Muchos
de los momentos decisivos de nuestra vida no estuvieron acompañados
por decisiones conscientes.
Por
razones profesionales, durante unos años me moví en polígonos
industriales entre empresarios de sectores donde la suerte lo era
todo. La suerte, pues ninguno de ellos sabía las razones exactas de
su éxito, ni el momento en que tomaron la decisión de abrir esa
empresa.
Todos
estaban en un sector: el de la maquinaria agrícola o de la
construcción. Y llegaban a él o por su condición de comerciales, o
de jefes de taller. Los dos eran razas de depredadores, muy poca
cultura, salvo la de los que “ven el aire”, y esos modos algo
bruscos de “empresarios de provincias” que una vez instalados en
el dinero lo enseñan de una manera zafia y hortera.
Los
que venían del taller eran “bueyes”: torpones al andar, cuellos
abotorgados, fuertes, sólidos, constantes, con unas manos con dedos
como morcillas.
Los
comerciales eran empresarios más finos, y vestían mejor.
Pero
aun siendo tan diferentes, los dos tenían en común, desde el punto
de vista social y de los estímulos ambientales, el ser como hijos de
la nada: hoy la mayoría de ellos, que ganaron muchísimo dinero,
están en la miseria.
Pero
ninguno de ellos sabía decirte en qué momento tomaron la decisión
de abrir una empresa y “triunfar” en el sector. La verdad es que
la mayoría tenían las manos manchadas en sangre de una traición a
su anterior jefe. Muchos venían de golpes de estado a algún amigo.
En
las empresas de hostelería también sucede lo mismo.
Estamos
en mundos de una vulgaridad animal y primaria.
Me
hacía gracia que esta gente no sabe hacer otra cosa que currar. Los
“bueyes” son incapaces de delegar, están todo el día en el
tajo...sólo cuando ya están, por motivos de salud, jodidos, pasan
el negocio a los hijos...que son para darles de comer a parte y
merecen otra entrada.
Entonces,
muchos de ellos se apuntan a un club de motorismo, iniciados por
algún colega, donde todo es comer y marcar moto....o viajar, ver
mundo con ojos de paleto.
Su
vida sexual, en muchos casos, también es brutal, anónima, porcina.
Pero
siempre encuentras alguna perla escondida.
Hace
unos días coincidí en el AVE con uno de éstos. Lleva tres infartos
entre pecho y espalda y parece que ha decidido vender la empresa a
precio de saldo y ver mundo con su mujer. Iban a China. Y hablando de
su sector, que está hecho un erial, y usando una metáfora de un
mundo que él conoce muy bien, me dijo...
-
Como en las carreteras mal señalizadas cuando viajas por allí, nos
hemos ido del “¡nos estamos acercando!” al...” vaya, nos hemos
pasado!”
Mucha gente se creía que ganaba dinero porque eran muy, muy buenos en lo que hacían. No se daban cuenta que un éxito tan desproporcionado no era más que la "suerte" en forma de burbuja económica. Todo eso reforzaba su manera de actuar. Para mí lo más divertido era ver los asesores de los que se rodeaban, algunos de ellos profesores del IESE. Todos a chupar del bote.
ResponderEliminarHago un paralelismo con el crecimiento del Betis en los setenta y ochenta. también nos pensábamos que era porque somos muy, muy santos y los demás no. Lo cual nos reforzaba en nuestro comportamiento. Hasta que la realidad te pone en tu sitio.
Yo creo que el Betis se favoreció del propicio clima político de entonces. Por eso van a la "cabeza". Conozco gente que se acercaba a ellos para relacionarse bien. Trafico de influencias del que sacan su tajada. Ellos gestionan los pedidos, porque eso es lo que hacen, pedir a diestro y siniestro. Es vergonzoso.
EliminarA nivel profesional, creo que son del montón.
A mi, hace años, me paso una cosa con una "amiga" de la obra, que me dejo de piedra: yo acababa de terminar la carrera y no tenía trabajo. Bien, pues esta persona me dijo que hablaría con otra chica cuyo padre tenía un negocio en el que yo podría trabajar (la otra chica no era del Betis pero iba por el centro). Hasta aquí, todo bien, la sorpresa vino cuando me dijo que me haría la "gestion" si colaboraba con un 10 ciento de mi futuro sueldo todos los meses. Dije que no, por supuesto.
Así es como se las juegan...
Tengo un amigo (ex amigo, en rigor, y sí, le tengo ganas) que se decía empresario y lo único que emprendió fue la constitución de una sl para dar forma a un pelotazo con el empleado de un banco. Canalizaban a través de ella los ingentes pedidos de objetos promocionales del banco, lo que, obviamente, no podía hacer el empleado sin antifaz.
ResponderEliminarDescubierto el pelotazo, se acabó el empresario, que alardeaba de su "éxito" (ciertamente notable en euros, pero sólo en euros) hasta tal descubrimiento. En resumen: ni empresario, ni éxito, ni leches. Sólo otro pelotazo como nueva muestra de la picaresca patria.
Toc, toc ¿se puede? ¡cuanto bueno por aquí! hacía miles de millones de años que no pasaba por aquí, tanto que creo que es mi primer comentario desde que el barullo es "barullosusto".
ResponderEliminarHe leido un par de entradas ¡buenas! me encantó la de Milagros, Por cierto que en algún lugar de Valladolid se ha de poder comprar la Vanguardia porque Paco el del Pgiama siempre la tiene junto a el Mundo y el Pais. Habrá que preguntarle...
¡Saludos y abrazos!
¡Chirly!...¡Existes!
ResponderEliminarPues ya me dirás dónde, a no ser que sea suscripción...me aseguraron que nnastis de plastis hasta en el Corte Inglés...
¡Bienvenido!