Llego a Barcelona desde Madrid y cerca de Sants paro en una terraza en Barcelona debajo de una sombrilla a cubierto releyendo a Pla y "la vida lenta".
Me siento un subversivo. No tengo nada más que hacer.
Frente a la tiranía de los horarios que hay que cumplir. Frente a la incertidumbre que proclama que el alma que uno tiene no se sabe donde va . Frente a la corrupción de la vida pública y toda la miseria que nos rodea , algunos nos purificamos leyendo, o rezando , en un banco de una Estación repleta de gente que deambula hormigueando.
Olvidado de todo.
Allí uno se acoge a los deleites sencillos de cada día y con ellos levanta un bastión inexpugnable.
Una persona leyendo es una forma de provocar.
Hoy asistimos a un espectáculo putrefacto: hay tanta corrupción que cada ciudadano en un juez que se ve forzado a dictar sentencia urgente en el bar, en el taxi, en la radio, en la oficina, en la parada del autobús, en la intimidad de la alcoba.
La corrupción ensucia la mente de la gente corriente hasta convertirla en sospechosa o inquisidora, en colaboracionista, en culpable o inocente de su propia opinión. En Cataluña esto está que apesta.
¿Entiendes ahora por qué hablar ahora de un hombre leyendo en silencio en una terraza es un acto revolucionario?
Te diré una coas. Leer así, en medio del bullicio de una Estación, es un caso de legítima defensa. Leyendo a Pla a cubierto del frío puede uno comenzar a redimirse de la suciedad que el barrizal de la vida le ha dejado en el cerebro la última temporada ejerciendo ahora el pequeño placer de saborear y contemplar otras vidas.
Leer es vivir dos veces. O mil.
Al terminar la lectura fui andando por la calle Entença. Esta ciudad anónima , lejana... de repente, me siento pequeño, indiferente, absurdo. Entro en una Iglesia y rezo. No es miedo. O sí.
"Me gustaría enterrar un objeto valioso en cada lugar donde haya sido feliz y, entonces, cuando sea viejo, feo y triste, podría volver para desenterrarlo y recordar" .
Leer es vivir dos veces. O mil.
Al terminar la lectura fui andando por la calle Entença. Esta ciudad anónima , lejana... de repente, me siento pequeño, indiferente, absurdo. Entro en una Iglesia y rezo. No es miedo. O sí.
"Me gustaría enterrar un objeto valioso en cada lugar donde haya sido feliz y, entonces, cuando sea viejo, feo y triste, podría volver para desenterrarlo y recordar" .
Cuánta belleza hoy...
ResponderEliminarGracias.
Cada vez me gusta más Heidegger cuando dice que el ser del hombre consiste en comprender. Y Gadamer cuando dice que nuestra relación con el mundo es lingüística y que lo que comprendemos y el medio de comprensión es el lenguaje (aunque el mundo no sea lenguaje).
ResponderEliminarQue la comprensión del mundo no es solo según un método científico, sino que el esfuerzo por comprender un texto es también una manera de acercarnos a la verdad. Porque la verdad existe (me hace gracia lo de la época de la postverdad).
Nunca leemos el mismo libro. El mismo lector es una persona diferente en cada etapa de su vida y llena los huecos del libro y tiene unas expectativas diferentes sobre lo que leerá en la siguiente página.
Pero sin una actitud abierta a las cosas nuevas siempre seremos la misma persona. Qué aburrimiento!!!
Nos vamos acercando al horizonte sin llegar nunca.