La primera pulsión que recuerdo desde muy niño fue la de huir: rechazar mi familia, mi madre y mi padre. Me gustaban los padres de los demás.
Una noche grité- harto de mi madre : "si tuviese un cuchillo me quitaba la vida ahora mismo".
Se abrió la puerta de mi habitación y apareció mi madre con un cuchillo en la mano , los ojos desorbitados, y la cólera de Jehowá en la voz:
- ¡Mátate!- ordenó con un gritó.
En realidad quería estar en cualquier lugar, libre, sin esos padres que te decían no a todo.
Anidaba el espíritu de Hamlet en mi interior, ser o no ser. Irme lejos, En mi imaginación de entonces siempre había , como el final de muchas películas de Charlot, una chica guapa, un camino que se pierde en el horizonte, y una aventura por vivir.
Si me preguntan por qué me hice del opus dei respondo, "¡por eso!: escapar del padre.
Después , la verdad, todo ha sido huir. En mi imaginación siempre hubo un precipicio, un estar suspendido en una isla sintiendo que estas a décimas de segundo de la vida, O de la muerte.
Esta foto es de Ordesa, en la Faja de los flores. Me chiflaba echar a andar sin un destino determinado , a merced de la inspiración de tus botas , hasta que te encontrabas colgado , sin saber cómo salir de allí.
Y , entonces, sabes que huir no te lleva ninguna parte.
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