Esas que vienen a cada momento, en cada resolución o parada, en cada razonamiento. De las que destrozan las certezas, las sentencias, los recursos; esas que habitan en decisiones y promesas.
Dudas que hacen incertidumbre lo maravilloso, que nos hacen pensar y nos quedamos quietos y empequeñecidos, no decidir al momento y no tener claro dónde vamos, y por qué.
Dudas que nos impiden crecer, creer, disfrutar, conocer y nos hacen perder muchas energías. Tiempos oscuros en tierras de penumbras.
Dudas personales y transferibles. Dudas, que son miedos tantas veces prescindibles, que no nos dejan caer pero tampoco caminar erguidos. Que se llevan en la mirada, y en ese titubeo, ese "no sé". Son el sí pero no, el quiero pero no debo. La causa de pedir perdón, de las lágrimas y los “debería”.
Dudas que son el hilillo del que colgamos sobre el abismo y no sabemos si sostendrá todo nuestro peso. Lo que nos pone a prueba, lo que nos hace decidir entre no pecar y penitencia.
Esa biografía que hace que pensemos escribir un "sí" o un "no", y estamos allí, quietos parados, con el bolígrafo en los labios.
Sólo no he dudado - ¡ qué maravilla!- ante el amor.Siempre fue sí. ¡Sí!.
Siempre saltar de la pecera al mar.
Se habilitó la moderación de comentarios.
Se habilitó la moderación de comentarios.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar