Sé que me lees – tienes un esbirro con su catalejo observando
a diario si cumplo mi pena. Estoy secuestrado.
En el siglo I antes de Cristo las rocosas costas de Cilicia en el
Asia Menor eran un vivero, nido y refugio de piratas. Algo parecido a
la Isla Tortuga de “Piratas del Caribe” , donde el capitán
Barbosa reclutaba sus tropas. El ocaso tanto del poder de Macedonia
como de los imperios impulsados desde Egipto y Babilonia había
generado un vacío en la región que sólo llenaban los señores de
la guerra que a su vez protegían, organizaban y financiaban a los
clanes, cofradías y hermandades de piratas.
Un día del año 74 a. C. capturaron una galera romana que se
dirigía a Rodas, creyeron estar de enhorabuena cuando contemplaron
con asombro la reacción del joven patricio romano que formaba parte
del pasaje.
El joven romano afirmó chulesco que no sabían a quién tenían
por rehén, que él valía bastante más que esos 20 talentos que
reclamaban como rescate , y pedía que subieran el precio.
Pero los corsarios de Farmagusa no sabían dónde se habían
metido. El joven patricio romano se llamaba Cayo Julio César . Tras
acordar un rescate de 50 talentos, César envió a sus acompañantes
a recolectar el dinero entre las colonias romanas de las
inmediaciones y permaneció con los piratas en un entorno de barcos
anclados junto a la costa, hogueras nocturnas en la playa y
minúsculos pueblecitos marinos.
El joven romano dejó pasar el tiempo, dedicándose relajadamente
a escribir y confraternizar con los piratas. Incluso declamaba ante
ellos piezas oratorias y poemas. Ellos se lo tomaban a broma y le
iban cogiendo afecto.
La negociación culminó con éxito, los 50 talentos fueran
recolectados y entregados y César quedó en libertad. Imaginamos la
despedida entre abrazos festivos de sus captores. Pero tan pronto
como volvió a ser dueño de sus actos, la máscara de la amabilidad
se desprendió de su rostro y dio paso al hijo de puta que siempre
fue César.
Apenas puso pie en tierra firme, organizó una escuadra
improvisada y volvió con ella a Farmagusa, en cuyas playas los
piratas aprovechaban su dinero fresco para entregarse al alcohol,
las mujeres y el desenfreno en una bacanal delirante. Desprevenidos
como estaban, los piratas fueron presa fácil de César, quien en un
primer momento los encerró en la cárcel de Mileto y más tarde
ordenó crucificarlos y dejados al viento imperio hasta que fueran
devorados por las alimañas y el tiempo.
César tuvo, eso sí, un buen detalle con quienes habían sido sus
compañeros de juegos y tertulia durante casi mes y medio al ordenar
estrangularles antes de exhibirlos en la cruz, ahorrándoles así una
lenta y dolorosa agonía. Era un buen chico este César.
No sé si lo pillas, piratilla, pero yo también he recolectado
dinero para mi rescate...y juro que colgará tu cabeza del palo más
alto de tu barco.
(HOMENAJE A TONY SOPRANO)
(HOMENAJE A TONY SOPRANO)
Ya iba siendo hora de que me dedicaras una entrada, depués de tanto tiempo.
ResponderEliminarReconozcámoslo: suena amenazante
ResponderEliminarDe amenazas nada. Es el amor.
ResponderEliminar¿Amenazante?...¿amenazante?...¿qué suena amenazante en este cuento, homenaje a Toni Soprano (R.I.P)
ResponderEliminarEso mismo digo yo.
ResponderEliminarSusto, mejor mañana nos describes el amanecer en tu Barullo, que no creo pas que esté en condiciones para verlo.
ResponderEliminarBastantes más de 18 whiskies y de 39 tacos. Dylan era un mierdecilla.
ResponderEliminar(Swansea, Gales, 27 de octubre de 1914 – † Nueva York,9 de noviembre de 1953)
ResponderEliminarSus últimas palabras fueron "he bebido 18 vasos de Whisky, creo que es todo un record"
Me uno al homenaje al Sr. Soprano.
ResponderEliminarUNA DE PIRATAS
En los tiempos del saqueo al Nuevo Mundo, los galeones castellanos cruzaban el gran Oceano con sus bodegas llenas de oro.
En tierras de la Gran Bretaña al Lord Carrinthong se le ocurrio la idea de su vida: vaciar las carceles de maleantes, embarcarlos en agiles goletas, otorgarles patentes de corso para que le dieran matarile al floreciente comercio español, y volver a llenar las carceles con los miembros de la oposicion. Triple objetivo de un plumazo: deshacerse de cinco mil chorizos de un golpe, torpedear al Rey catolico y cargarse a la oposicion.
Obtuvo por ello parte del condado de York y una catedra en Oxford.
El 15 de mayo de 1525, festividad de San Isidro, el galeon español VIrgen del Cortijo fue abordado por el corsario ingles Full Power, su tripulacion apresada, y el capitan D. DIego de Avellaneda encadenado al palo mayor.
El capitan corsario, un tal Jack Daniels, pidio rescate al gobernador de la isla de Jamaica, siendo esta su respuesta: En realidad estamos mas tiesos que la mojama; el oro fue enviado a Castilla. Encomiendo el alma de D DIego y la de su tripulacion.
Aquellos corsarios pronto confraternizaron con la tripulacion española, pues ya se sabe que los mindunguis tendemos a comprendernos en tiempos de tribulacion y desasosiego.
Durante dos meses estuvieron en la isla de la Tortuga, donde dieron suelta a cuantas cuitas guardaban sus almas pecadoras. Hasta D. DIego, gran aficionado al naipe, acabo jugandose los cuartos con el corsario Jack, en un novedoso juego que mas tarde se llamaria poker descubierto.
Bebieron, bailaron y establecieron intensos contactos con la poblacion aborigen.
Tras la respuesta del gobernador, Jack Daniels no tuvo mas remedio que tomar una decision, pues andaba en juego su prestigio.
Convencio a la tripulacion española para que se unieran a los corsarios, empresa facil, pues tras beber juntos durante los dos meses de espera, las negociaciones fueron agiles.
Pero el destino de D. Diego estaba marcado por el destino y fue condenado a ser arrojado por la borda y ser devorado por los hambrientos tiburones caribeños.
Sus ultimas palabras fueron: Jack, me caes bien, pero que quieres que te diga; dadas las circunstancias he de chiscarme en tus muertos mas frescos.
Fue el propio Jack, el que sable en ristre, empujo al pobre D DIego a la profundidad de los abismos azules.
Eso si, se despidio con respeto de su amigo de naipes con un sincero:
D. Diego, nos vemos en el infierno.
Cada vez que leo sobre Tony Soprano, me viene a la cabeza "josmíos, escarmentádmelos bien..." es la entrada que escribiste sobre el loro Matatías. Me troncho de risa descaradamente
ResponderEliminar"O fortunatos nimium, sua si bona norint, agricolas"
ResponderEliminarhttp://www.papelenblanco.com/novela-grafica/asterix-y-obelix-mucho-mas-que-un-comic-para-ninos-iii
Algo se está cociendo en derecho.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuy bueno.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
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