Quién no se ha quedado embobado en la oscuridad de la noche , tendido sobre la hierba , observando la lechada de estrellas que adorna el infinito de nuestra galaxia ?
Y estremecerse intuyendo los millones y millones de personas que, como nosotros, miraban y callaban viendo ese mismo espectáculo durante siglos.
¡La Vía Láctea!: una entre miles de millones de galaxias del universo, según sabemos por nuestros telescopios.
Más de 100.000 años luz de largo, y 20.000 años de ancho.
El astrónomo Steven Vogt afirma que, sólo en la Vía Láctea , puede haber 40.000 millones de planetas que pueden ser tan habitables como el nuestro..
De momento , no sabemos si hay vida más allá de nuestro planeta.
La verdad es que, exista vida en otros mundos, o no , las dos condiciones, son aterradoras. Una por la soledad sideral que nos rodea...la otra...¡buf!
Desde la ventana de mi habitación, contemplo el cielo y su color proteico. Todo parece movido por una inmensa hélice.
En noches así pienso en ese sol del que nos despedimos , y seguimos girando...mientras, continuamos dando vueltas alrededor del mismo sol , un año más , ¿ cuántos nos quedan?: ¿diez?, ¿veinte...?...¿mañana?
Y miro al cielo , muy lejos, e imagino un sosias de Bob Dylan tocando en un tugurio de algún lejano planeta a millones y millones de kilómetros de aquí y cantando algo parecido a ...
"cuando la lluvia caiga sobre tu rostro
y el mundo entero esté en tu maleta
podría ofrecerte un cálido abrazo
para hacerte sentir mi amor".
Viviremos colgados de la brocha en este planeta, o nos acompañarán otros, más allá de la Vía Láctea...pero nunca estaremos solos.
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