jueves, 26 de mayo de 2016

PROVIDENCIA

El paso  del tiempo es una de las obsesiones de los hombres desde que hay humanidad. El tiempo no existe, pero el humano ha inventado calendarios, relojes , para medirlo, poseerlo y, una vez poseído, sufrir sus consecuencias.

Para Dios, dicen, no existe el tiempo. Todo está en presente.  Dios ve  la extensión de cuerpos desnudos desde las cavernas hasta hoy ,  y también el hacinamiento de cadáveres en los millones y millones de guerras que en la historia  han sido. Distingue   bien todos esos cuerpos porque es más íntimo a nosotros  que nosotros mismos. En Él, dicen , nos movemos existimos y somos.El pez no sabe que el agua moja, y nosotros no sabemos nada de ese Dios , que nadie ha visto, pero que tampoco sabemos  que nos empapa  con su Gracia. El azucarillo de Dios se disuelve en nosotros y cambia el sabor de  nuestra alma.

La Providencia  divina es el cuidado amoroso con que Dios conserva las cosas y, especialmente, a los hombres. 

Dios distingue al inmóvil  que  está tomando el sol y al que se  se está pudriendo. Todas las pasiones humanas desde su Corazón las ve  de tal manera que las  definió  mejor  que nadie el enviar a su Hijo a la Tierra.  

Esa multitud alucinada del Líbano  que huye hacia la muerte caminando sin lágrimas sobre un mar de despojos son sus hijos predilectos. Todos  los pobres  del mundo  que lloran, que tienen hambre, que son perseguidos   van en el desvarío de  aquí para allá..."venid a mi los que estéis cansados y agobiados" 

Dios sabe que  estos grandes escombros de carne desnuda que se dora en la playa o agoniza en la sabana tienen un alma común. 

Dios, ¡ eso espero!, no es un ser lejano cuyos   instrumentos con que nos observa  desde el universo son absolutamente fríos. ¡Espero que no!: que no nos juzgue, simplemente nos observe con la frialdad de un entomólogo .  

La espantosa agonía de países de África, el terror  islámico,  el festival de música de Eurovisión , la procesión de las antorchas en Lourdes, la final de la Champions, , la densa carnicería de  los cartels de la droga , la planicie de carne en la Costa Azul  sólo agitan levemente un punto en la pantalla, y en la Pupila de un Dios  con bata blanca.

 Si Dios no es providente...¡vaya  chasco!

1 comentario:

  1. Rezo solo, desesperadamente, como el mindungui que soy.
    Y luego salgo al pasillo del hospital y hago que un niño sonría.
    La Providencia es una carambola en el tapete verde de la vida. Tú recibes un golpe con el taco de madera del dolor, sales volado hacia el borde afilado de la mesa, rebotas según las leyes de la mecánica y tocas bola roja y blanca.
    Carambola !
    ...
    Al final, lo único trascendente es la sonrisa del niño.
    Dejad que los niños se acerquen a mí.
    Y seguir rodando.

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