domingo, 29 de julio de 2018

EL ASNO DE BURIDÁN

El asno de Buridán  es  el  caso absurdo de un asno que no sabe elegir entre dos montones.

Entre un montón de avena y un cubo de agua, por ejemplo,  y que a consecuencia de ello termina muriendo   de sed. Se trata de  una paradoja, ya que, pudiendo comer, no come porque no sabe, no puede o no quiere elegir qué montón es más conveniente, ya que ambos montones le parecen iguales.

En su cerebro las pulsiones de hambre y de sed le neutralizaron de tal forma que el asno quedó paralizado a mitad de camino entre el pesebre y el abrevadero. 

 Esta parálisis del asno de Buridán la he visto reproducida a menudo en muchos ejemplares humanos. Quieren quedar  bien, pero no saben quedar mal . Llegan a la estación de Atocha  en el AVE  y  derrepenete, depronoto , quedan rígidos y quietos parados. Las ansias de fumar y de hablar por teléfono con el móvil se cruzan. ¿Qué hacer?: cavar  no  puedo, mendigar  me da vergüenza ,  y ellos no pueden elegir entre el aparato y el cigarrillo. 

Esta indecisión del asno de Buridán no sólo se aplica a las reacciones mecánicas de los cuerpos humanos. También atañe a la sensibilidad  más profunda . Un lujurioso no sabe escoger entre  la carne de una joven y la pereza  que da  seducir a alguien. Y se  queda en tierra de nadie.

Un matrimonio está  apunto de  romper  y liarse a tortazos y, al mismo tiempo deciden ir  juntos a Misa   . En este caso, el odio y  piedad  llegan a una síntesis y todo queda reducido a pasear hasta la Iglesia  con el aburrimiento consabido. Ese tedio de silenciofamiliar  puede durar toda la vida hasta transformarse en una buena amistad. 

Yo también me debato  entre  mandar  todo a  la mierda o  o tomarme un Jacks Daniel's.



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