EL MAPA DE LOS FANÁTICOS

La sabiduría está abierta a la experiencia. Conocemos sabios que lo son por acumular una memoria de su experiencia vital, y de la observación de las cosas. No han estudiado, algunos no saben leer, y son sabios.

Todos los sabios que he conocido tienen un común denominador que se resume en una sentencia fantástica: «saben rendirse ante la evidencia». Gracias a esa virtud sacan provecho de los errores, lo que es una gran demostración de inteligencia.

Si atendemos a mucha gente que anda perdida por los pueblos más ocultos de este planeta veremos que son pequeñas culturas hechas de esa observación que aprende. Todo tiene un sentido y su por qué.

Lo contrario de la sabiduría es la estupidez, que se encasquilla en una creencia aunque pruebas evidentes demuestren su falsedad. Los psiquiatras saben que muchas patologías se caracterizan por esas evidencias erróneas o invencibles. Las alucinaciones son un caso claro. El paciente oye lo que oye y nadie puede convencerle de que su experiencia no tiene un desencadenante real.

Aquí escribía un tal Tono que, sin lugar a dudas, oye lo que oye, y es receptor único de esos mensajes del Apóstol. Pues de puta madre.

Pero la estupidez no es una patología, sino un torpe uso de una inteligencia normal.

El fanatismo es una forma de estupidez. Aparece cuando lo que se preveía y creía queda invalidado por la realidad. ¡No importa!: no se reconoce error alguno.

Se introducen las variaciones adecuadas para no tener que cambiar la creencia previa, que es de lo que se trata. Una actitud fanática queda así inmunizada contra la crítica. Un ejemplo. Colón era catalán, Cervantes también , santa Teresa era en realidad Teresa Enríquez de Cardona, abadesa del monasterio de Pedralbes, y lo que se quiera,oiga, que sobran tontos para creer lo que sea.

“Sabía la fecha de su muerte...pero como entregó su vida a Dios, pues la fecha quedó al albur de la voluntad de Dios”....de este señor que hablo las “variaciones “ son de traca.

Remito a Sabino Arana, “ideólogo” con calles, plazas, premios y una alucinante masa de seguidores idiotizados por su ideología racista, xenófoba, paleta, beata y rancia. En el P.N.V. lo adoran.

Un último ejemplo (la entrada sería interminable)...Las religiones adventistas americanas habían predicho que Cristo descendería a la Tierra el 22 de octubre de 1844. No sucedió, pero tras las acomodaciones pertinentes, sus sucesores, los Testigos de Jehová, predijeron que ocurriría en 1914. Tampoco sucedió, pero eso no les hizo desconfiar de sus creencias, sino sólo posponer el hecho hasta 1915.

Y según dicen los que saben de esto, por fin ocurrió lo esperado, pero sin que nos diéramos cuenta.

Es que, desde luego...¡que no os dais cuenta!