Acababa de instalarme
en sant Cugat
cuando me encontré
con un antiguo alumno
de Viaró. Ramón fue el
que me habló
de Joaquín, de su
enfermedad, una esclerosis múltiple
que le tenía
atado a una silla de
ruedas desde hace tres décadas.
Me comentó que iba a visitarle. Le pedí su podía acompañarle el próximo lunes.
Y así fue.
A Joaquín le conocí cuando yo era becario , después profesor , en Viaró. También de sus años en el club Herzegovino. Allí fue donde descubrió su vocación al Opus Dei como agregado.
La cara de sorpresa que puso cuando me vio fue mayúscula. Entonces aún podía hablar:
- ¿Suso?...
Habían pasado cerca de treinta años sin vernos.
Su madre estaba presente.
- Mira, mamá, este es Suso, fue profesor mío en Viaró. Él fue quien me enseñó qué es un traje de baño UHF , y el que cantaba el villancico “Me voy para Panamá”.
La señora me miró perpleja.
- ¿Qué es eso de traje de baño UHF?
Me comentó que iba a visitarle. Le pedí su podía acompañarle el próximo lunes.
Y así fue.
A Joaquín le conocí cuando yo era becario , después profesor , en Viaró. También de sus años en el club Herzegovino. Allí fue donde descubrió su vocación al Opus Dei como agregado.
La cara de sorpresa que puso cuando me vio fue mayúscula. Entonces aún podía hablar:
- ¿Suso?...
Habían pasado cerca de treinta años sin vernos.
Su madre estaba presente.
- Mira, mamá, este es Suso, fue profesor mío en Viaró. Él fue quien me enseñó qué es un traje de baño UHF , y el que cantaba el villancico “Me voy para Panamá”.
La señora me miró perpleja.
- ¿Qué es eso de traje de baño UHF?
- ¡Joé, Joaquín- contesté en broma- mira que habré hecho cosas en mi vida , pero nadie me ha recordado por estas…señora - dije a su madre- un traje de baño UHF es el que llevan los nadadores profesionales . Ese tan estrecho que es UHF, Un Huevo Fuera.
María Rosa rió de buena gana..
- ¿Y tú dabas clase en Viaró?...¿de qué?.
Joaquín lo pasó en grande aquella tarde. Y yo.
Allí decidí, si me dejaban, visitarle cada lunes hasta que se fuera al cielo. Entonces alguien me comentó que era cosa de meses…dos años duró la suerte de acompañar a este hombre.
Nunca lo dije, pero la razón de esa decisión fue la mirada de Joaquín. Mi mujer, Manuela, había fallecido de ELA dos años antes. Y los dos compartían la mirada de ese tipo de enfermos. Una mirada de ojos grandes, limpios, de una intensidad afectiva inmensa.
Y los dos tenían un sentido del humor ma ra vi llo so.
Cogí la
costumbre, que aprendí
acompañando a otro
enfermo, Jaume, de besarle en la frente
al entrar en
su habitación, y
al despedirme.
Él
cerraba los ojos como
si fuese un
mosquito chocando contra un
parabrisas. Su madre se reía mucho
con estas cosas.
Durante esos dos años Joaquín fue madurando en el amor.
Una tarde me dijo “ hace unos años a un tío como tú no le hubiese dado ni agua”.
- Hace unos años yo tampoco le hubiese dado agua a un tío como yo. Y hoy tampoco.
Se refería a que yo había abandonado mi vocación como numerario, y eso a él le resultaba muy duro…
Pero el dolor madura. Tiempo tuvimos de hablar de esas cosas.
Le gustaba preguntar: “ ¿ qué me cuentas?”.
Y una de nuestras conversaciones favoritas era sobre Manuela .
Y hablábamos de
la muerte, la de
ella, y la
suya. Joaquín era un tío
muy sensible, pero duro. No lloraba, Yo me implaba
con el recuerdo de Manuela, y
él tomaba nota
interior.
Estaba harto de su enfermedad ( su madre, con gracia, le preguntaba “¿ cuántas apisonadoras han pasado hoy por encima, hijo?: 20, 30, 45?… y él asentía al llegar a la cifra límite del día...( decía que la esclerosis a veces era como si te pasara una apisonadora por encima).
El rostro de Joaquín , lo mismo que en otros enfermos, era como esas placas de revelado que el amor, y el dolor muestran el alma que anida dentro.
Un día le conté la excursión que había hecho el fin de semana.
- ¿Has desconectado?- preguntó.
Entonces me pregunté cómo desconectaría él , atado a una cama tantos años inmóvil.
-Yo desconecto cuando comulgo.
Me
vi pequeñísimo, centesimal. Uno
, que tantas
comuniones ha hecho
en su vida, tantas ratos de
oración, tantos consejos
ha dado…y ahora
descubre que ha
sido incapaz de
desconectar de tanto
ruido.
Joaquín era un tipo muy divertido. Mucho. Y pienso que era cosa que le venía de cuna, pues su madre tenía un sentido del humor cosa fina..
- Mata y
come, Suso- decía con
gracia , como un
lema , cuando
te despedías.
- Déjalo de mi cuenta, respondía si le pedías que rezase por una intención. Lo hacía con gracia, como si fuese Marlon Brandon en el Padrino.
Disfrutaba bromeando con José Luis, el vecino de la residencia donde vivía. José Luis se dejaba hacer. La verdad es que era una relación bien curiosa. Le bromeaba llamándole “Madre Superiora".
Pienso que Joaquín sin José Luis hubiese sido otro. Y José Luis sin él. Estoy seguro que nada será lo mismo para este hombre, en apariencia tan “ciborg”, que esconde un corazón de quilates.
La relación con su madre , María Rosa, era muy intensa y conmovedora. Era muy divertida, sin secretos, de una sinceridad encantadora. A la vez sin cursilerías.
La enfermedad y la muerte estaban presentes con una naturalidad maravillosas, lejos de ñoñerías, de histerias, de beaterías.
Lo diré en aragonés modo: se querían un güevo.
Una temporada pareció que Joaquín se nos iba. Pero se recuperó.
Estaba hablando con él y entró su madre. Le susurró “dame un beso, mamá”.
Y María Rosa , divertida, le dio el beso y añadió :
- ¡ Caramba!, ¡ que tú me pidas que te dé un beso!. ¡ Qué habrás visto en las puertas del Cielo ¡. Parece que has ido a san Pedro y le has dicho , “ un momento, que bajo a hacer unos temillas que tengo pendientes y ahora vuelvo.
Una mañana Maria Rosa me dijo : a la gente hay que quererla mientras viva, sin reservarse nada. No quiero ser la típica persona que cuando fallece alguien cercano se lamenta de lo que no hizo.
Otro tema que le chiflaba era el de la Fundación “Romper Barreras”.
Me comentaba:
- Tú tienes un don. Eres un payaso de primera. Y tienes la cara más dura que un zapato.
La verdad es que eso de que me llamen payaso , así, en vena, y caradura, pues no me gusta. Y por mucho menos he contestado cosas muy feas,
Es más, tuve un jefe que me decía eso , el hombre era así de gilipollas, y , como estrategia, cada vez que me lo decía, le pedía aumento de sueldo. Ser un payaso de primera tiene un precio..
Pero en Joaquín el tema era distinto. Lo decía presumiendo de uno. Se sentía orgulloso de que jugaras en su equipo
Soñábamos haciendo planes, a quien pedir dinero, qué campañas podríamos poner en marcha
Y el entusiasmo que tenía y contagiaba por la empresa BJ Adaptaciones