domingo, 18 de agosto de 2019

ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE

Varías veces estuve en un tris de morir.

Una fue en Darnius, en el Ampurdán.  Escalaba por divertimento una pared. Una apuesta entre amigos a ver quien llegaba más alto, sin cuerdas ni seguro de ningún tipo de sujeción. Trepar por esa pared de roca con pequeñas grietas y agarres e ir progresando hasta que sólo quedase uno. 



Al final me quedé solo.  Estaba como en tierra de nadie.  Muy alto.  Debajo, diminutos, se veían los monitores y los chicos del campamento, asustados, pues intuían que  la inmovilidad  en la que me en encontraba  era porque no conseguía  meter los dedos en nunguna grieta  y en esos momentos colgado a muchos metros sobre el vacío mi única sujeción era un pie apoyado en la roca lisa y tres dedos  de la mano en un agujero donde no cabe nada más.


Comenzaron a temblarme las piernas por la tensión de estar quieto. Inmóvil, rezaba. Sentía que no podía más.  Y pensaba que podía dudar poco en esa situación. 

Abajo se rezaba el Rosario, tan mal veían la situación. 

Aunque parezca extraño, en aquellos poquísimos instantes  , que parecieron siglos, pensé " bueno, aquí termina todo.  Por gilipollas ".

Me pareció captar la estructura interna de la vida, que es eso, nada, las yemas de unos dedos sosteniendo una biografía que se acaba. Como si de un relámpago fuese ,notaba que me iba a dejar caer, y ya  está. 

Como una piedra cae y se sumerge bajo la superficie de un mar furioso.

De repente  ,  en un ultimo y desesperado intento, encontré una lasca donde sujetarme.  Creí que no bastaría para sostenerme...pero sí. 

Y allí encontré la vía para bajar.

A veces viene a  visitarme en forma de pesadilla. 



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