Hay un tipo de persona con la que me he cruzado en la vida y que no entendí. Esos que consiguen olvidar. Han podido exorcizar sus demonios particulares, y ellos sabrán a qué precio. Lo hacen de un modo decisivo.
Han conseguido borrar de su memoria todo el mal que han hecho. Un autoengaño que, la verdad, no me creo, porque todo eso- estoy convencido- permanece en un rincón oscuro. Ha conseguido parar esa parte de su biografía, lo mismo que cuando padeces un cáncer y te estabilizan en un estado de remisión.
El gran problema en esta vida es estar en conflicto con uno mismo. Estamos rodeados de personas así.
Hace años coincidí con uno que durante décadas años había dirigido personas y grupos. Cuando hablé con él sobre recuerdos de aquellos días me dijo - la verdad parecía sincero- que no recordaba nada. Nada.
Me pareció que se había hecho su particular lobotomía. La idea de terminar con historias del pasado anclados con fuerza en el modo de ser con y olvidar, y quedar "tranquilas", y poner punto y final a conflictos y problemas personales.
Después lo he visto en más gente. Olvidar. Y hacerlo de un modo intenso, a veces desesperado. Muchos acuden a psicólogos, psiquiatras. Y el resultado , en ocasiones, es asombroso.
Yo no podría vivir sin memoria. Soy memoria. La memoria del corazón purifica el alma y la esponja elimina los malos recuerdos, y agranda los buenos, y nos ayuda a querernos, y a comprendernos.
---------------------------------
CLICK AQUÍ PARA ESCUCHAR " SILENCIOS QUE TE AMAN"