¿Qué necesidad tiene Dios, que no necesita nada, de pedirnos que se lo entreguemos todo?.
La pregunta está mal planteada.
Lo que de verdad necesitamos es renunciar a los disfraces para estar en disposición de recibirlo todo. Y mientras nos reservemos el último céntimo todavía seremos ricos. El último céntimo es el que nos gana para Dios.
Dale vueltas a este asunto:
El último céntimo que guardas para ti, te hace chungo. ¡Ese céntimo te hace rico!
¡Es el último céntimo de dinero, de amor, de vergüenza, de miseria!
No hay comentarios:
Publicar un comentario