y con mucha frecuencia, escuchar frases musicales que oigo con una nitidez clarísima. De alguna después han surgido canciones y letras.
Viví con un pisquiatra y le conté alguno de esos episodios, aunque nunca he pensado que por estos síntomas esté como una cabra.
- Tú no estás loco - me dijo. Y no lo estarás nunca porque exteriorizas todo lo que te sucede. No te tomas en serio. Si esas alucinaciones que cuentas te las creyeras , sí que estarías pallá.
De todas formas, en algunas ocasiones he pedido a Dios, o a mi ángel, a algún amigo difunto, que me hablen...y no, nunca me han dicho nada.¡Esa sí sería buena!