lunes, 16 de septiembre de 2013

SECRETOS


Escribió Kierkegard que “el que tenga un secreto que no se case”.

Conocí y sufrí de varios que les explotó el secreto en las manos cuando menos lo esperaban. Uno por un currículum académico sin terminar, años después, ya en su trabajo profesional. A alguien se le ocurrió pedirle el certificado de estudios, y resultó que ni abogado , ni doctor en derecho.

Otro por una enfermedad venérea que ocultó. Pero el bicho latía dentro.

Y unos cuantos más que desaparecieron en combate antes de pasar por esa vergüenza del secreto revelado a su pesar.

Un secreto, y todas las mentiras lo son, es expansivo y asfixiante siempre. Siempre. No creas que el tuyo no, porque te equivocas. Te obliga a una constante tarea de camuflaje, y disponer de una memoria trufada de recuerdos de tus mentiras.

Una de las cosas que mas me han echado en cara mi gente – familia, amigos, amores, jefes- es el exceso de sinceridad, y qué necesidad tenía de contar mi pasado. ¿A quién le importa?.

Después, cuando los años han pasado, de ninguna de esas sinceridades me arrepentí.

13 comentarios:

  1. Adjudicarte la licenciatura cuando no has terminado (como la vicepresidenta de la Generalitat de Catalunya Joana Ortega: mentirosilla...que nos llevas al huerto ¿qué más escondes?), pasa. Pero lo del doctorado...
    El defensor del lector de La Vanguardia está ahora con un asunto. Alguien escribió una carta explicando que con el coste del fichaje de Neymar se podría resolver el problema del la malnutrición infantil en Catalunya. Su queja es que cuando se la publicaron cambiaron "Neymar" por "Bale".

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  2. Cierto, nos escondemos en nuestras mentiras. Nos excusamos tradándolas de mentirijillas o mentiras piadosas. Y seguimos mintiéndonos. tengo mucho que aprender, y en este tu blog me parece que no me va a faltar aprendizaje.

    Gracias

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  3. Aquí aprendemos todos , todos los días...¡gracias y bienvenida!

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  4. Pienso que lo del matrimonio y lo del trabajo son directamente mentiras, y en el caso del matrimonio, además, temeraria. Conocí el caso de un señor, casado, al que le gustaban los jovencitos, nadie lo sabia, ni siquiera su mujer... En un viaje de trabajo, en el África profunda, de inspección en un gasoducto, dio rienda suelta a sus impulsos y se lío con un negro. Lo demás lo podéis imaginar. Volvió a España y contagio el sida a su mujer. Creo que fue de los primeros casos en Europa, antes de que se pusiera el nombre a esta enfermedad.
    La mujer se contagio, claro, y fue perdiendo el pelo poco a poco. Murió sin saber lo que tenía. Era un alma cándida.

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  5. Si, todos tenemos secretos, y no creo que sea malo, salvo cuando afecta a otros, cuando por ocultar algo estamos haciendo daño a otros ¿No?

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  6. Lo de los curriculae falsos esta a la orden del dia, sobre todo en los puestos en los que la gente cae en paracaídas, o sea a dedazo. Y sucede también en la Administración, en estas sociedades publico-privadas, en los puestos mas jugosos, los cargos de gestion. Son los que sin tener ni re pajolera idea de nada, impulsan, coordinan y dirigen...
    ¡Así nos brilla el pelo!

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  7. Quizá lo de tener o no tener secretos es algo muy personal. A mí no me gusta tenerlos con quien comparto mi vida, me siento mal, lo cuento todo. Esta es mi línea general de actuación.
    Si no cuento alguna cosa concreta, es porque sé que se molestará y quizá lo exagere un poco (me voy a tomar unas cañas con Carlos y le digo que estoy con Antonio, porque no soporta a Carlos; pero no me voy a tomar unas cañas con Tere y le digo que estoy con Antonio... si voy con una Tere -que a veces voy- le digo que voy con Tere, porque si se da cuenta podría ser origen de confusión).
    La prima de mi madre pensó que se casaba con un millonario, con casa en el Paseo Bonanova. El día antes de la boda le dijo que estaba arruinado, que vivirían en un pisito de la calle Balmes (corría el año 1962). Se lo podía haber dicho un poco antes... aunque un piso en la calle Balmes de Barcelona tampoco está mal (pero no es la vida que ella pensaba, la que ha llevado) ¿es esto jugar sucio? ¿coacción?

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  8. ¡Hombre!...el tío fue sincero un día antes...un día después, pues no sé, casarse por la cartera tiene esas cosas.

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  9. Desde mi agnosticismo practicante, es obvio que la verdad nos hace libres.

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  10. Yo odio los secretos. Probablemente por dos razones: porque soy una cotilla y porque soy una mentirosa pésima. Sobre los segundo, no hace falta explicar las razones por las que procuro evitarlos: siempre acabo metiendo la pata y siempre me pillan. Sobre lo primero, he de decir que soy una compulsiva seguidora de Arthur Conan Doyle: basta que una cosa huela a secreto para que me entre un furor detectivesco que no puedo controlar. ¡Los esfuerzos que tiene que hacer el pobre Lemuel para esconder mis regalos de cumple!

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  11. Los secretos más espectaculares son los que están a la vista de todos.
    Ejemplos mil.
    La golferia de los administradores de los caudales públicos y la incompetencia personal y manifiesta de la clase política actual.
    Cuando los secretos pasan a formar parte de un sistema, éste adquiere un peligroso color negruzco y desprende un olor fétido,
    Como si fuera una herida gangrenada, que sólo se puede curar si se amputa el miembro.
    Ahi estamos.

    Acostumbrados ya a confundir un arañazo en la rodilla, con la consecuencia de una esquirla de metralla que se nos ha llevado por delante el muslamen.

    Cojeando con la elegancia de un condenado a amputación, que silba ocioso cuando le hablan de su fétida pierna.

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  12. Estoy de acuerdo con Driver, que amputen, que amputen,...

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  13. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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