Cuando era un crío mi padre hacía flexiones conmigo subido a su espalda. Llevaba una camiseta interior blanquísima de tirantes, y bufaba mientras me subía y bajaba tensando sus brazos como tensas poleas.
Allá arriba me sentía el amo del mundo sobre esos hombros que sudaban olores de picadura selecta.
Vuelvo ahora con mi imaginación a esa habitación con las persianas entreabiertas , y me regreso a ese hombre maravilloso que hizo que me sintiera un gigante en sus brazos.
¡Qué bien entendí con ese hombre qué significa ser el hijo pródigo!
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ESPACIO RADICAL: SOBRE LA PERFECCIÓN.
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ESPACIO RADICAL: SOBRE LA PERFECCIÓN.
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