Hace unos días me encontré con un antiguo alumno.Lo reconocí deseguida pero él a mi, ¡ay!, no.
Aún le quedaban brillos de luz en la mirada. Era un chaval alegre, desenfadado, de una chispa maravillosa. Es algo a lo que uno no termina de acostumbrarse . La infancia,la adolescencia, y la primera juventud iluminan el alma de muchos chicos que han vivido unos años felices. A bastantes ese brillo , a veces fuego, fiebre de vida, se les mantiene con los años, o quedan aún en rescoldos en la mirada.
Otros, aquellos que han sufrido infancias desgraciadas, desestructuradas, complejas , difíciles, humillantes, también se percibe en sus miradas tristes, apagadas, heridas , doloridas, desconfiadas.
Nos abrazamos con una alegría desbordante al reconocernos.
- Me he acordado tanto de ti!- me dijo.
" Hubo varios momentos en mi biografía que la vida me zarandeó, me llevó de aquí para allá como un tronco arrastrado por la corriente. Todos mis valores se pusieron patas arriba. No creía en nada. La brújula interior se volvió loca. Había perdido el norte.. Y entonces aparecíais varias personas de un modo imprevisto. Tú eras una de ellas. Venías por el recuerdo de una de tus canciones, o de aquellas excursiones que hacíamos, o de alguna tutoría que recuerdo muy bien, o de lo divertida que era la vida aquellos años con vosotros...no sé. Pusiste en nuestros corazones una manera de ver la vida que después me ha servido para no venirme abajo".
Me emocioné. ¡Si él supiera!!
"Yo también he perdido el norte - le contesté- y también la brújula se me ha vuelto como una puta cabra. No señalaba el Norte porque aparecían imanes que contrariaban todas mis creencias. No sé cuales fueron tus imanes, pero los míos tuvieron que ver con la carne en forma de mujer, el afán de aventura, la imaginación desvariada, la vanidad. Y me perdí muchas veces.No soy el que crees que soy.
Pero también en mi vida aparecieron otros Susos, como en la tuya. Y aquí estamos, todos juntos, echándonos una mano para no perder el norte, de una manera que no terminamos de comprender del todo.
Igual la cosa de los nortes viene de serie.
ResponderEliminarLa madre de todas las madres son las bolitas giratorias. Me explico.
Un vecino geólogo me mete unas palizas solo comparables a las que yo suelo administrar. El otro día me dio un máster sobre magnetismo terrestre.
El caso es que cuando las cosas giran, pasa de todo.
El Norte magnético de la Tierra cambia de posición cada retorta de siglos.
Un giro de veintitrés míseros grados propició la aparición de las estaciones y el nacimiento de la vida.
Y en ese mismo tono y extrapolando datos, seguimos.
La aparición de una señorita de ojos verdes esmeralda te puede hacer girar como una peonza.
Una bolita que en Navidad sale de un bombo nos puede hacer perder la cabeza en un concesionario de Lamborgini.
Devolver una pelota de Nívea a una mulatita en una plaza de Cambrils te puede hacer hacer aprender portugués en cuarto de hora.
...
El Norte ?
Un concepto relativo y cambiante de la naturaleza.
Igual nos han vendido una moto y tenemos que aprender que estar desnortados es simplemente.
Estar vivos.