Hay relaciones que son saprofitas (RAE: «Se dice de las plantas y los microorganismos que se alimentan de materias orgánicas en descomposición»).
Televisiones que se alimentan de espectadores con una conciencia porcina, y que les ofrecen paladas de mierda.
Partidos políticos que almacenan entre sus militantes carroña para poder sobrevivir.
Grupos religiosos con abundancia de tibios y gente rara, en estado de descomposición, vagos, inermes, alelados, que están porque no sobrevivirían al aire libre ni un segundo. Les explotaría la cabeza. Pero hacen número, y ocupan lugar.
Tertulianos loros, pesebristas adoctrinados por una ideología a la que sirven, memoria de argumentarios del poder, catequistas devotos que repiten sectarios las respuestas dictadas por ideólogos anónimos.
Empresas familiares , nido de enchufes de casta, de apellidos que se parecen mucho, de niños pijos a sueldo de papá, de cautividades afectivas históricas sin ningún sentido. Rémoras adheridas a la boca del tiburón papá.
Y gente que educa apelando a lo peor de nuestra naturaleza: la vanidad, el miedo, la pena, el victivismo...
Un párrafo muy citado de Feuerbach del prólogo de La esencia del cristianismo:
ResponderEliminar"Nuestra época, sin duda alguna, prefiere la imagen a la cosa, la copia al original, la representación a la realidad, la apariencia al ser... Para ella, lo único sagrado es la ilusión, mientras que lo profano es la verdad. Es más, lo sagrado se engrandece a sus ojos a medida que disminuye la verdad y aumenta la ilusión, tanto que el colmo de la ilusión es para ella el colmo de lo sagrado."