DOS TIPOS DE PERSONAS.

viernes, 3 de octubre de 2025

Hay  una  inteligencia  práctica, una inteligencia racional, y  otra afectiva,  la  hay  espiritual, y  también moral. 


Estamos  rodeados  de  gente  con  inteligencias pasmosas, pero  con una  amoralidad  enfermiza. Gente  que nos engaña, o cree engañarnos...me dicen unos amigos  que  si  me  doy cuenta  que fui  tangado por  los tal, que  se  quedaron  con  la  parte  que  me correspondía  aprovechándose  de  la  buena fe  de uno.


¡Eso  me  ha sucedido  tantas  veces!


¿De   qué  les  ha  servido?.


Victor  Frankl  sobrevivió  al   horror  de  Auschwitz y Dachau. En su libro  "El  hombre  en busca  de sentido" transmite varias  ideas  maravillosas.


De  su experiencia  en  el  horror   descubre  que , en  esencia,  en  el  mundo  hay  dos  tipos   de  seres humanos  independientemente  de  su religión, creencias, culturas : los decentes  y los  indecentes. Y ambos conviven  en  cualquier  color  de piel, ideologías, religiones, países, creencias.


El  ser  humano  decente  era  aquel  que  daba  su vida por  unos  niños  acompañándoles  a  la  cámara  de gas cantándoles  una  canción  o  contándoles  un cuento. Y  eso, sabiendo  que  iban a  ser  asesinados.


Los indecentes  eran también  prisioneros  que , en ese  mismo instante, abrían la  puerta de la cámara y, para ir más deprisa en las ejecuciones, los empujaban a golpes. A cambio, sus carceleros  les daban  unos cigarrillos.


Y todos eran judíos.


Frankl  dice  que  nos  pueden  quitar todo, la  memoria, la propiedad, la dignidad, pero  hay  algo que nadie  te puede  quitar: la libertad que hoy, ahora, tienes de elegir el dar  lo mejor de ti. 


Ese hombre  descubre  que  lo que  mueve  al  ser humano  no es  el principio  del placer, como  postulaba su maestro Freud. En Auschwitz no  había  placer, ni esperanza. Lo que  mueve  a  los  humanos es el amor.

 

Oí una canción en Spotify : “esta ambición desmedida por las mujeres, la pasta y los focos, me está quitando la vida muy poquito, poquito a poco”. Lo que cantaba es algo que está muy cerca de nosotros,  porque tendemos a confundir nuestro valor con las cosas que hemos conseguido. El éxito entendido como una casa más grande, un coche más potente, más dinero, más--. Más de todo lo que nos rodea, menos de nosotros mismos.


Los  indecentes  aman  la  riqueza, o el poder,  viven en la mentira, y  si  pueden  engañarte  te engañarán...pues  que  les aproveche. Y  esas  personas  que  quieren abrirte  los ojos  no son mejores  que  ellos.  Buscan  que odies, que  te sientas  "gilipollas" ( así  me  lo  repitieron con todo  el cariño  varias  veces, subrayando el " te han tratado  como  si  fueras  gi  li  po  llas").


Probablemente  eso mismo  pensarían los  del cigarrillo de  los  que  acompañaban a  los  niños  a  la  cámara   de gas. 


Y sí, soy  un gilipollas. Soy de  esa especie que cree lo que quiere creer por más que todas las pruebas digan lo contrario.




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18 comentarios

  1. “El ladrón cree que todos son de su misma condición”, el que es bueno también.

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  2. No soy asiduo de este bar por la cerveza o el pintxo de tortilla. Lo soy por que huele a decencia y al salir, uno se da cuenta del tufo a lo contrario que le invade en el día a día. Dejo pagado el café de la rubia del fondo.

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    1. Me dice la rubia que qué se ha creído usted, machista.

      Pero no ha dicho que no.

      Gracias por el comentario. Buen finde.

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    2. Como mujer (monja-feminazi, que las dos cosas me han llamado por decir exactamente lo mismo), mi experiencia es que todo el café es poco.
      Así que si la rubia no lo quiere, ya me lo tomo yo.
      Viva el café.
      McC

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  3. Pues yo estoy hoy en plan pincho y caña y que me dejen en paz. Al final de mis años de trabajo una compañera me a descubrir que soy un pardillo, que siempre se me arrimaba gente que se aprovechaba no de mi talento sino de mi pringuez. Yo a veces me di cuenta tarde, lo llevaba como podía y empecé a castigar con el silencio que envuelve una joputez pringosa. En fin, pincho y caña hoy.

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    1. Disfruta de la vida, de los pequeños, de los paseos, de su familia.
      Probablemente sea de cuna lo tuyo. No pasa nada.

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  4. Los hermanos U. está en el grupo de las personas decentes, sin discusión y por derecho propio.

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    1. Opinión que no comparto. Como todos, son trigo y cizaña. Y tampoco creo pueda discutirse.

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  5. "Y sí, soy  un gilipollas. Soy de  esa especie que cree lo que quiere creer por más que todas las pruebas digan lo contrario."

    Yo diría que las pruebas mas bien dicen que Dios no es necesariamente un guardaespaldas a quien se le dice ("mira Señor o arreglas el mundo o pensaré que no existes"). Y como en la vida hay verdadera libertad, la hay para hacer el bien o el mal. Por eso hay quien hace el bien y hay quien hace el mal.

    En todo caso, al hablar de pruebas habría que mirar también "las pruebas buenas", que las hay; hay tambien mucho bien en el mundo, mucha gente haciendo el bien y ayudando a otros, etc.

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  6. Esto del "te han tratado como si fueras gilipollas" es parecido a lo del "no vayas a ser el tonto que" o "no voy a ser yo el tonto que". Es algo que llevo oyendo toda la vida y me parece lamentable. Pertenece al mismo saco, a la misma mentalidad.
    Es decir, que todos lo hacen, lo que sea (sisar material de la oficina, aprovecharse de quien no tiene otro remedio que aceptar malas condiciones, obtener ventajas injustas ...). Y no vayas a ser tú el único que no. ¿Qué pasa? ¿Eres tonto?
    Es una mentalidad que me horroriza.
    Aun cuando se tratara de aprovechar una ventaja que no sea injusta, me parece una barbaridad hacerlo por el motivo "no voy a ser yo el tonto que".

    Así que añade el "no vas a ser el tonto que" a la lista.

    McC

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    1. "Es una mentalidad que me horroriza."
      A usted, todo lo que no sea hacer la siesta, le horroriza.

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    2. Y tomar café.
      No se olvide del café.
      McC

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  7. La entrada (y algún comentario) es una crítica velada al "a. de no dar", no?

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  8. Tampoco es eso.
    A Jesucristo lo crucificaron y no por eso se convirtió en gilipollas.

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  9. Una vez me llamaron moralista por no robar caramelos en local donde merendábamos al salir del "club".
    El que me lo llamó es ahora un cura muy admirado de un colegio de "cachorros" con uniforme.
    Ay! que gilipollas soy, ya lo he escrito...

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    1. "Ay! que gilipollas soy..."

      Buena observación! No puedo estar más de acuerdo.

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