lunes, 3 de junio de 2013

EFECTO PLACEBO.


El efecto “placebo”, como se sabe, es la técnica terapéutica que consiste en dar al enfermo unas cuantas píldoras de colores, extraídas de un envase de diseño con una etiqueta impactante. Se le explica que cada día se va a sentir un poco mejor, y a ver si cuela. 

Es el elisir d'amore del profesor Dulcamara, el retablo de las maravillas de Chirinos y Chafalla, la imposición de manos de la vieja curandera. Todo se fía a la fe que el paciente tenga en el médico porque la fe mueve montañas. 

Yo lo usaba con los chavales que venían al despacho de profesores con carica de besugo mustio y te decían que les dolía la cabeza. 

El rito siempre era el mismo. Muy serio, le ponía la palma de la mano en la frente y exclamaba “¡caramba, estás ardiendo!,¡debes de estar a punto de estallar!”...entonces cogía una aspirina del botiquín, y una tirita. Le colocaba la aspirina en la frente, y la sujetaba con la tirita, bien grandota. El chaval, con la cabeza mirando al techo se dejaba hacer. Después le advertía con voz de Doctor Vilches... 

- Deja que la aspirina penetre poco a poco en tu piel hasta el cerebro, y en unos segundos estás dando saltos, majete. No te muevas mucho hasta que notes el efecto,¿eh?.
 
Y la criatura salía lentamente, casi de puntillas, con la cabeza mirando al techo. 

Oye, mano de santo. 

El problema fue cuando uno de estos críos llegó a su casa con un pedazo de esparadrapo como la vela de un bajel, y la madre, acojonada de lo aparatoso del apósito, le pregunta que qué ha pasado. Le cuenta el chaval, y la señora le desenrolla el asunto y ve caer la aspirina... 

A la doña le pareció una broma de mal gusto y una humillación, más que nada porque sentía que su hijo había sido tratado como un gilipollas. La verdad es que no fue esa la razón...se lo hacíamos a todos, gilipollas o no.

Y me cayó la mundial.

3 comentarios:

  1. ¡Si es que hay cada padre más rancio...! ¡No se cómo los aguantais los maestros! En casa las enfermedades se daban sobre todo a primera hora de la mañana, cuando no te querías levantar para ir al cole.
    -"Papá, ¡Me duele aquí!"
    -"Es imposible que te duela ahí, ¡porque ahí no tenemos nada!"
    Y ¡Hala! ¡A clase! (Completamente curados)

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  2. No sé por qué se enfadaban. Yo lo he visto hacer con estampas y reliquias del Fundador. Por lo menos una pastilla tiene una connotación sanitaria.

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  3. Últimamente en el Barullo, no comenta ni Tarzán. Volvemos a los orîgenes.

    ¡Viva el Barullo, y viva Susto!

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