viernes, 25 de enero de 2019

NÁUFRAGO

Visito cada mañana una pequeña capilla. A las 7.00 estamos tres y unas monjas de la comunidad de benedictinas que ocupan los primeros bancos. 

Si me preguntas qué  hago te diré que nada.  Ni siquiera rezo.  Estoy.  No hay que hacer más. 

Ayer al salir deambulé por las calles aturdido , absorto, pensando en una persona .  Alguien que necesita amor en su soledad. 

San Cugat  parece un mar de gente anónima, recogida y encogida por el frío  de un invierno que hiere.

Y en medio de ese oleaje , braceando en el desvarío de mis pensamientos como un naúfrago, siento que debería elevar la mano con tu nombre escrito en un papel, como un objeto más precioso que mi propia vida, para salvarte de esta historia...

Para , desesperadamente, pedirle a Dios que acoja esta ofrenda para la eternidad...mientras sigo luchando , extenuado , entre las olas del tiempo.

Soy yo el que se ahoga, y tú la que te salvas .





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