" Henchid la Tierra y reproducíos...".
Este es el mandato divino que nos ha llevado de culo desde entonces.
Para cumplir su mandato, Jehowá dotó a las personas del mismo impulso de los animales. Incluso aquellas que tenemos por más exquisitas, educadas, o formadas.
El sexo , lo sabemos bien, produce placer y desolación, neurosis y felicidad, atracción y repulsa, violencia y ternura, amor y perversión.
Hay gente rara, y que hacen cosas muy raras, por esa razón. Esa es el motivo de que personas de todo tipo y condición mande a la mierda todas las barreras del honor y del prestigio social.
Esa cosa que puso Dios asoma por debajo de los ornamentos sagrados, de las togas de los jueces, de los uniformes más entorchados, de los artistas de premios nobeles , de las faldas de monjas, de periodistas, de profesores, de directivos, de filósofos, de encopetados muy principales. .
Y ese albañal del sexo lo compartimos con las manadas de los lobos los perros, los dromedaros, los cerdos, o los gatos.
A cualquiera de nosotros nos puede convertir en un gilipollas como la copa de un pino o hacer el mayor de los ridículos . ¿Te acuerdas?
El sexo hace débiles a los poderosos, sobre todo si se hacen públicas sus miserias.
Pero a los sencillos de corazón les basta cumplir felizmente el mandato en este circo de los pobres que es el sexo.
Y si es enamorado, entonces, ¡maravilloso!
Este es el mandato divino que nos ha llevado de culo desde entonces.
Para cumplir su mandato, Jehowá dotó a las personas del mismo impulso de los animales. Incluso aquellas que tenemos por más exquisitas, educadas, o formadas.
El sexo , lo sabemos bien, produce placer y desolación, neurosis y felicidad, atracción y repulsa, violencia y ternura, amor y perversión.
Hay gente rara, y que hacen cosas muy raras, por esa razón. Esa es el motivo de que personas de todo tipo y condición mande a la mierda todas las barreras del honor y del prestigio social.
Esa cosa que puso Dios asoma por debajo de los ornamentos sagrados, de las togas de los jueces, de los uniformes más entorchados, de los artistas de premios nobeles , de las faldas de monjas, de periodistas, de profesores, de directivos, de filósofos, de encopetados muy principales. .
Y ese albañal del sexo lo compartimos con las manadas de los lobos los perros, los dromedaros, los cerdos, o los gatos.
A cualquiera de nosotros nos puede convertir en un gilipollas como la copa de un pino o hacer el mayor de los ridículos . ¿Te acuerdas?
El sexo hace débiles a los poderosos, sobre todo si se hacen públicas sus miserias.
Pero a los sencillos de corazón les basta cumplir felizmente el mandato en este circo de los pobres que es el sexo.
Y si es enamorado, entonces, ¡maravilloso!
Lo del sexo es un lío al principio. Pienso que depende mucho del entorno en el que crezcas y los insumos que recibas de tus formadores. Quedas prisionero de ese paradigma -normalmente enfermizo porque es imposible encontrar un punto razonable, la pasión lo supera todo- con unas costumbres que hasta el catecismo reconoce que no es pecado la masturbación si te han educado de una manera concreta.
ResponderEliminarPero a medio y largo plazo -siguiendo a Camus con aquello de que a una cierta edad todos tenemos la cara que nos merecemos y con el declive natural de la pasión- en condiciones normales y en la mayoría de los casos la niebla se tendría que ir aclarando.
Si va aclarando si has conseguido el 'Fluctuat nec mergitur' (flota pero no se hunde) porque si alguien se ha hundido (así como Trump) es difícil desenmarañar los hilos.
Quién te iba a decir que sin carbón no hay Reyes Magos!
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