Cuando era niño , jugando al escondite , me escondía para que me vinieran a buscar, para ser rescatado.
Resultaba muy abutrido no ser encontrado.
Muchas veces , hoy, también me escondo ...y sucede que no sé volver.
A veces, tengo la impresión de que nadie me busca. Y es así porque e
ra tal la intensidad del vínculo que me unió a Manu que al irse lejos , me perdí.
En un cuento de los Hermanos Grimm dos hermanos huyen al bosque perseguidos por su madrastra. El niño quiere beber pero su hermana se lo impide, porque la madrastra ha hechizado las fuentes y si bebe se transformará en un animal.
El niño no puede contener su sed y al beber se transforma en un ciervo, que su hermana llevará a partir de ese momento atado con un cordón que toma de su propio vestido.
No quiere que desaparezca en el bosque, que deje de ser el niño que es.
Soy ese niño con la tentación de perderme en el bosque y mandar a la mierda todo.
Pero ahí está María José para impedirlo.
Ella cumple la función de la hermanita del cuento: no quiere que beba de esa agua que haría olvidarme de quién soy.
- Eres Suso, me dice, no eres un ciervo, no eres un gato , no eres un animal que solo sale de noche cuando todos dormimos.
Es hora de volver a casa.
Ciertamente, hay días en los que cuesta mucho no mandar todo al carajo: el móvil, llaves del coche, corbata y demás por encima de la barandilla del puente de Santiago, y a tomar por saco. A cultivar un huerto y media docena de gallinas.
ResponderEliminarGracias Suso por estar ahí. Hace tiempo que no paso por tu blog. Desde 2001 que te leo desde que escribías en Opuslibros y luego en tu blog. Reconocí en tus escritos los mismos problemas en los que yo me había metido. Me ha sido de mucha ayuda sentir que no estaba solo. Hoy he escrito sobre gurús, sobre esas madres gurús y de repente me acordé de que me gustaría tener una opinión tuya al respecto. Un abrazo fraternal
ResponderEliminarhttps://actuaciencia.blogspot.com/2018/04/desverguenza-descarada.html