En la travesía de
nuestra vida siempre encontramos trampas, escollos, o accidentes
más o menos ocultos a nuestra vista que van a intentar que no
lleguemos a buen puerto. Estas trampas recuerdan a algunas de
aquéllas a las que tuvo que enfrentarse Ulises en la Odisea. Los
cantos de las sirenas eran tan bellos que los marineros, incapaces de
resistirse a tales encantos, dirigían sus navíos contra las rocas,
se estrellaban en ellas y perecían. Ulises, sabedor del peligro que
les acechaba, ordenó a sus hombres que se pusieran unos tapones en
los oídos para no quedar seducidos por esas sirenas que sólo
buscaban su perdición.
Pero el tío no se perdió
la serenata...jugó fuerte y le salió bien. Imagino que no debió
pasarlo bien atado a ese poste.
Las trampas son nuestros
filtros mentales y su gran poder estriba en que tienen la capacidad
de alterar la percepción de
lo que vemos, y pueden por ello conducirnos a nuestra propia
destrucción sin que ni tan siquiera nos percatemos.
La forma más efectiva de
alterar la percepción de lo que vemos es crear ciertas emociones. A
eso se dedica toda una industria , a hacernos ver lo que no existe,
apetecer lo que no necesitamos, disfrazarnos de lo que no somos.
Ellos saben que cuando uno cambia la forma de ver las cosas, las
mismas cosas cambian.
Pero es mentira.
Esto significa que hay
gente, quizás tus jefes, tu banquero, el Corte Inglés, algún
compañero de trabajo, quizás tu novia, algún amigo, incluso tus
padres , que pueden presionar una parte de ti y conseguir que caigas
en la trampa. Te conocen y saben donde está tu vanidad, o ese afán
de no contristar a los demás, o ese miedo a quedar mal...y lo usen
en beneficio propio. Harán contigo lo que quieran.
Pero también significa
que puedes cambiar. En lugar de vivir del exterior, vive de tu
interior. No eres una estructura rígida, ya formada. El que te
cambió por fuera no puede nada contigo si empiezas desde dentro.
¿Cómo se hace?.
Comienza como los marineros de Ulises. Tápate los oídos. Busca el
silencio unos minutos al día. No se trata de eso de “el reino de
Dios está dentro de vosotros”, o sí. El consejo sirve lo mismo
para creyentes y gentiles.
Acostúmbrate al silencio. Si lo
consigues, poco a poco te irás transformando y llegarás a
entender eso de “no te preocupes por el que comeré, o qué
vestiré...cada día tiene su afán”.
Noto que llevas tiempo buscando otra manera de estar en el mundo,y parece que lo estás consiguiendo.Entrada sugestiva,Una meta a perseguir.Gracias.
ResponderEliminarGracias a ti.
ResponderEliminarLa verdad es que llevo tiempo que no me gusta nada lo que veo, lo que vivo, lo que observo normalmente a mi alrededor, y en mi mismo.
Con optimismo, pero decididamente, me afano por buscar. Y creo que todo empieza por los "adentros". Los clásicos también ayudan, y mucho.
Hacer tabula rasa de casi todo de lo aprendido, o mirarlo desde otra pèrspectiva.
¡Preciosa entrada!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarA veces me atrapa el caos y el desorden que reinan en nuestro Planeta y en todo el Universo. Mi mente no puede con tanta información y mi corazón se llena de angustia y pesadumbre. Pero otras, es el corazón el que descubre que detrás de ese aparente caos se esconden la bondad, el amor y la belleza latentes en la Vida, la Naturaleza y el Arte. Y el caos se transforma en equilibrio, en armonía, en alegría, es decir en creatividad. Comprendo entonces que el caos y el orden son parte de la misma Realidad que amamos, pues jamás sabríamos qué fuera el día si no existiera la noche, ni de las gozosas presencias sin el dolor de las ausencias.
EliminarDicen que, antes que Ulises, los argonautas también habían conseguido atravasar el estrecho de Mesina y sobrevivir. Ulises utilizó ese truco de tapar los oídos de sus hombres con cera, pero, como todo lo que hacía Ulises, es un método un poco tramposo: no oigas (no leas, no veas pelis, no te trates con según quién...)al mundo y así el mundo no te llevará a la perdición.
ResponderEliminarLos argonautas tenían la voz de Orfeo, que por ser más hermosa que la de las sirenas, les protegió de la maldición de su canto. Yo personalmente prefiero tener un Orfeo que unos tapones de cera.
Buena entrada Suso.
ResponderEliminarDicen que lo que no mata, engorda. Aveces las trampas y los obstáculos también sirven para crecer. Y, estoy de acuerdo, todo sale de dentro.
ResponderEliminarNo se si tiene mucho que ver con el tema, pero me viene a la cabeza una frase de la Biblia que dice algo así como: de lo que tienes en el corazón habla tu boca. Me encanta. Me parece muy acertada.