"Yo no te lo hubiera perdonado jamás", me dice.
- Yo tampoco me hubiese perdonado- contesté.
El perdón es una decisión , no un sentimiento. Uno pide perdón sinceramente,o con toda la sinceridad de la que uno es capaz, y depende del otro que seas perdonado. En realidad , perdona quien más ama.
- Ama mucho porque se le ha perdonado mucho .
Ser perdonado me fascina. De bien canijo he tenido que pedir perdón, y de muchas maneras. Me fascina , y también me conmueve: siempre que he sentido el perdón en cualquiera de sus formas, signos, manifestaciones, he palpado el latido de mi pequeñez, y la grandeza del que perdona.
Todas las parábolas son "del uno": un pastor pierde una oveja, una señora pierde un dracma, , el hijo pródigo trata de uno que se pierde, el buen samaritano se cruza con uno que le han asaltado, uno encuentra una perla de gran valor, un fariseo y un publicano, un grano de mostaza, el rico tonto, el dueño de la casa y el ladrón...
Dios, dicen, sólo sabe contar hasta uno. Y, del mismo modo que "no te hubiera perdonado jamás", ese Dios lo perdona todo. Todo es todo.
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