miércoles, 13 de enero de 2016

UNA HISTORIA

Lo conocí en Barcelona. 

Era un bon vivant , muy de la raza que gusta retratar a Mercedes Salisachs en sus novelas : tenis por la mañana, amores por la tarde, lecturas  a cualquier hora y para cenar, como plato único, una película de cine.

Cazar mujeres al ojeo y vivir  de rentas , fue su primer oficio. 

Su primera amante fue su sobrina .  Era un hombre que estaba siempre con el arma cargada en estado de revista. Por sus brazos pasaron innumerables mujeres, casadas y solteras, unas muy finas y otras de perfiles algo ñapas.

Llevado de su obsesión sexual  era capaz de estarse inmóvil  en la puerta trasera de  una tienda de ropa  de señoras bien  , con un cigarrillo Marlboro en los labios, esperando a la dependienta cañón a  la que había invitado  a desayunar  horas antes .

A veces jugaba una simultánea, como en el ajedrez, con dos o tres  aventuras   al mismo tiempo. En una partida avanzaba un peón, en otra se comía un caballo , en otra hacía jaque mate.

No era monógamo, decía

-  Con dos o tres me iba mejor. Ellas  sabían  que uno era  así, y me  decían " no cambies,es  mejor que sigas  siendo   como eres "  .  No querían  perderme, pero tampoco fidelidades eternas. Les gustaba  mi inmadurez . Cuando jugué a la verdad, a entregarme del todo a la persona que quería, esa persona inmediatamente  me enjaulaba.

Cuando le conocí se había casado con la hija única de una de las mejores familias de la burguesía de Barcelona. Una mujer madura, de un rubio  leonado , algo  tontita, que   gustaba  presumir de haber sido novia de un famoso  escritor  catalán.

Yo le  miraba a él  ,pero parecía no importarle .   Le había dado un hijo a esa mujer y, probablemente  buscando  una vida   mollar sin pagar mucho peaje , podía seguir con aventuras  menos arriesgadas. La edad  no  perdona, y era hora de recogerse y buscar  el calor de un nido con tres casas: Barcelona, Maresme, Puigcerdá.

Un día  me dijo  "lo que más me jode de la vida que llevo hoy es que las mujeres  te miran, pero no te ven". 

-¿Qué mujer podría enamorarse de un hombre que pide  arroz hervido  en un restaurante y  que hace  bolitas con la miga de pan?

La vida de este seductor  tuvo su desgracia en su  hijo. Carne de psiquiatra. 

Un padre del colegio que envidiaba la vida sin aristas de este  hombre , al saber la enfermedad de su hijo me dijo:  "Por fin a este vividor  le ha sucedido recoger la siembra de su imagen: un hijo idiota".

Sentí una pena  muy profunda por  ese comentario. La  envidia es muy mala.

Me dicen que ese hombre está hoy en la cárcel  por intento de envenenamiento de su  mujer.

¡Qué mala es la codicia!



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