jueves, 29 de junio de 2017

EL ASNO DE BURIDÁN

El asno de Buridán  es  el  caso absurdo de un asno que no sabe elegir entre dos montones entre un montón de avena y un cubo de agua, y que a consecuencia de ello termina muriendo de  de sed. Se trata de  una paradoja, ya que, pudiendo comer, no come porque no sabe, no puede o no quiere elegir qué montón es más conveniente, ya que ambos montones le parecen iguales

 En su cerebro las pulsiones de hambre y de sed le neutralizaron de tal forma que el asno quedó paralizado a mitad de camino entre el pesebre y el abrevadero. 

 Esta parálisis del asno de Buridán la he visto reproducida a menudo en muchos ejemplares humanos. Quieren quedar  bien, pero no saben quedar mal . Llegan a la estación de Atocha  en el AVE  y  derrepenete, depronoto , quedan rígidos y quietos parados. Las ansias de fumar y de hablar por teléfono con el móvil se cruzan. ¿Qué hacer?: cavar  no  puedo, mendigar  me da vergüenza ,  y ellos no pueden elegir entre el aparato y el cigarrillo. 

Esta indecisión del asno de Buridán no sólo se aplica a las reacciones mecánicas de los cuerpos humanos. También atañe a la sensibilidad  más  profunda . Un lujurioso no sabe escoger entre  la carne de una joven y la pereza  que da  seducir a  alguien. Y se  queda en tierra de nadie.

Un matrimonio está  apunto de  romper  y liarse a tortazos y, al mismo tiempo deciden ir   juntos a Misa   . En este caso, el odio y  piedad  llegan a una síntesis y todo queda reducido a pasear hasta la Iglesia  con el  aburrimiento  consabido. Ese tedio de silencio  familiar  puede durar toda la vida hasta transformarse en una buena amistad. 

Yo también me debato  entre  mandar  todo a  la mierda o  o tomarme un Jacks Daniel's.

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ESPACIO RADICAL: ESTÚPIDA NECEDAD

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