miércoles, 8 de agosto de 2018

MI CIELO

No me gusta el cielo   que  me han contado porque allí no está mi caja de gusanos de seda que criaba de niño,  ni la trabuca del tranvía  que me llevaba al colegio El Salvador en Zaragoza.

Tengo   derecho  a construir   la propia eternidad  con las sensaciones placenteras que la experiencia nos haya regalado a lo largo de la vida. Y  eso  es muy evangélico.  

Si creara el cielo a mi antojo, allí tendría que haber un bar  que se llamase "Otelo"   y yo pudiera fumar Ducados sin que me perjudicara, puesto que sería ya inmortal. Y en esa  barra estuviera Manuela mirándome  , como aquella  tarde  de  junio...

No muy lejos estaría Jaume  Rucabado sentado en la mesa  del puerto de  Barcelona , hablando  de nosotros dos. O cantando canciones  con  un racimo  de chavales , melodías sentimentaloides, en  la sala de estar  de Herzegovino.  

En mi cielo  escribiría el guión del Festín de Babette . Sería imprescindible que más allá de las nubes hubiera un  Morris  1.100  con mis padres y cinco hermanos cantando canciones  encadenadas hasta  llegara  casa.  En ni cielo  habría una taberna donde  sirvan Jacks Daniels  con manguera . En ella algunos sabios  con muñones de  mordidas de  la vida  me contarían historias divertidas  escribiendo la biografía  de su  vida.

Si pudiera, también me llevaría al cielo la melodía cantada de "La Paloma"  por mi padre  , rompiendo a  llorar.

El sonido de las cigarras a la hora de esas siestas de amor en verano que te dejan al despertar un hilillo de baba en la mejilla feliz. Tampoco sería nada la eternidad sin esa  inscripción enamorada   que dejé en el la pared de casa : "Matilde".

En el beso del Pilar , mientras musitaba  una oración  desesperada,   repasaría un dolor.  enamorado.

 Mi  cielo  eres tú...



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