Se ha puesto de moda entre nuestros políticos echarse mierda a cuenta de la corrupción .
Sin embargo, nadie puede presumir de no estar contaminado. La lepra de la codicia se contagia de una manera feroz. Los partidos van repartiendo campanillas a los demás. Los leprosos llevaban en sus canillas campanillas exigidas por las leyes: al caminar, los leprosos hacían sonar sus campanilla
Ha nacido una nueva religión que consiste en engullir como una oca cualquier clase de placer ahora mismo, con suma rapidez, sin esperar nada. Las reglas de esta religión son duras. Para alcanzar la perfección hay que callar mucho, tragar aún más y, no obstante, simular una felicidad congénita.
Un día pillarán al leproso contaminado. Alguien que todos hoy, ahora, ya saben quién es. Mientras tanto, vive un cielo inmediato. Dar el golpe. En este paraíso, ser rico equivale a ser guapo. En efecto, ¿a quién hay que matar?
Nunca como ahora se ha hablado tanto de dinero. Todos los partidos acaban tratando de ese negocio que hay que hacer para financiarse . Los gerentes de los partidos levantan una oreja de liebre cuando suena un rumor de las grandes constructoras .
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