En las elecciones se repite el gran espectáculo del alma humana . Depende quien gane los girasoles se orientarán a derecha o izquierda y una bandada de empresarios, economistas, artistas, asesores, decoradores, maquilladores, migrarán a zonas templadas , huyendo del frío de otras tierras.
Zapatero era un experto en este tipo de gestos. Fotos con todos los banqueros, baño de masas en Rodiezmo con los obreros, los artistas de la ceja...
Pero así es la vida. En el galgódromo político las apuestas están a favor del ganador y una vez conocido, se abre las puertas, sale el conejo,¡y a a por él!.
Dentro de poco al partido , o partidos, que venzan , le sobrarán conversos, logreros y advenedizos de renombre: con ellos podrá formar una masa cerebral. Cuando estén en el poder llegarán las aves migratorias, los nuevos buscadores de oro, a los restaurantes de los ministerios, y ninguno de ellos tendrá conciencia de haber cambiado de chaqueta , lo mismo que los girasoles , el viaje se habrá producido dentro del cambio de luz que les hace rotar.
Veremos a viejos rockeros de la literatura, del cine, de la canción, de las artes , pelearse como gallos hasta desplomarse por ser más socialistas, o podemitas, o nacionalistas, o peperos,o euskaldunes , y esta lucha se prolongará contra quienes han defendido las almenas de ese partido desde siempre desde dentro y muchos de éstos serán arrojados desde lo alto de la muralla del castillo por los recién llegados.
En esas migraciones que veremos están los Roldanes , los Urdangarín, los Garzón, los Púnica, los Condes... Volaban todos los que ven la planta quinta del Partido ganador como una mina de El Dorado.
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