Regreso de un largo viaje de varias horas y al llegar casa caigo en la cuenta que no he reparado en nada mientras conducía: no sé qué ciudades crucé,por qué pueblos pasé, qué paisajes vi, no atendí a la radio...¡fui todo el trayecto pensando en Babia.
Sin embargo , cumplí las normas de tráfico, puse el intermitente al adelantar, encendí las luces al oscurecer.
Todo ha sido ejecutado con el piloto automático. Igual que Oto , el piloto de Aterriza como puedas.
La verdad es que a veces pienso si toda la vida no será eso: un estar dale que te tira inconsciente , salvo tres o cuatro cosas.
Suena el despertador, me levanto, hago pipí, me lavo los dientes, me ducho, me pongo don Pim Pon en su sitio , desayuno , tomo la pastilla para la tensión, rezo en el ascensor el oh señora mía, costumbre que viene de mi padre, cojo el coche, llamo por teléfono, me tiro un pedete, como, voy a visitar a un cliente, vuelvo a casa, meto la llave en el portal, ceno, leo, los cuatro angelitos y a dormir.
Y así un día,y otro, y otro.
A lo mejor , a la vuelta de la esquina, aparece una mujer y dices "¡uala,qué guapa!". Y despiertas , y espabilas, y parece que no todo es mecánico. Algo se mueve allá dentro. Ya sabéis qué quiero decir con "algo". Y con " se mueve".
Yo creo que a Dios le gusta que atendamos a la vida, porque nos quiere libres. Y Lucifer nos quiere como marionetas . Parece que le gusta ir tirando de los hilos hasta que un día te das cuenta que te desinflas como Oto el piloto, y que apenas te coscas que has vivido.
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