Desde los 8 años hasta los 16 , fui educado en los jesuitas. A su vez mi padre fue educado en los jesuitas. Y un jesuita Mendive, hermano de mi abuelo, fue profesor en la Gregoriana de Roma. Y el padre Recondo, primo de mi abuelo, fue provincial de los jesuitas en Navarra.
Los jesuitas de entonces eran curas de sotana y faja, mandones, olímpicos, muy deportistas, que soltaban unas usties como panes. Su pedagogía era competitiva. Existían los "príncipes" del colegio. Se premiaban con sellos de "eminencia", "mérito" y "distinción".Y se castigaba con rayas rojas en el boletín de notas. Las tardes de estudio los sábados de 4 a 6 eran un clásico al que algunos estábamos abonados por temporada.
Todos teníamos un carguillo, que entonces se llamaban "dignidades": edil de filas, edil de estudios, edil de gimnasia. Incluso , creo recordar, existían los "brigadieres". La delación se fomentaba. Cuando se ausentaba el profesor pedía a un alumno responsable que apuntara en la pizarra a los que se portaban mal. Por supuesto, el muy hijo de puta, siempre anotaba a los mismos.
Yo llegué a ser el chófer y dueño de un imaginario autobús de golfos que el padre perfecto nombró como "el autobús de Mendive".
La proclamación de dignidades a los alumnos era uno de los espectáculos más solemnes del curso. El padre prefecto de turno,que acostumbraba ser un cabronazo de tomo y lomo, iniciaba el acto con esta entrada: "A mayor gloria de Dios, honor de la virtud, esplendor de las letras y de las ciencias, galardón y estímulo de los alumnos del Colegio del Salvador, se proclaman los nombres de los que por su ejemplar conducta y aplicación constante se han hecho dignos de honorífica mención".
A continuación, los recién nombrados subían al estrado para recibir el emblema de su dignidad respectiva en forma de diploma y banda
Claro uno, que no ha tenido ni un triste sello de nada , como no vas a salir un bicho ante tanta gilipollez.
Una educación clasista. Los curas diferenciaban muy bien a las familias " De Salas- Murillo" ( "¡dele recuerdos a su padre! ", del pobre Poyales.
- ¡Poyales!, ¡ a ver si cae del burro!, - le gritaba el hermano Babil al pobre desgraciado, mientras le hacía el molinete en la patilla.
Allí aprendí a tirar la piedra y esconder la mano.
- ¿Quién ha sido?- aullaba el padre Pérez.
Y como no salía nadie castigaban a toda la clase a una hora más de estudio. Valiente castigo ese de "estudiar una hora más" .
Allí lo único importante era el negocio de la salvación del alma. Y así se le llamaba " negocio".
Salí muy tocado de esa formación. Viendo una película me preguntaba si esos indios que morían en las praderas irían al infierno, o si Gary Cooper que espichaba después de haber besado a la chica se condenaría por no haber confesado, el muy guarro.
Morir bien era decisivo. Se contaban anécdotas de chicos majísimos que habían muerto después de una caída.
- No se me olvida- contaba el sacerdote- aquellos tres chicos que venían de una fiesta saltándose el precepto dominical y fallecieron en un accidente de tráfico...¡¡¡ LOS TRES ESTABAN EN PECADO MORTAL!!!
Acojonaba mucho eso de morir en pecado mortal.
Uno mismo, en medio de una tentación, ya cayendo en el pecado mortal de bruces , rezaba: "¡por favor, Señor, no me mates!".Así no había manera de disfrutar, coño. Era un tormento.
Pero siempre te podías salvar. Había truco. Te avisaban: " un ligero parpadeo, un gesto imperceptible de la mano suplicando perdón a Dios, podían salvarte. ¡Menos mal!. Esa fue la fórmula a la que me apunté en los peores de mis pecados. Al final el que no caía en los terribles escrúpulos, se la nefregaba en el laxismo. Yo era de esos.
Los jesuitas dejaron una impronta algo turbia en mi conciencia. Eran fatuos, engreídos, maquiavélicos. Y unos artistas en eso de epatar. Aquellos efectistas ejercicios espirituales : media hora explicando detenidamente, con sonidos onomatopéyicos, como iban clavando a Jesús en la Cruz. Con el tiempo descubres que todo eso es un montaje, un camelo. Pero funcionaba. El resultado eran colas para confesarse de asesinar a Jesús.
Yo por lo menos me acusé, y con un dolor que ahora me enternece, de "haber crucificado al Señor". Con un par.
Así se formó el caldo de cultivo de mi conciencia.Una yogurtera , un carajal, un despropósito, un desvarío.
Pero si nefasta era esa educación , nefandas eran esas familias, y esos educandos. Procedíamos de una clase social sin imaginación , sin inquietud. Una burguesía lanar, entontecida, sin aristas, acomodaticia. Como en los trenes, los vagones de cada familia llevaban un cartel anunciando "prohibido asomarse al exterior". Y, ya se sabe, el ser humano sólo se realiza cuando comienza a asomarse al exterior.
Pero ese es otro tema...
--------------------------------------------------------
ESPACIO RADICAL LIBRE: DESTIERRO
http://elpais.com/elpais/2016/10/10/mamas_papas/1476097766_326006.html?rel=mas
ResponderEliminarOye, o te han plagiado una entrada o la has plagiado tú...esto lo he leído yo en el barullo
Lo plagié.
ResponderEliminar