Hay un doble engaño en la presunción y en el desaliento.
Es tontería pensar que nuestros esfuerzos y nuestras virtudes pueden por sí mismas acercarnos a Dios:la distancia entre Dios y nosotros es infinita.
Y también es erróneo pensar que nuestros pecados y debilidades son capaces de alejarnos de Él. Es imposible aumentar una distancia infinita.
Todo es obra de la gracia, no de nuestra voluntad.
Para acercar una distancia infinita , como para alejarla se necesita un poder y un amor que no tenemos.
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